viernes, 26 de febrero de 2010

Sigue la amenaza financiera

INSEGURIDAD
26/febrero/2010

*La superexplotación como remedio
*Empleos, con pérdida de derechos

La profundidad de la crisis financiera que encabezan los Estados Unidos y afecta a todo el mundo capitalista/imperialista —y principalmente a México, por su dependencia económica—, no se ha aquilatado todavía por los propios especialistas en el tema. Y no se ponen de acuerdo, no porque estén faltando los datos para un buen diagnóstico médico, sino sobre todo porque la crisis no parece haber tocado fondo y el paciente no está listo para la cirugía. Pero además hay un problema adicional mayúsculo, el sistema no se puede deshacer del cáncer que le está causando la destrucción: el propio sistema financiero, que resulta ser altamente especulativo, pero forma parte dé.
Con todo y se están ofreciendo ya algunos indicadores clave que anticipan una leve —por incipiente— recuperación durante 2010, el problema está irresuelto porque no se sabe aún cómo enderezar al propio sistema financiero, encabeza de la perversión sistémica. Es decir, que en tanto no haya medidas que atiendan al sector de las finanzas internacionales, principalmente de EU, tampoco se puede augurar que todo marcha bien. Al contrario. La economía real puede mostrar efectos regresivos, de caída como en 2009; es decir, consecuencias nocivas en el curso del presente año todavía. O pequeñas crisis recurrentes en los siguientes años, sin que aparezca un periodo de crecimiento en el largo plazo.
¿Por qué? Está visto que las medidas de transferir recursos públicos (o de las finanzas públicas) a los bancos como lo ha hecho el presidente Barack Obama, está resultando completamente insuficiente. Dinero tirado a la basura. Al igual que las tibias sugerencias hechas por el propio Obama a los banqueros, para que no arriesguen tanto en la dirección de sus inversiones. Porque llevan al país al punto de la catástrofe. Pero eso no les importa a los banqueros, y las buenas intenciones no funcionan. Es decir, que no habrá salida alguna al problema, hasta en tanto no se apliquen otro tipo de medidas.
¿Pero cuáles? Aquí es en donde —como dice el dicho— la puerca torció el rabo. Porque, se sostiene, no habrá una salida permanente —y por tanto de recuperación sostenida de la economía estadounidense primero, y mundial después (y mexicana igual)—, hasta en tanto no se apliquen políticas a fondo. Pero ese es precisamente el dilema. Y aquí difieren los economistas. Es frente a este panorama en dónde se ponen en juego los conocimientos, incluso de los premios Nobel en Economía. Pero no sólo los economistas, también las propias teorías, las corrientes de pensamiento y las escuelas económicas no saben qué ni el cómo. Ni para explicar, tampoco para proponer.
Por ahí se ha mencionado ya, tibiamente por cierto, que las “herramientas tradicionales” están agotadas y que no funcionan. Lo dijo el economista estadounidense, orgánico del sistema y Nobel-1998, Paul Krugman recientemente. Y sugiere, como se lo expresó al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, se deben adoptar “medidas más drásticas” como el “incremento de la productividad y la inversión en innovación”.
Pero aquí hace falta, todavía, señalar un tema importante antes de seguir. En este sistema capitalista/imperialista, ninguna crisis del tipo que sea que afecte a las economías, al dinero de los bancos o al sistema financiero en su conjunto —como en este caso— es absorbida nunca por los causantes de dichas crisis. Esto es, que el sistema se reserva para su retroalimentación, mecanismos para socializar las pérdidas. Para que las crisis sean pagadas por todos menos ellos, o lo mínimo.
El sistema financiero se vale del Estado y de todas las herramientas que éste pone a su servicio —como la política económica, monetaria, del tipo de cambio y fiscal— para salvaguardar los intereses económicos y financieros de los grandes inversionistas, ya sean del tipo nacional o extranjero.
Es decir, que si bien dicho sistema maneja una gran cantidad fondos, como colocación de deuda y bonos, y el respaldo lo obtiene de la colocación de deuda de las empresas vía la inversión en bolsa, cualquier falla es trasladada a la sociedad quien acaba pagando todo. O casi. Y los gobiernos se prestan para eso. En México sobran los ejemplos: rescate bancario, Fobaproa-IPAB, rescate carretero, etcétera, que se llevan cerca del 75 por ciento del gasto público del Estado año con año.
Retomando el hilo. Todavía falta aportar otros elementos para el análisis. Pero por ahora bastará con uno más. En el fondo de la dinámica del capital (del sistema capitalista/imperialista que se rige por la ganancia extrema o ultraganancia) está la cada vez mayor explotación de los creadores de valor. Es decir, los trabajadores generadores del valor-trabajo o plusvalía que luego se convierte en dinero y quienes resultan cada vez menos remunerados.
En otras palabras, por un lado la extracción de mayor valor expresada en la sobreexplotación (“mayor productividad”, dice Krugman; plusvalía absoluta y relativa, diría Marx. Lo que no es más que intensificar y prolongar la jornada laboral) de los trabajadores. Pero por otra parte, la caída paulatina de las percepciones salariales, expresada como pauperización del trabajo en aras de la obtención de un mayor rendimiento al capital y por ello de mayores ganancias.
Pues sí, estamos en los territorios de la teoría del valor. El mejor hilo conductor para comprender las contradicciones del sistema capitalista/imperialistas que ahora está en crisis en su parte financiera, y que sólo pretende salir exprimiendo mayormente a los trabajadores, los auténticos creadores y reproductores del valor de aquellos capitales que luego se creen muy independientes del sistema, especulan y lo corroen al grado de la destrucción. Se trata de lo señalado por el propio Marx, en el sentido que el sistema de superexplotación del capital lleva en su seno las contradicciones de su propia destrucción.
Entre tanto, el problema radica, precisamente, en que una acelerada extracción de valor implica exprimir más intensamente a la mano de obra (y abaratarla), y con ello presionar hacia la pérdida histórica de los derechos sociales y laborales de los trabajadores asalariados. La profundización de problemas ligados con el empleo —desempleo y subempleo—, cuyos índices no se recuperarán en los países del capitalismo/imperialismo, ni en los subdesarrollados como México, seguido de la desarticulación del movimiento obrero y sindical. Es la amenaza financiera.

Correo: sgb33@hotmail.com

miércoles, 24 de febrero de 2010

LA, en la Riviera Maya

INSEGURIDAD
25/febrero/2010

*Surge la Comunidad de Estados de AL
*Fructífera reunión de países de la región

“Para nosotros la patria es América, nuestros enemigos los españoles, nuestra enseña, la independencia y la libertad”: Simón Bolívar.

