martes, 17 de noviembre de 2009

Partidocracia presupuestal

INSEGURIDAD
18/noviembre/2009

*El gasto del 2010 es electorero
*Consolidación fiscal, en el limbo

Reyerta para el agandalle. Eso fue lo que escenificaron los diputados federales con el presupuesto. Resultado de las sesiones que terminaron la madrugada de ayer en San Lázaro, con la aprobación del gasto del gobierno para el año que viene, por 3 billones 176 mil 332 millones de pesos.
Aunque los partidos avalaron a conveniencia. Nada más aprovechando el mayoriteo de algunos, como el PRI y el PAN (las migajas al resto) y, que el año presupuestado es tan electoral como el 2011 y el 12. Y del país, nada. En otras palabras, los legisladores atendieron más a exigencias partidistas y de aquellos gobernadores que tienen un mayor peso político, que a un proyecto de largo plazo. Es decir, ni propuesta del gobierno ni del propio legislador.
Lo que le arrebate Hacienda al causante menor —porque los mayores no pagan, o pagan miserias en impuestos— durante 2010 con los aumentos decretados en la Ley de Ingresos en IVA, ISR, y otros gravámenes que elevarán el costo de la vida, sin algo en cambio; eso es lo que se disputaron los legisladores y avalaron como Presupuesto de Egresos 2010, por 437 votos a favor, 25 en contra y 4 abstenciones.
Los grandes temas quedaron colgados de la brocha. Intocables, mejor dicho. Porque no hay reforma fiscal de fondo para el 2010. Como no hay propuestas importantes para recuperar la economía. Ni el empleo. No hay alternativa presupuestaria, como tampoco existe un proyecto de país. Y atrás de eso viene todo lo demás. Como la inseguridad, la pobreza, la deseducación, la enfermedad, y el deterioro en las condiciones de la vida de los mexicanos.
Tanto la Ley de Ingresos 2010 como el Presupuesto, de Felipe Calderón y Agustín Carstens, que avalaron los congresistas, son instrumentos económicos para seguir igual como país. No para salir adelante. Al gobierno el plan de austeridad no le afecta; como tampoco que el legislador haya dejado subsistir aquellas secretarías que Calderón intentó desaparecer. Quedan la Reforma Agraria con 5 mil 195.1 millones de pesos; Turismo con 3 mil 935.7 millones, mil 248.7 para la Función Pública. Pero para la mayoría de los mexicanos es como el sobre-morir en la crisis.
En otras palabras. Los instrumentos económicos del gobierno federal no sirven para salir del bache generado por la crisis en que derivó el “catarrito” de Carstens. Más cuando quedaron algunos temas como inabordables. Es el caso de los desfalcos a la nación realizados por otros gobiernos, como el de Salinas-Zedillo, la crisis de 1995 del rescate bancario que derivó en el Fobaproa-IPAB, cuyo monto en su momento representó el 20 por ciento del PIB, sin olvidar el rescate carretero. Deudas que se pagaron a cuenta de los contribuyentes. Por eso la disputa es tan sólo por un poco más de la décima parte de los egresos del gobierno federal, porque la mayoría está comprometido.
En el camino quedó, también, aquella timorata propuesta del gobierno federal de modificar el régimen de consolidación fiscal. Mecanismo que permite a las grandes empresas exentar del pago de impuestos. Porque las quejas no se hicieron esperar por parte de los empresarios.
Pero el legislador no le entró al tema. Tan sólo recuérdese que allá por mediados de octubre, los días en que se discutía esto de la consolidación fiscal, el SAT desnudó algunos corporativos empresariales, al enviar a la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados un reporte donde se señala tan sólo en 2008, los 400 grupos empresariales que operan en el país pagaron en promedio el 1.7 por ciento por concepto de ISR, por acogerse a dicho régimen.
Es decir, que este grupo de empresas, “que representan el 3.3 por ciento de los grandes contribuyentes activos del país, pagaron sólo 85 mil millones de pesos”, no obstante acumular ingresos por 4 billones 960 mil millones de pesos; o una “cantidad equivalente al 41 por ciento del PIB de ese año”. Y en 2009 será similar, porque la ley no cambia.
¿De qué se trata? Ah, pues la respuesta la tenemos en el vocero del CCE, Armando Paredes Arroyo. Para quien “la figura no debe desaparecer”. Claro, porque el sistema de consolidación fiscal, que “compensa pérdidas con utilidades”, no obstante hacerse concebido —cuando se creó en 1973— como incentivo a la capacidad operativa y financiera de las empresas, derivó en una herramienta para no pagar al fisco.
Pero no sólo lo risible que pagan. También están los que no pagan, que en muchos casos son los mismos. Nada más, los que cotizan en la BMV, el escaparate de la especulación, adeudan 232 mil millones. O sea. Que por un lado están los grandes empresarios que no pagan. Y por el otro los que cotizan que tampoco pagan. Pero esta es la clase de país que todos descomponen a su antojo, pero que nadie asume el costo de recomponer. Cuando puede hacerse tan sólo con la ley en la mano, y mucha voluntad política.
Como dice el mismo Paredes: “Si ha habido abusos en este tema, pues para eso es la autoridad debe fiscalizar, y si en algún momento el esquema actual tiene alguna falla, pues que se corrija…”. Pero ni gobierno, ni legislador le atoran. Qué importa que no paguen los ricos, si para eso está la sociedad.
Bueno. Ni siquiera los partidos adoptaron austeridad presupuestal para sus bolsillos. ¡Pero cómo, alegaron, si eso se presta a que el dinero de procedencia ilícita coopte a los candidatos a puestos de elección popular, o lleguen como representantes sólo los que tienen dinero! Pero cuál representatividad. La partidocracia, en alianza con el gobierno, finalmente, haciendo de las suyas y en contra de recuperar este país.
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Correo: sgb33@hotmail.com, http://lavidaespoesa.blogspot.com/
(*) Sociólogo. Exdirector de El Día.

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