Concluyó la reunión de los 25 jefes de Estado y de Gobierno de los 32 países de la región de América Latina (AL). El anfitrión fue México. Y la cede, el bello lugar en Cancún, Quintana Roo, conocido como la Riviera Maya. Muchos temas, todos de interés para AL, importantes salieron a flote. Pero quizá el principal logro fue el anuncio de la creación de la Comunidad de Estados latinoamericanos y Caribeños, que en el 2011 definirá programa o principios cuando regresen a Caracas, Venezuela.
El viejo sueño principalmente de Simón Bolívar, pero también de otros Libertadores de la región Latinoamericana, como Francisco de Miranda, Bernardo O´Higgins, José María Martín, Lord Cochrane y quizá Agustín de Iturbide, asoma cada vez que hay un intento de esta naturaleza y se reúnen presidentes de países latinoamericanos.
Esta vez, frente a los embates de la globalización y la necesidad imperiosa de trabajar unidos —al menos esa es la plataforma que está detrás de la intentona de unidad— para superar los estragos de una crisis derivada de los trastornos financieros detonados desde los Estados Unidos. Una crisis que arrastra consigo al mundo y afecta especialmente a los de economías más débiles, entre ellos los de la región latinoamericana.
Por eso se intenta unir esfuerzos para que, con un trabajo conjunto, se puedan diseñar proyectos de autoayuda. Tampoco de compartir miserias, sino todo lo contrario, para intercambiar experiencias, hacer inversiones, negocios interregionales, y empeñarse conjuntamente para salir lo menos raspados de la actual crisis cuyo epicentro está en el norte continental. No digamos un manejo anticrisis sin las recomendaciones del BM y el FMI.
Por eso no se invitó a EU ni a Canadá. Como tampoco se hizo con España o Portugal. Pero también porque la recién creada Comunidad surgió en el marco de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, que a su vez juntó las sesiones de la 21 Cumbre del Grupo de Río y la II Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo. Un poco enredado, pero así fue.
Aparte de la anunciada Comunidad de Estados latinoamericanos y Caribeños, surgieron otros temas que causaron sorpresas o sobresaltos. El diferendo entre los presidentes de Venezuela Hugo Chávez y Álvaro Uribe de Colombia, donde ambos se dijeron sus cosas en tono elevado —y casi ofensivo—, pero que finalmente dio pie a sentarse a limar asperezas, dados los últimos acontecimientos. Pero, entre otras cosas, los confronta el asentamiento de bases militares de EU en Colombia, y porque Chávez es el principal detractor de esas políticas, tanto imperiales gringas como de presunta sumisión colombiana.
Del mismo modo se trató el tema de Haití, el de Argentina por las Malvinas y el de un posible tratado comercial entre México y Brasil. La solidaridad mostrada por todos los países con Haití, a raíz de la devastación que sufrió el país caribeño más pobre de la región.
Con Argentina, el consenso es para que al seno de la Organización de las Naciones Unidas, se lleve el tema motivo del diferendo que tiene ese país con Gran Bretaña, por la soberanía de las Islas Malvinas (motivo de una lastimosa guerra que confrontó a ambos países en 1982), dado que en estos días los británicos han comenzado a hundir sus perforadoras en plataformas marinas para la extracción de petróleo. Pero no sólo por ello, sino porque el control de esas islas, que están dentro de los mares territoriales argentinos, es reconocido por tratados internacionales caducos. No obstante que enmendarlos implica terminar con el viejo colonialismo imperial de dominación y de control, al que se resisten los países con políticas todavía imperialistas.
En el caso del posible incremento del comercio entre México y Brasil (un país cuya diversificación comercial en estos años aciagos de crisis, se ha colocado como uno de los menos afectados; sobre todo por su relación de amplio comercio con el emergente mercado chino e hindú), el que dio las lecciones fue el propio presidente de ese país, Luis Inácio Lula da Silva.
A los mexicanos les dijo “no tener miedo”, porque su país no es más peligroso que los socios comerciales que tiene México. Pero con esa carta entre manos, de un posible convenio comercial, hubo en la Riviera Maya reuniones entre sendas comisiones empresariales. Por lo mismo, los presidentes de Brasil y México, Felipe Calderón, anunciaron iniciar un proceso formal de trabajo para analizar los posibles alcances de un acuerdo estratégico y de integración económica y comercial. Enhorabuena.
Por eso, y con la cartera del éxito brasileño bajo el, Lula señaló la importancia de no depender únicamente del intercambio con la economía estadounidense, como México. “México y los empresarios mexicanos no pueden quedarse esperando a que la economía de Estados Unidos se recupera para que ustedes vuelvan a crecer”, expresó el líder carioca.
Y agregó, en aras de que nuestro país voltee hacia Latinoamérica: “México no puede mirar sólo a un lado, tiene que mirar para un lado, pero también para el otro. El mundo es redondo, el mundo no es rectangular”. Los mexicanos tenemos mucho que aprender de los hermanos latinoamericanos.
Con todas las diferencias que han desunido siempre a los países de la región, el sueño de los Libertadores como Bolívar sigue vigente. Tan sólo por el hecho de que los países extranjeros de carácter imperial, lo único que han hecho es extraer el mayor provecho de una relación desigual. No digamos que los países de AL han compartido históricamente al mismo verdugo imperial. Ya es tiempo de que compartan los mismos proyectos. Que sea otro sueño, pero hecho realidad.

Correo: sgb33@hotmail.com

martes, 23 de febrero de 2010

Los focos rojos

INSEGURIDAD
24/febrero/2010

*La amenaza de la permanencia
*Llamado urgente de la sociedad

La cabeza de la hidra. El narcotráfico está amenazando de manera creciente a la sociedad mexicana. Fenómeno de mil facetas. Los encabezados principales de los diarios ya parecen de nota roja. Y salvo que el problema no se toque directamente, la inseguridad es tema cotidiano de conversación entre la gente, pero sobre todo de la mayor preocupación. Problema con múltiples vertientes. Todos hablan de la amenaza y de las vivencias cercanas, propias o de algún miembro de la familia.
Así surgen las voces más disímbolas —sobre todo las que forman opinión púbica—, de protesta tanto para condenar el flagelo como para encender los focos rojos al Estado para que haga algo. Pero pronto porque urge. ¡No sea que la sociedad se acostumbre a la violencia y a los escenarios de crueldad, al grado de ser vistos con atisbo de normalidad! Porque hacia allá vamos. ¡Y cuidado con eso! Porque de acuerdo con la tendencia actual, esa es una probabilidad muy alta.
Es decir, que mientras no se haga algo diferente a lo emprendido hasta ahora, hacia allá conduce la estrategia antinarco aplicada por el Estado mexicano. Y el gobierno es el principal responsable. Luego de tres años, la batalla resulta infructuosa, o cuando menos insuficiente. Sin embargo el consenso es que el gobierno ha emprendido una “guerra” que a estas alturas más bien ha fallado. Y aún así el propio gobierno no reacciona porque se empecina en hacer más de lo mismo. Pero está claro que para enfrentar al monstruo debe enderezar la estrategia, porque el flagelo es el mayor causante del clima de inseguridad que se padece en casi todo el territorio nacional.
Porque el fenómeno va in crescendo en lugar de retroceder. Y está a su vez creando un ambiente de violencia continua. Y eso cimbra porque amenaza la estabilidad social. Es la inestabilidad como constante. Porque crea zozobra permanente. Por eso la urgencia de enmendar todos los esfuerzos. Y esa es una responsabilidad del gobierno federal.
Cierto que no puede solo. Aunque eso lo venga reconociendo apenas hace días. Y por eso está tratando de pedir la colaboración de la sociedad para enfrentarlo. Al menos eso dijo Calderón en Ciudad Juárez. Pero como que tampoco lo hace muy convencido. Y, o no lo está haciendo por los canales adecuados o no quiere el apoyo. Pero cuidado con más equívocos porque el país ya no está para más errores. Porque de plano se requiere la confianza de la gente. Y ganársela es parte importante de la solución del problema. A estas alturas ya no basta con reconocer las faltas, se tienen que enmendar.
No obstante, el gobierno debe saber que atender el problema de la inseguridad social es ahora impostergable. Luego aplicar las medidas necesarias bajo consenso social es más que urgente. Y sin el mayor retraso. Porque cualquier atraso, es desaprovechar días que resultan cruciales para defender la seguridad y contrarrestar la violencia.
Si en un primer momento el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas decidió sacar a los militares a las calles para justificarse. Mejor dicho, como golpe de timón para legitimarse dada la tan cuestionada elección del 2006, por lo que el competidor Andrés Manuel López Obrador le andaba pisando los talones, al menos por ahora ese asunto está superado, aunque no esté olvidado. Mal que bien a Felipe Calderón se le reconoce ya la investidura de ser el presidente de México.
Esa es una de las críticas que ha recibido porque no hay otra justificación de sacar al Ejército de sus cuarteles (¿o acaso para la militarización del país, pero con qué otro motivo?). La otra es que son muchos aquellos quienes demandan que se atienda el problema porque amenaza con el desbordamiento al grado de lo incontrolable. Es decir, lo meramente intolerable se ha quedado atrás. Y para la sociedad el problema se está convertido en un asunto de vida o muerte.
Así lo demandan las propias Fuerzas Armadas, y la iniciativa privada también; los pronunciamientos de algunos partidos, otros tantos políticos, gobernadores y algunos legisladores. Pero sobre todo, a partir de los pronunciamientos de la sociedad civil organizada, todos juntos están encendiendo los focos rojos por la creciente inseguridad.
Para el general Guillermo Galván, el Ejército no puede seguir de manera permanente en las calles. Porque los soldados no han sido preparados para hacer funciones de policía. Lo dicen todas las voces. Pero eso lo ha interpretado el gobierno como que se quiere dejar manos libres a los narcotraficantes. Para nada. Apenas ayer se lo recomendó el ex presidente colombiano (90-94) César Gaviria Trujillo a Felipe Calderón. Enfrentar el narcotráfico con un carácter militar, tiene que ser algo transitorio y no permanente. “Esa no es la solución al problema”, dijo el ex mandatario a quien le correspondió enfrentar al flagelo en su país en los días más álgidos.
El Ejército en su conjunto, no está preparado para esa batalla. “Hay que hacerla con grupos de élite, con control judicial, con mucho más inteligencia humana y electrónica, y el ejército no es eso”. Apuntó Gaviria. E hizo más recomendaciones. Pero no sólo extranjeros, también mexicanos se han pronunciado por cambiar la ruta de combatir al flagelo.
La iniciativa privada se ha pronunciado porque en tanto no se atienda el problema, el “riesgo país” aumenta, y eso merma las inversiones (con todo y que muchas de ellas no sean productivas, sino especulativas o de bolsa). Hay sectores de empresarios que ya quieren armar a sus propios grupos de choque. Pero hay más pronunciamientos de los más diversos sectores. Pero no obstante se entiende, eso es demasiado peligroso porque es como si cada sector de la sociedad se hiciera justicia por sus propias manos. Eso es el caos, cuando no la anarquía total.
La sociedad juarense se cansa de llamar la atención sobre el problema. Pero ya es un dilema nacional. Y la amenaza va más allá de darle vueltas al asunto. Hay que ponerle soluciones.

Correo: sgb33@hotmail.com

Un libro es para siempre

INSEGURIDAD
23/febrero/2010

*El libro no pierde la carrera con internet
*En el fondo, así se reproduce la cultura

“Un libro hermoso es una victoria ganada en todos los campos de batalla del pensamiento humano”. Honoré de Balzac.

Compañero de la vida. Un libro ha estado entre mis manos durante muchos años. El antecedente lo encuentro en mis primeros textos; los libros gratuitos de educación primaria. De grato recuerdo. Suma de experiencia y de emociones. Al igual que siembra de obsesiones. Son los años de la iniciación en la lectura, la herramienta óptima para el aprendizaje. Es el encuentro con las primeras letras, con los dibujos y las fotografías que bañan y embellecen las ilustres páginas. Son las historias que sorprenden. Los primeros juegos compartidos. En el salón de clase, con los compañeros. Los primeros amigos. Son de esas experiencias que se quedan, florecen y luego demandan su propio espacio.
Con los primeros libros viene la necesidad de mirar de cerca a la naturaleza; luego descubrimos los cimientos de la ciencia. Tras el encuentro con el idioma tenemos también la cimiente de la literatura. Es cuando las primeras letras comienzan a tener resonancia interna. Cuando cimbran las lecturas. Entonces las palabras toman sentido a través de la lectura. Pero más que eso: de ese modo aquilatamos la importancia de aprender. Viene la sensación y el placer de toparse con el mundo, más allá de pertenecer a una comunidad. Es como nos descubrirnos todos realizando los primeros viajes a partir de la imaginación. Es la primera utilidad, grata, que le encontramos al uso de palabras. Es como una realidad aparte que hacemos palpable sólo con el paso de los años.
Es así como descubrimos otras lenguas, otras razas. Luego aceptamos que hay personas con idiosincrasia diferente. Maneras de pensar, de ver el mundo de otro modo. Que hay países, idiomas y culturas, otras. Es la simiente de un deseo que se vuelve necesario con el tiempo: viajar para conocer más y mejor. Eso, para entender la historia que nos une. Y la cultura de los pueblos. Para saber cómo se configura un país, cómo se construye. Involucrarse en ello, por muy limitada que resulte la historia personal.
Sólo entonces la vida comienza a tener sentido. Sólo cuando trasciende su limitada perspectiva. Es cuando se adquiere el compromiso consigo mismo. Y con la gente; con su país. Y eso viene a consolidarse con los libros. Deviene el fruto de la lectura personal. La preparación inicial es la cimiente. La lectura posterior es lo que define la ruta. Lo que define incluso las inclinaciones personales. Entonces así redescubrimos lo que queremos: cuando analizamos la vida. Y luego viene la historia. Así comienzan a llegar los frutos de la imaginación. Es entonces cuando entendemos el engranaje del país, de los gobiernos, del estado de las cosas. La historia y la cultura.
Mucho se dice en nuestros días que el libro está pasado de moda. Que con la llegada de la computación y del internet el libro ha caducado. Que únicamente los viejos seguirán viviendo con la idea de consultar un libro. No se diga la impresión de los periódicos. Como si ambos, libros y periódicos impresos, quedaran únicamente para ser arrinconados en las bibliotecas. Y para registro de la historia como sinónimo de un pasado inútil.
Cierto que la red ofrece oportunidades mayúsculas. Estamos, desde el último cuarto del siglo XX, precisamente bajo la presión de la era de la computación, de las telecomunicaciones y, sobre todo, del internet. La web es un espacio —auténticamente espacial— donde se accede a verdaderos mundos de información casi instantáneamente. Y se presume que por eso el libro ya perdió toda carrera. Porque con el internet llegó el sustituto. Porque la red no tiene parangón en la historia cultural de los pueblos.
Pero no. Es ahora cuando el libro se aferra a la mano de los hombres. En primera instancia porque el internet no es de acceso libre. Las limitaciones de la red están determinadas por su propio origen: es un fruto del desarrollo tecnológico. Y en todos los países, incluso desarrollados, son pocas las personas que pueden acceder a su consulta. El poder adquisitivo merma las posibilidades de acceso a estas ventajas. Pero es como si por el hecho de que apareció el automóvil los demás medios de transporte tuvieran que desaparecer.
No ocurrió así, y no pasará con el libro bajo las presiones del internet. El libro seguirá alimentando la imaginación de los lectores. El libro seguirá en las manos de los estudiantes, por mucho que el propio sistema escolarizado incluya como parte de la preparación la utilidad del internet. Más bien que la red seguirá como lo que es hasta ahora: una gran herramienta para el manejo de la información.
Pero el libro no pierde la competencia. Y no es cuestión de edades, ni de costumbres en el uso. Es de comprensión elemental que el libro ha estado en la historia con los hombres. Porque el libro es memoria. Es archivo. Es consulta. Porque la historia se hace con en y con los libros. Es la herramienta para la consulta pausada y razonada. Es la manera de disfrutar lo mejor de la cultura de los pueblos. De esa manera se saborea un libro sobre cualquier tema. No se diga una buena novela o un gran libro de poesía.
Por eso resultan tan exitosas las exposiciones y ventas de los libros. Como la que ocurre en estos días en el Palacio de Minería en la ciudad de México. Transcurre la XXXI feria con carácter internacional. Además es un pretexto para la reunión de los escritores que se asoman para estar son sus lectores. Son momentos de intercambio de las ideas que asoman en los libros. Son instantes para el florecimiento de la cultura y para adquirir un nuevo libro. (Desde el Palacio de Minería)

Contacto: sgb33@hotmail.com

lunes, 22 de febrero de 2010

Affaire panista

INSEGURIDAD
22/febrero/2010

*Conflictos: Gómez Mont, Clouthier
*Tendencioso manejo de Calderón

Nada sorprendente. Porque se trata de actitudes muy normales entre los panistas. Es lo que se desprende de las arremetidas tan disímiles desde el interior del PAN, en contra de dos distinguidos militantes y ocupantes de sendos cargos públicos por actividades o declaraciones relativas a su oficio.
Por una parte está la reacción de tolerancia y hasta de perdón que les mereció el titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont, desde que salieron a la luz pública los verdaderos móviles que lo llevaron a pactar electoralmente con el PRI. Por la otra, el golpeteo intencional con reclamos de renuncia a la curul, que se ha ganado el diputado federal por Sinaloa, Manuel Clouthier Carrillo, por hacer declaraciones que ahora se vuelven exigencias —y apuntan directamente al presidente Felipe Calderón— de que la guerra emprendida en contra del crimen organizado no ha llegado a Sinaloa. Indirectamente los señalamientos de Clouthier apuntan el poder de la “narcopolítica” en aquél estado, y a la protección del llamado cártel de Sinaloa, con Joaquín El Chapo Guzmán a la cabeza.
A Gómez Mont lo cacharon con los dedos en la puerta por pactar con el PRI las no alianzas panistas con la izquierda rumbo a las elecciones del 4 de julio de Oaxaca, a cambio de avalar el paquete económico 2010 que incluía el alza impositiva en IVA, ISR y gasolinas y ahora pagamos todos los mexicanos. En cambio, el diputado Clouthier los agarró con las manos en la masa, porque las críticas a la estrategia antinarco apuntan directamente al corazón de una guerra fratricida y selectiva promovida por Felipe Calderón, pero que el PAN hizo suya de inmediato.
Pero hay profundas diferencias en las actitudes contra sendos personajes. Por una parte, a todos aquellos interesados en la política les resulta increíble que el secretario de Gobernación dijera que “primero pactó y luego informó” al presidente —eso fue lo que justificó su renuncia como militante del partido, un hecho de la menor trascendencia—, por la simple y sencilla razón que el propio Calderón era, es y seguirá siendo el más interesado en hacer hasta lo imposible porque el PAN siga en la disputa electoral de este 2010, premonitorio de lo que sucederá en el 2012 y porque desde el 2009 tiene perdido casi todo. En corto, los panistas han aceptado que no se toma acuerdo importante partidista alguno sin que Calderón esté enterado o avalando.
En el tema de la guerra selectiva o con destinatarios (porque se ataca a los demás cárteles en el país), a todo el mundo le queda claro que Sinaloa no cabe en la agenda contra el narcotráfico, sino que el propio Chapo goza de impunidad del actual gobierno panista. Vicente Fox habría palomeado su liberación de Puente Grande, y Calderón habría heredado igualmente el compromiso de no atacarlo. En el fondo de las críticas del hijo de Manuel de Jesús Clouthier, está su dicho que no desmiente: “El gobierno federal habla de una guerra contra el narcotráfico que en Sinaloa no se ha visto. Se ha golpeado a todos los cárteles y no ha sido proporcional con el de Sinaloa. ¡Eso es evidente! Y si nos preguntan a los sinaloenses, es más evidente (todavía)”. De sus palabras a Proceso no retractadas.
El señor Gómez Mont renunció al PAN para lavarle la cara a Felipe Calderón, pero debe ser removido de la Secretaría de Gobernación —o él debería de dimitir por dignidad— y por hacer acuerdos partidistas con beneficio al suyo propio, cuando en todo momento su desempeño debió ser imparcial y transparente, en honor de la institucionalidad que le reclama el cargo que todavía sustenta.
En cambio, el señor Clouthier ha sido y seguirá siendo presionado para que de no retractarse abandone la curul a su suplente. Ha sido el michoacano y vicecoordinador panista, Julio Castellanos, quien le echa en cara las declaraciones. Pero el diputado responde: “¿De qué quiere Julio Castellanos que me retracte? ¿De que Sinaloa es un mugrero? De eso no me voy a retractar”. Y en otro momento agrega: “Julio no vive en Sinaloa y para entender lo que pasa en la entidad, hay que vivir allá”. Además se justifica con razón: “Mis comentarios no se pueden tomar como una deslealtad, y lo que digo es una exigencia a título de mi representación de los sinaloenses. Que me reclamen los sinaloenses”.
En fin. En el fondo de ambos asuntos está la doble preocupación tanto para los panistas como para el propio gobierno federal. Por una parte, un escenario electoral en este 2010 que no le es favorable. Y de lo que sume en pérdidas el mayor perdedor serán los aliados, principalmente el PRD sin importar el estado donde sumen alianzas o formen coaliciones. Por otro lado, con sus propias reacciones el gobierno de Calderón está admitiendo que la guerra la tiene perdida, pero no admite que las críticas salgan de sus propias filas. Al menos de adentro hacia afuera, aunque internamente muchos panistas están admitiendo lo inminente: la guerra contra el narcotráfico se está perdiendo con la estrategia instrumentada hasta la fecha.
Pero si el PRD resultará el mayor perdedor, tampoco el PRI la tiene fácil. Porque con el affaire Gómez Mont quedó en claro que sigue siendo el partido de la vieja guardia. Que su estilo de hacer política no ha cambiado. Y que responde con toda exactitud al poema más corto de Augusto Monterroso: “Y cuando despertó el dinosaurio estaba ahí”. Y eso le puede salir caro al propio PRI. No obstante que tampoco la sociedad cuenta con muchas opciones y es un sentimiento generalizado, el contenido de aquel dicho popular que dice: “Más vale malo por conocido que bueno por conocer”. Pero tampoco la sociedad espera el regreso del mismo y viejo PRI.
En pocas palabras. El Affaire panista describe en todo su esplendor a los funcionarios del actual gobierno. Los servidores públicos no son institucionales sino que acatan principios partidarios. Pero así no se gobierna un país. Tampoco se gana la confianza de los gobernados. Todo lo contrario, el sectarismo despierta la mayor de las desconfianzas en la sociedad.

Contacto: sgb33@hotmail.com

Galván, la insistencia

INSEGURIDAD
21/febrero/2010

*El discurso del Día del Ejército
*Propuesta desde el Gabinete de SN

Está ampliándose el consenso. Parece que ahora sí, las palabras del titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el general Guillermo Galván Galván, fueron bien entendidas por todo el mundo. Pero porque el mensaje del Día del Ejército, el pasado viernes, fue todavía más claro y directo.
Es decir, que el Ejército está obedeciendo la encomienda presidencial de combatir el flagelo del narcotráfico y del crimen organizado en territorio nacional. Y los resultados están a la vista, según datos de la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados. En los tres años que lleva en la calle, se han destruido 2 mil 485 pistas de aterrizaje clandestinas y decomisado 447 aeronaves; incautado 47 mil 364 armas, 84 mil 563 cargadores y 4 millones 542 mil 647 cartuchos. Unas 134 embarcaciones y 15 mil 995 vehículos. Más de 10 millones de pastillas sicotrópicas, y erradicado 101 mil 351 hectáreas de cultivos. Se han confiscado 156 millones 727 mil 416 pesos y 114 millones 392 mil 355 dólares.
Pero los logros no paran en eso. En la lucha, el Ejército ha destruido 59 mil 979 hectáreas de mariguana, y 41 mil 372 hectáreas de amapola. Se han decomisado 5 millones 810 mil 225 kilos de mariguana, y 25 mil 522 kilos de semilla de amapola, y 10 millones 729 mil 117 pastillas sicotrópicas. Igual se han destruido 270 narcolaboratorios, 15 mil 505 kilos de sustancias químicas y 11 mil 841 secaderos. El número de detenidos ha sido de 19 mil 882 personas ligadas con la actividad.
La inclusión del Ejército en el combate al narcotráfico ha crecido hasta alcanzar la cifra de 94 mil 540 militares, poco menos de la mitad de los 202 mil 355 efectivos, según el dato de 2009 en el tercer Informe presidencial. De los 20 mil efectivos que eran en el 2006, el último año de la presidencia de Vicente Fox, la cifra aumentó a 30 mil en 2007. Cantidad que creció a los 49 mil, conforme aumentaron los operativos conjuntos en las 16 entidades, hasta la cantidad de ahora. Son algunos de los datos de la Comisión camaral que preside el priista Adelio Vargas, mismos que fueron recogidos por La Jornada sabatina.
Así, pese a que no son tareas propias, porque tampoco está preparado para ello, el Ejército ha estado dando resultados a la encomienda presidencial. Ello incluye, desde luego porque no han sido capaces de evitarlo —aunque se lo propongan, lo digan o lo prometan—, las violaciones a los derechos humanos. Y nada lo justifica. Pero la responsabilidad es compartida por quienes toman la decisión de sacarlo de los cuarteles.
Con todo y que el tema debe someterse a debate legislativo. Porque para la ley militar puede no ser considerado violatorio el atropello a los derechos humanos que cometen, pero sí que lo es para la sociedad y a juicio y criterio de organismos de DH, sean asociaciones nacionales o internacionales. Sobre este asunto, se queja el general Galván de intromisión porque —justifica él— no hay tal impunidad en ese sentido. El tema es para debatir y para buscarle alguna solución. Sin que ello signifique, por supuesto, intento alguno de minar la confianza de la sociedad en la institución.
Un problema que va junto con pegado. Porque el gobierno federal, bueno el presidente Calderón, insiste en su “estrategia” de mantener el Ejército en las calles. Ciertamente que el flagelo sigue como causante de la mayor zozobra y de la inseguridad para la sociedad y que el Ejército hace su mejor papel, pero está faltando la redefinición de la estrategia. Porque se promete pero no se redefine el rol de las Fuerzas Armadas.
Así, pese a los resultados alcanzados, el general Galván y su cuerpo de inteligencia saben que la “guerra” contra el narcotráfico deriva en tremendo desgaste para la institución. Por eso el titular de la Sedena ha insistido, sin desobedecer la orden del jefe máximo, en la necesidad de redefinir la estrategia. La reunión reciente en el Senado de la República del Gabinete de Seguridad Nacional, donde también participó el general Galván —así como el titular de Marina Francisco Saynez, de Seguridad Pública Genaro García Luna y el titular de la PGR Arturo Chávez Chávez— ha puesto sobre la mesa (“en corto” con los legisladores, no obstante tratarse de un problema de interés público) los problemas de la inseguridad y lo que representa combatir al narcotráfico. Junto con la necesidad de redefinir la estrategia antinarco.
De ahí la necesidad del general Guillermo Galván, de insistir en la inconveniencia de mantener al Ejército en la lucha contra el narco. Lo dijo hace un año, y lo repite en cada ocasión que puede. La penúltima ocasión lo ligó con la necesidad de apoyar la reforma política de Felipe Calderón. Y el discurso de Galván se malinterpretó. Casi toda la clase política reaccionó alegando el espaldarazo para Calderón. Pero el mensaje era otro. La urgencia de replantear la estrategia y del propio papel del Ejército.
Por eso, dijo el general: “México merece que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance, civiles y militares, para que la patología del narcotráfico y sus irradiaciones sanguinarias se reduzcan a su mínima expresión lo más pronto posible. Nadie desea que esta lucha se prolongue indefinidamente. A nade conviene”. Y no sólo eso. También, sobre la lucha, agregó: “Si se extiende en demasía, si se alarga en excesos el trayecto de la conformación, no sólo se incrementa el número de víctimas inocentes, también se causará daño adicional a la población, porque podría terminar habituándose a la cultura de la violencia y esto sería la población, porque podría terminar habituándose a la cultura de la violencia y esto sería la distorsión a las percepciones colectivas. Produce mitos y fantasías en donde la ausencia de respeto a la vida humana y la insensibilidad absoluta al dolor son expresiones lamentablemente recurrentes”.
De las reuniones del gabinete de Seguridad Nacional con el senado, es de esperarse que salga una iniciativa para replantear la lucha antinarco. Porque Felipe Calderón se aferra. Todos ven la necesidad de relanzar la estrategia, menos el jefe supremo de las Fuerzas Armadas.

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viernes, 19 de febrero de 2010

El narcoimperialismo

INSEGURIDAD
19/febrero/2010

*El análisis de un problema global
*La mexicana, mafia de exportación

(II y última parte)

Como síntoma de la descomposición que ha encontrado terreno fértil en la globalización, el fenómeno del narcotráfico no ha sido suficientemente analizado ni tipificado todavía. Pero ya es un problema mundial que empaña o involucra —según sea el caso— a Estados y por lo tanto a gobiernos casi por completo. Afecta a sociedades como la mexicana, que está poniendo las víctimas en el combate del flagelo (con relativo éxito se instrumentan políticas de contención del narco en Italia o en Colombia), a la vez que involucra deliberada o interesadamente a los sistemas bancario y financiero globales.
Tampoco se ha propuesto analizar el fenómeno como narcoimperialismo, en parte por la novedad, o en parte también porque se desconocen aún del todo las ramificaciones que tiene, o el grado de penetración en el mercado como actividad ilegal pero “tolerable” —al menos en países como el nuestro—, ni se sabe del alcance de los cárteles en el mundo porque sus redes son relativamente ocultas.
Como se dijo ayer, el término narcoimperialismo no es nuevo. Pero sí lo es, digamos, visto el problema del crecimiento del fenómeno desde la óptica de la globalización, o como uno de los factores de la descomposición del modelo neoliberal mundial. Porque el capitalismo lleva la corrosión en las entrañas, y muchos indicadores lo delatan. Pero tal vez ninguno como el narcotráfico, ese negocio que hace millonarios a pocos no necesariamente con estudios y una profesión.
Claro que a estas alturas se cuenta ya con una buena cantidad de material informativo. Sobre todo periodístico del tema. Hay abundante en diarios y revistas que han abordado el fenómeno de manera cotidiana porque se impone como tal. Es decir, en el caso mexicano los hechos se desbordan.
Hay también muchos libros sobre la problemática. La literatura narco está creciendo en dos sentidos: 1) como revelación meramente literaria, pero que para las editoriales es un tema que vende, o 2) como reportaje ampliamente documentado. Éste último, en su desarrollo, tiene el respaldo de la investigación periodística como sustento. Existe un seguimiento puntual de los hechos. Y hay estadísticas. Están los respaldos necesarios, como la revelación de algunos de los protagonistas detenidos, o en su caso las averiguaciones judiciales.
El hecho es que hay el asomo y el asombro al problema. Los análisis nos muestran relatos que van más allá de la ficción. Hay una realidad tan cruda como los ajustes de cuentas que derivan en muerte de los adversarios; o las pugnas entre bandas que a sangre y fuego se disputan los territorios para el desarrollo de la actividad, en todas las “plazas” del país. Sobre todo en aquellos estados cuya posición resulta estratégica por su cercanía con el mayor mercado consumidor. Es el caso de Ciudad Juárez, como otras entidades.
En tanto, con todo y que en nuestro país se ha declarado la consabida “guerra” contra el narcotráfico por parte del gobierno federal durante los últimos tres años, las autoridades están perdiendo la pelea, pese al uso de policías y del propio Ejército. Porque el problema tiende al alza cada vez. Crece y se reproduce como la hidra. Mientras desaparece un capo surgen dos o más. Un problema grave es que hay colusión de autoridades de varios niveles, locales y federales. Además, sin esa infiltración no habría semejante desarrollo del narcotráfico.
Cierto que como problema el narcotráfico no es nuevo en México. Su presencia comienza en los años 70. De ahí para acá. Pero encubierto por la globalización, el fenómeno ha aumentado a la sombra de la misma a partir de la década de los 90. Y como narcoimperialismo se ha desenvuelto mejor en la globalización, porque en esta faceta el mercado ha gozado de muchos privilegios. Y el Estado ha sido relegado a segundo término. El narcoimperialismo ha crecido con relativa libertad.
Muchas cosas se dejaron al garete de la oferta y la demanda. Y si a eso se suma la carestía de la vida, las pésimas condiciones de vida de los hombres tanto del campo como de las ciudades, donde no hay creación del empleo necesario. Si hay ciudades, muchas, en las cuales se ha descuidado también la distracción o la orientación para la creación cultural de los jóvenes. Si hay problemas con una educación que no satisface los estándares mínimos internacionales, como los de la OCDE.
Y si a todo se agrega que el narcotráfico tienta con los dólares a bocas hambrientas y a manos desempleadas, el problema se complica en cualquier parte del país. En tanto los gobiernos no atan ni desatan. Pero, ¿cómo no ha de crecer un problema con tamaños rendimientos?
Baste un ejemplo por ahora, tan sólo de la rentabilidad del negocio. Según una reciente presentación del autor de Mafia export, el italiano Francesco Forgione, lo que ocurre con un kilo de cocaína es, como ejemplo: “En manos del productor cuesta alrededor de mil 200 dólares. Y el mismo kilo, cuando llega a Nueva York, Milán o París, se multiplica por cuatro; es decir, cada uno de esos cuatro kilos vale alrededor de 60 mil dólares. Lo que genera 240 mil dólares”. De ahí el “lavado”. “Esa riqueza va a lavarse generalmente en la economía legal, haciendo perder la frontera entre economía legal e ilegal. En ocasiones se comercian sólo pocos kilogramos, pero también grandes cargamentos”.
Y para describir el problema en su dimensión dentro de la globalización, Forgione apunta. “En la dimensión global, una organización de criminales va a transformarse en una organización que tiene ramificación en muchos países, pero es una dimensión preferentemente financiera. Porque los capitales pueden viajar de México a Roma a Frankfurt, sin forma de control internacional. Y la globalización impulsó esa posibilidad”. Pero eso no es todo. Agregó: “Los grupos delictivos de México representan hoy una de las rutas fundamentales para la cocaína y la mafia italiana calabresa de la ´Ndrangheta, distribuidora mundial de droga”. Sí. Y los dividendos van a parar al sistema financiero internacional, o a los paraísos fiscales, contra los que nada se hace.

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Narcoimperialismo hoy

INSEGURIDAD
18/febrero/2010

*La tipificación de un fenómeno
*Sinopsis de la descomposición

(I de II partes)

Como fenómenos, pero principalmente como síntomas de la descomposición del sistema imperialista mundial, el narcotráfico y los “negocios” que promueve el crimen organizado —como el secuestro, el robo en todas sus expresiones, el tráfico de armas y de personas, la pornografía infantil, etcétera—, son actividades que encabezan la lista en esta etapa de la globalización de principios del siglo XXI.
Es decir, que los negocios “ilícitos” aparecen, dentro de un sistema económico global que lleva en las entrañas el virus de la putrefacción y de su propia extinción, como entre los de más acelerado rendimiento. Bajo ese contexto, son negocios que ofrecen las mayores ganancias en los tiempos también más cortos de realización, porque el círculo total está determinado por al menos dos importantes factores: 1) la continua y creciente demanda desde el mercado consumidor, y 2) el rendimiento millonario que genera para los principales involucrados, llámese los narcotraficantes que cultivan, procesan, trasladan y venden, la parte intermedia donde tiene una activa participación el “lavado de dinero”, hasta el propio sistema financiero nacional y finalmente internacional.
Esto no quiere decir, tampoco, que este tipo de actividades sean de la más alta prioridad en el mercado de la globalización. No. Ni estoy sugiriendo semejante barbaridad. Sólo estoy arguyendo que entre los “negocios” de mayores rendimientos están, precisamente, los del narcotráfico y todas las actividades derivadas.
Claro que en el marco de la globalidad, los negocios de las inversiones de capitales “golondrinos” cuyo principal activo es la “especulación”, las ganancias resultan todavía mayores, porque en un instante pueden desestabilizar a un país si así se lo proponen con tan sólo afectar su tipo de cambio. Esto es, como una actividad, también síndrome de la descomposición referida que porta en las entrañas el sistema del capitalismo imperial. Pero son de esos negocios aceptados como formales o legales, dentro de la actividad económica estatal o financiera mundial.
También están, por ejemplo, las empresas que alimentan la economía real. Por supuesto. Como es el caso de las compañías petroleras que dominan todo el proceso. Se dedican desde la extracción y procesamiento del energético, su colocación en el mercado hasta su venta entre los grandes consumidores, sean otras empresas o países enteros. Es el caso de los derivados del petróleo.
No se diga las empresas cuya principal actividad está destinada a proporcionar activos a los modernos servicios, como los derivados de las telecomunicaciones: la transmisión de voz e imagen, y el internet entre ellos. Incluso las guerras, que no obstante su capacidad destructiva de países y de infraestructura, están catalogadas como permisibles dentro de lo absurdo aceptado. Sin interesar, claro, que las mismas sean protagonizadas por los países más poderosos —los grandes imperios— y atenten en contra de los más países débiles que resultan víctimas de tales atropellos.
Pero es tan grande el negocio de la guerra como el de la reconstrucción por el reparto de los beneficios derivados: las inversiones para levantar la infraestructura y otros “derechos”. Léase, como ejemplo, los recientes beneficios directos para Estados Unidos para explotar los pozos petroleros en Irak, así como el control de los plantíos de amapola en Afganistán, a partir de sendas guerras protagonizadas por el Pentágono, el ejército más poderoso del mundo.
Como los citados, son negocios que todavía seguirán siendo altamente rentables dentro de la economía del imperialismo global. Ni se diga el de los servicios. Seguirán muy por arriba de otros, como los mismos derivados del narcotráfico. Incluso el tráfico de armas, que es un negociazo controlado y a merced sólo de los países que las producen. Como ejemplo están EU, Israel, Rusia, etcétera.
Pero el trasiego de las drogas, como negocio, se aprovecha de la alta dependencia que genera en el individuo consumidor para mantener sus ventas por arriba de cualquier tipo de “fluctuaciones” (como las propias crisis económicas) del mercado. Y, dentro de esa faceta de la descomposición del propio sistema, aparece como una actividad que obtiene una muy elevada rentabilidad.
No obstante, con todo y lo “peligroso” que resulta para el mundo globalizado el impacto que genera en la economía de los países, los trastornos al interior de la sociedad misma y la afectación para la salud pública, emocional y psicológica entre los individuos, esta actividad da crédito a lo que muy bien puede denominarse como el narcoimperialismo. Lo que no sería tanto como la descripción de esta faceta donde la descomposición se apropia del imperialismo, como una parte de su autodestrucción. Como fruto de su propia corrosión interna. Con todo e involucre a todo el sistema económico y financiero mundial.
Así, el narcoimperialismo vive y se reproduce de tales actividades ilícitas, y va en pronto ascenso. Él se encarga de tejer una red para su propio desarrollo. Tiene activos muy poderosos. Cuenta con el apoyo de los Estados, en la mayoría de los casos. Porque maximiza las ganancias de los capitales involucrados, y luego pasan de los “empresarios” y las autoridades locales hasta su soporte mundial: el sistema financiero que resulta finalmente ser el gran benefactor.
Eso explica por qué, muchos de los narcotraficantes “más buscados” son finalmente “tolerados” al grado de obtener la “protección” desde el mismo Estado. Son como los males necesarios; los “protegidos” del sistema, dada la enorme cantidad de capitales que mueven por los suburbios de la economía ilegal, que luego legitiman y “legalizan” mediante “inversiones” donde ya aparecen con nombre y apellidos.
El narcoimperialismo como fase última, perjudicial pero necesaria, dentro de un sistema global que se caracteriza por la ilegalidad y la corrupción, como parte de su operación peligrosa pero “normal”.

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martes, 16 de febrero de 2010

Revocación de mandato

INSEGURIDAD
17/febrero/2010

*Descomposición del escenario nacional
*Y convocatoria de la sociedad civil

Muy tarde para él, pero apenas a estas alturas el presidente Felipe Calderón se está dando cuenta que un país no se puede gobernar solo; es decir, sin los apoyos indispensables, sin los amarres, sin los acuerdos políticos, sin el consenso. Pero incluso más que los partidos, más que su propio PAN; más que su gabinete o la Iglesia católica; más allá de los poderes fácticos, hasta del respaldo incondicional de las Fuerzas Armadas. Más allá del estilo que pretenda imponer como Presidente, su “marca sexenal”, se requiere del respaldo de la ciudadanía, de los mexicanos en general. Ese es el principal apoyo para gobernar un país como México, y como cualquier otro.
Y ese espaldarazo no lo tiene porque no hay consenso a su favor, porque sencillamente no se lo ha ganado. Con tres años y 77 días —luego de una toma de protesta muy atropellada en la sede del Congreso, por la ilegitimidad con la que llegó al poder, y la promesa de “cumplir y hacer cumplir la Constitución”—, el presidente Calderón no ha hecho nada a favor de los mexicanos. Porque tampoco ha tomado las medias necesarios —de política económica y de política política—, para resolver los problemas de México.
Todo lo contrario, los venidos a menos se han magnificado; y los peores se están agravando al colmo de la intolerancia. Al grado de orillar al país hacia la ingobernabilidad. Por eso la incertidumbre que padecen las personas en sus vidas cotidianas, y por eso mismo la inestabilidad social. Porque en los hechos se retrocede rumbo a un Estado “sectario” (que en muchos casos es “fallido”), y para beneficio de unos cuantos.
Porque se avanza menos hacia la consolidación de un Estado nación. Porque brilla por su ausencia el interés general y el bienestar de la población. Porque no hay proyecto de nación, hay políticas de relumbrón. Hay la aplicación de medidas de reacción más que prevención. Es la política de tapar un hoyo destapando otro, o de simple allanamiento haciendo a un lado la planeación. En eso han transcurrido los tres años de gobierno, y las demandas no satisfarán en menos de lo que resta del sexenio.
Por lo mismo, el de Calderón sí que es un gobierno fallido. Porque no hay rumbo, ni timón. Porque el barco anda a la deriva tanto por la agitación de las aguas como, y sobre todo, porque el capitán no sabe conducir. Por eso naufraga México. Por eso la defenestración del presidente Calderón. Por eso el rechazo. Por lo mismo, ayer se anunció el movimiento ciudadano en pro de la revocación de su mandato.
Cuando también ayer, el presidente Calderón dijo en San Andrés Cholula, que “La patria es primero”, parafraseando a Vicente Guerrero. Y, agregó, “por eso debemos defenderla de la amenaza de la inseguridad y la delincuencia; la patria es primero y por eso debemos trabajar por brindarle bienestar a todos los mexicanos, especialmente a los adultos mayores; la patria es primero y por eso debemos forjar un futuro distinto a las generaciones de hoy y mañana; la patria es primero y por eso todos los actores políticos y sociales estamos llamados a anteponer el interés superior de la nación por encima del interés particular, por legítimo que sea”.
Pero precisamente, porque “la patria es primero”, Calderón no ha “trabajado para brindar bienestar a los mexicanos”, como dice, y en ningún sentido. Porque “la patria es primero”, él mismo debió consultar qué hacer antes de “defenderla de la amenaza de la inseguridad y la delincuencia”, sacando al Ejército a las calles para ensangrentar al país. Porque en el reconocimiento implícito de “estar poniendo un freno con toda la fuerza del Estado a la delincuencia”, sabe que está fallando. Por eso es que, hizo el llamado, “la necesaria participación ciudadana para tener éxito en esta tarea” (discurso de ayer en Puebla).
Pero es un poco tarde, por no decir demasiado. A estas alturas los agravios son muchos, y los agraviados más. Porque el propio Presidente se ha manchado las manos de tanta gente inocente que ha muerto en su fallida guerra antinarco y contra la delincuencia organizada. Por eso mismo, ayer el “Comité Civil Nacional para la Revocación del Mandato de Felipe Calderón” anunció la “consulta nacional ciudadana”, que realizará los días 22 al 24 de mayo en todo el país, para consultar a los mexicanos “si quieren que Felipe Calderón deje ya de ser el Presidente…, un cargo que ha venido usurpando”, desde su cuestionable arribo.
Por eso el repudio es generalizado. Porque los llamados de Calderón para el apoyo ciudadano son tardíos. L a soberbia le ganó y creyó que con las armas del Ejército, y sin consulta popular podría lograrlo. Pero la guerra le es ahora contraproducente. Sin resultados a estas alturas ya nadie le cree. Por eso reconoce que, “donde no hay participación ciudadana no hay solución de fondo a los problemas”. Pero eso mismo debió preguntar antes, si es que no lo sabía. Porque a estas alturas del partido la consulta se le revertirá.
Ahora, el citado Comité realizará la consulta ciudadana, con votación y todo, para saber si los mexicanos quieren que Calderón se queda o se vaya. Es previsible el resultado, sea o no copiosa la participación. A la pregunta de si Calderón se queda o se va, la respuesta será obvia. No hay mexicano que quiera en la Presidencia alguien que no resuelve. Todo lo contrario.
Como dicta el comunicado que anuncia la consulta: “Se realizará en un contexto de extrema agudización de las políticas antipopulares de Calderón, y en un ambiente de creciente irritación social…”. “Ha llegado la hora de implementar esta determinación ciudadana con la que el pueblo, con plena dignidad, se dispone a conmemorar los centenarios”. Porque Calderón se ha “consagrado a hipotecar el patrimonio histórico de nuestra sociedad, llevando al país a una verdadera ruina económica, ética, política, científica, cultural”.
“Si Porfirio Díaz fue depuesto por violentar los principios constitucionales, si Victoriano Huerta lo fue porque instituyó gobierno aplastando esos principios, Felipe Calderón será depuesto porque llegó al gobierno de manera fraudulenta y porque, instalado en el gobierno de manera espuria, se ha dedicado a ejercer políticas públicas que constituyen un trastorno que atenta contra los principios de la Carta Magna”. Cierto que “cada quién es responsable de su tarea”, dijo el mismo Calderón en Aguascalientes, pero él no está haciendo la propia.

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La despenalización

INSEGURIDAD
16/febrero/2010

*Desafíos de la guerra contra el narco
*Periodismo, arma de interpretación

A Tomás Eloy Martínez. In memoriam.


En el último artículo de Tomás Eloy Martínez, publicado en el diario La Nación con fecha 09/01/2010, bajo el título “Los desafíos de la cultura narco”, abogó por la despenalización de las drogas. Un asunto que han propuesto otros intelectuales de la región latinoamericana como el mexicano Carlos Fuentes, el peruano Mario Vargas Llosa y el uruguayo Eduardo Galeano; al colombiano García Márquez, siempre lo “malinterpretan” los colegas de la prensa, pero dice que no apoya. Eloy Martínez, escritor de origen argentino que nació en Tucumán en 1934, y falleció apenas el 31 de enero del presente año, nos legó una amplia bibliografía como muestra de su ardua labor periodística, ensayística y literaria.
Muestras de su trabajo sobran. Su obra Santa Evita (publicada en 1995), donde aborda el mito argentino de Eva, la esposa de Juan Domingo Perón, que es considerada la novela argentina más traducida de todos los tiempos. Pero también destacan La novela de Perón (1985), La mano del amo (1991) y Las memorias del general (1996), una crónica de los años 70 en su país, donde aborda la parte “dura”. Los años recios de “la guerra sucia”, en los tiempos represivos de la dictadura que se instaló “de facto” el 24 de marzo de 1976, con el general Jorge Rafael Videla a la cabeza de la junta militar del autollamado “proceso de reorganización nacional”. El retorno de la democracia comenzó tras la elección presidencial de Raúl Alfonsín, el 10 diciembre de 1983.
En México participó, durante 1991, en la creación del periódico Siglo 21 de Guadalajara. En 2009 recibió —entre otros reconocimientos— el premio Ortega y Gasset de Periodismo por su trayectoria profesional. Pero desde 1996 fue columnista de La Nación en Argentina, y sus artículos se imprimieron también en The New York Times de EU, y en El País de España, entre otros. En este último, el artículo que ahora nos interesa salió publicado el 2/02/2010, casi un mes después, y a tan sólo dos días de su muerte.
Tengo entre manos una hermosa compilación de su obra. Es una “exhaustiva antología” publicada bajo el sello editorial de el FCE, con el título de La otra realidad, que reúne “fragmentos de sus novelas, notas periodísticas, relatos inéditos y críticas literarias desde 1960 hasta la actualidad (la edición es de 2006)”. En La otra realidad, el autor propone que “los hechos verdaderos no están necesariamente en conflicto con la invención”. Es más, que “las palabras pueden crear una realidad más verdadera que la realidad de los sentidos”. Y en el artículo apunta más allá: “Los novelistas van siempre un paso adelante de la realidad”.
Un precepto literario con un importante trasfondo filosófico. Muy aplicable al ejercicio periodístico y que no se contraviene en nada con la realidad, como sucede con algunas “teorías” que llegan como “moda” todo el tiempo en otras áreas como la teoría económica o la política. P.ej., los voceros del imperio, Francis Fukuyama con El fin de la historia y Samuel P. Huntington en El choque de civilizaciones, escribieron panfletos incendiarios. Libros útiles para justificar las invasiones de Estados Unidos a tierras musulmanas, y apropiarse de sus riquezas bajo “conspiración del imperio” como la destrucción de las Torres Gemelas, acusando de “terrorismo”. En fin.
La obra de Tomás Eloy sobresale como otra de autores que han brillado desde el medio periodístico hasta la literatura. Está el propio Gabo, en América Latina. El caso emblemático de Ryszard Kapuscinski. En el pasado brillan autores como Churchill y Hemingway. Para no referir a la corriente del “nuevo periodismo” que surgió en 1960 en EU con A sangre fría, de Truman Capote y otros. Pero los preceptos de objetividad no son muy distintos entre ellos: una reconstrucción de la realidad a partir de la invención de los sentidos, como apuntaba Eloy Martínez.
Sí, pero con la sumatoria de todas las herramientas y exigencias del oficio periodístico. La cultura como trasfondo. Además de lo que se lee diariamente, se percibe y se intuye, se piensa y analiza, se interpreta y arma a partir de los hechos mismos. La elaboración de la nota, la novela, el reportaje, se hace a partir de la información de primera mano. De rastrear los hilos del tema, sus indicadores y coincidencias, sus raíces —del tipo que sean— y su desarrollo. La parte histórica y hasta teórica, aquella que brinda el soporte desde la propia generalidad (por no decir la abstracción). Herramientas que, únicamente, se adquieren con talacha en el oficio. En ello se trabaja. Que se logre es otra cosa. Como el estilo, que deviene personal. Ese ya depende del autor. Del uso de la herramienta, de idioma. En fin.
En el balazo de “Los desafíos de la cultura narco” Eloy Martínez coloca: “Cuando el combate más efectivo es arruinarles el negocio”. La nota completa puede verse en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1219932. Pero abunda en la necesidad de tirarles el negocio a los narcos. “Es el arma más efectiva contra los jefes del narcotráfico”. “No se trata de alentar el consumo, sino de controlarlo mejor, invirtiendo en campañas efectivas de salud pública”.
Porque, como en Colombia y México, países “donde la cultura narco se ha infiltrado en todos los aspectos de la vida”, y la guerra contra las drogas y el narcotráfico impregna buena parte de la literatura. En México abunda. Y cita a Fuentes: “Un empresario poderoso que observa cómo su país está siendo minado por los narcotraficantes en complicidad con la corrupción del poder, decide ganarles siendo más criminal que ellos en la novela del escritor mexicano Carlos Fuentes, Adán en Edén.
Porque: “Cada golpe al narcotráfico es devuelto con otro golpe aún mayor. Es lo que le ha ocurrido al presidente Álvaro Uribe en Colombia y ahora al presidente Felipe Calderón en México. Mientras tanto se destruyen personas, familias, pueblos, culturas. Cada día se hace más evidente que la guerra no es la solución al problema y que la única vía posible es enfrentarlo desde la raíz, es decir, desde la despenalización del consumo”. Como la Ley Seca en EU (1920-1933), no acabó con los borrachos, “pero desaparecieron los Al Capone”, remata Tomas Eloy Martínez. Estas propuestas hay que discutir.

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lunes, 15 de febrero de 2010

El aliciente cultural

INSEGURIDAD
15/febrero/2010

*Sin el poder, la sociedad tiene salidas
*Narcocorrido, ariete de un poder fáctico

Para Argelia en el Día del Amor; porque es mi amor.

Es un consenso generalizado el admitir que la cultura es un arma liberadora de la opresión que surge desde la estructura del poder, en cualquiera de sus formas. La cultura como escudo de defensa de la opacidad y la incertidumbre que amenaza la vida de los hombres en toda sociedad regida por preceptos mercantiles o autoritarios. Precisamente porque la cultura comprende el súmmum del conocimiento, de la vida intelectual, del amor y la moral. Así como el cúmulo de actividades de los hombres entre las cuales destaca la conciencia que tiene de sí mismo sobre su propio ser, sobre su propia forma de vida, de organización colectiva y hasta de la historia. Es como el espíritu de una época.
La cultura comprende todos los géneros de expresión del arte, como la música, el canto, la danza, el teatro, el cine (por el uso, la televisión es más instrumento de enajenación y control, con sus honrosas excepciones), la arquitectura, la escultura, la pintura, la poesía y la literatura. De tal manera que, sea individual o colectiva, se reconstruye el sentido idealizado y, a la luz de la imaginación, del propio devenir del hombre. La concepción que construye de sí mismo, su idea del todo, incluyendo la idea de Dios. Sus andanzas por el mundo y la contradicción de su propia existencia. Sus éxitos y fracasos, la libertad y la opresión, sus límites y metas, hasta su idea de la vida y de la muerte.
Los problemas de la vida, no obstante, tienden a imponerse como auténticos por la fuerza de la costumbre. Pero muchas veces derivan en dilemas existenciales que oprimen al hombre y lo someten a la rutina y la soledad. Por eso, una importante salida es la que proporciona la generalidad del arte (en cierta medida también la ciencia, pero su asimilación ofrece mayor resistencia), porque libera al espíritu de la cotidianeidad y enaltece los valores. Es el espacio donde la conciencia experimenta el regocijo de la libertad. Libertad que es plena, sin embargo, sólo bajo el complemento del amor. Porque sin el amor la libertad es ideal o simplemente conceptual (¡cuántos poetas no buscan a la musa de la inspiración!).
Vacuna eficiente contra la rutina, la opresión y la enajenación resulta ser, entonces, el aliciente que brinda la cultura como compilación de los más elevados valores de una sociedad. Ese es el fruto del beneficio cultural y espiritual.
Por lo mismo, una sociedad que desalienta el arte aniquila sus expectativas presentes y futuras de libertad. Pero ¡oh, alivio!, eso difícilmente ocurre. Porque la producción cultural y en última instancia espiritual, es la que le da sentido y revés al trastrocamiento del organismo social. Es el antídoto contra la angustia, la desesperación y el miedo individual y colectivo. El revés para la incertidumbre que vulnera al hombre y lo convierte en objeto del temor, víctima de la inseguridad, de la enfermedad y la predisposición a la muerte. Con todo y que sin la conciencia de la muerte tampoco se disfruta de la vida.
Así, dicho sea de paso, la cultura está más allá del pretendido control orquestado desde el poder establecido, sin importar la forma de gobierno que adopte. Porque el espíritu del hombre termina por expresarse siempre en cualquiera de sus formas, así sea en épocas de trastrocamiento o temida descomposición social. Brota y se rebela contra cualquier forma de autoritarismo velado de pretendida estabilidad social. En otras palabras, el hombre sobrevive a sí mismo en la creación y con ello reproduce la expresión cultural de la sociedad.
Es de sobra conocido que las expresiones de la cultura se aceleran —sobre todo aquellas de carácter individual, versus la pintura y la música, la novela y la poesía cuya creación es más íntima— en cualquiera de sus formas de expresión, en etapas de agitación revolucionaria, de inestabilidad política de un régimen, de agitación social exacerbada y hasta de un gobierno represor. Por eso el temor de los dictadores a los creadores, sobre todo a los escritores y a los poetas. Pero es cuando la cultura crece, madura y se vuelve un ápice de la conciencia del momento y escuela de la posteridad. Es la cultura como generalidad, como reflejo del espíritu de una época. No es un síndrome de la descomposición, aunque hay pretendidos valores que quieren pasar como tales. Como sucede con la narcocultura que es producto del trastrocamiento de algunos valores sociales.
Artífices de la libertad, con sus críticas los creadores desnudan las pretensiones de legitimación de cualquier acción desde el poder que a ojos vistas atenta contra la libertad, la dignidad y la conciencia universal. Por eso no hay dictadorzuelo, por muy recio que parezca, que escape al juicio de la historia. Porque siempre hay hombres dispuestos a abanderar la memoria colectiva, y a dignificar las forma del arte y por ende cultural.
Hoy en México vivimos una etapa de excepción. Por eso una parte de la cultura ha comenzado a mostrar síntomas de la descomposición. Ahí está la “cultura narco”, como una forma de expresión, a flor de piel. Hay mucha literatura que así lo refleja. Mientras que la sociedad vive angustiada por la violencia desatada, pareciera que el narcocorrido, por ejemplo, tiene cabida y aceptación en cada hogar donde se escucha. Pero en el pecado está la penitencia. En la aceptación está el dolor por la muerte de inocentes. Por eso se trata de una “cultura del engaño”. De valores útiles sólo para los poderes fácticos que lo propagan y alimentan.
Pero mientras la sociedad tenga conciencia del peligro que representa dicha forma de expresión (no precisamente popular), de pretendida legitimación de la violencia, el trastorno de valores que conlleva la pérdida de expectativas y debilidad de la moral, no fructificará. Porque a fin de cuentas, la narcocultura es como un virus de la descomposición de una parte del poder, que lo anidó por el contubernio y la impunidad. Y ahora está fuera de control. Así, en tanto la conciencia colectiva sepa qué hacer, desechará el engaño. Por esa vía, el poder tiene perdida la batalla. La sociedad sabrá qué hacer bajo el aliciente cultural.

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Juárez, los agravios

INSEGURIDAD
14/febrero/2010

*Las exigencias de la sociedad civil
*Fallida, pero la estrategia sigue igual

Envueltos en el agravio por tantas víctimas inocentes que ha cobrado la guerra contra el narcotráfico, los juarenses le restregaron en la cara al Presidente Felipe Calderón y a la comitiva que lo acompañó —siete secretarios de Estado, entre ellos el de Gobernación, Fernando Gómez Mont, el titular de la PGR, Arturo Chávez Chávez (quien es la primera vez que se para por allá desde que recibió en nombramiento en la dependencia) y el responsable de la SSP, Genaro García Luna—, las medidas fallidas instrumentadas hasta ahora.
En medio de una guerra que no pidieron sino a la que fueron inducidos, los reclamos de la sociedad civil no se hicieron esperar. Francos como son los hombres y las mujeres del norte (no utilizo el genérico masculino, ¡remedo absurdo del estilo Fox!, porque ambos hicieron justos reclamos y cada cual a su manera), le reprocharon de todo a Felipe Calderón, quien estaba acompañado por su esposa Margarita Zavala.
“No me diga que sí, ¡haga algo, señor Presidente! Queremos el Juárez de antes. No el sangriento” de ahora; como encaró la señora Luz María Dávila, quien perdió a sus dos hijos en la fiesta de la colonia Villa de Salvarcar y le dio la espalda al presidente mientras la dejaron. Con todo y que Calderón ofreció disculpas por incriminar a los jóvenes sacrificados, desde sus dichos en Japón. “No puede ser que diga que eran pandilleros, si estudiaban y trabajaban”, dijo enojada. Por eso “no es bienvenido”, aseveró.
Y no es para menos, pues las cifras más conservadoras colocan a esa ciudad fronteriza, no entre la más violenta sino como LA MÁS VIOLENTA DEL MUNDO en estos momentos. Y todo por la disputa entre bandas que atenta contra la seguridad de los habitantes en general, y arrastra consigo a mucha gente inocente; es decir, a tantos jóvenes que no están involucrados pero resultan víctimas de la reyerta territorial, por error o por estar como se dice: “en el lugar equivocado y a la hora equivocada”.
Las cuatro horas que haya durado el encuentro en el Centro Social Cibeles, con personas muy “selectas” (por el aparatoso dispositivo de seguridad que incluyó francotiradores desde el aeropuerto, patrullajes en las calles y montones de militares y policías en el lugar de la cita) resultaron insuficientes pero fructíferas. Al menos los asistentes dijeron una parte de todo lo que traían adentro. Eran algunos de los representantes de la sociedad organizada.
Con todo, al parecer fueron oídos pero no escuchados. Empecinamiento o justificación, pero la presencia del Ejército sigue en Juárez. Pese a los reclamos. Con todo y que los juarenses quieren su salida. “Se queda”, dijo Calderón. La señora Patricia Galarza Gándara, activista de Derechos Humanos, pidió la salida del Ejército de la ciudad y fue apoyada a gritos por los asistentes. El médico Arturo Valenzuela dijo que no es prudente la salida de las Fuerzas Armadas, pero demandó en cambio “un pacto político” que proporcione acciones sin importar la afectación de intereses. “Porque el operativo de seguridad aplicado hasta ahora falló”. Además, “falta un mando único consensuado entre los tres niveles de gobierno, que coordine fuerzas federales, estatales y municipales”.
Por su parte, Renato Ascensio León, el obispo de Juárez, dijo frente al presidente que los operativos no han dado los frutos que la sociedad esperaba. Al menos, aquí “estamos, rodeados de militares y policías, y en lugar de disminuir la violencia parece que arrecia”. Esos dichos del obispo fueron aplaudidos por los asistentes.
Mientras tanto, a las afueras del centro de la reunión, los manifestantes eran retirados con el uso de la fuerza. Como si los principales, agraviados, los jóvenes, no tuvieran el derecho de hacer sus propios reclamos en la misma reunión. Por eso también recibió reclamos el presidente Calderón: “¡A eso vino a la ciudad, a reprimir jóvenes?”. Y el enviado, Gómez Mont, salió raspado. Con calificativos en la cara y un rozón en la cabeza. Era la molestia de los excluidos de la reunión a puerta cerrada que ocurría en los Cibeles.
Mientras que por los empresarios, habló en la reunión Manuel Ortega Fernández. Se quedó corto, seguramente, cuando dijo que durante 2009 se perdieron 6 mil empleos, a causa de la violencia. Igualmente, que muchos están frente a la disyuntiva de pagar impuestos o salarios. Y eso que no se habló ampliamente de las extorsiones de que son objeto, los empresarios pequeños y medianos. Como ha dicho alguno de ellos: ya hasta tenemos miedo de levantar el teléfono porque pueden ser ellos, los extorsionadores, de quienes reciben amenazas de todo tipo.
Un “ya basta” salió de un representante de los medios de comunicación. Era Sergio Cabada, director del canal 44 de televisión. Porque nunca se imaginaron que la actividad periodística se convirtiera en “una tarea tan peligrosa”, y recordó el no dejar de lado la reconstrucción del tejido social. Óscar Cantú, del periódico Norte de Ciudad Juárez, por su lado, dijo que no se vale lo que se está haciendo a la sociedad en Ciudad Juárez. Mientras que un anónimo reclamó: “Nosotros vamos a recuperar Ciudad Juárez”.
Y así es. Le corresponde a la sociedad, pese a las migajas del gobierno, recuperar sus espacios vitales, entre ellos la propia ciudad. No obstante se filtró a la prensa que hay personas a quienes les han ofrecido tarjetas para que emigren a vivir a El Paso. Pero eso no resuelve, al contrario, aumenta los agravios. No obstante las cuatro medidas anunciadas son paliativas. Porque el Ejército se queda, sin importar los abucheos que recibiera el comandante de la V zona militar, general Felipe de Jesús Espitia. Pero habrá atención social y algunas obras como escuelas y centros de recreación para jóvenes.
Entre tanto, no hay tal replanteamiento de la estrategia para combatir a las bandas del crimen organizado en Juárez, con todo y los reclamos de la sociedad civil. Mientras tanto, el presidente prometió regresar el miércoles siguiente. A seguir prometiendo, de seguro.

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viernes, 12 de febrero de 2010

El mensaje de Galván

INSEGURIDAD
12/febrero/2010

*Sedena, para leer entre líneas
*Puntos de vista contradictorios

Diversas reacciones recogió la prensa tras el discurso pronunciado el pasado martes 9 por el Secretario de la Defensa Nacional (Sedena), el general Guillermo Galván Galván, con motivo de 97 aniversario de la (simbólica) Marcha de la Lealtad, efectuado en el Castillo de Chapultepec en la ciudad de México. Pero porque el mensaje mismo parece contradictorio.
Orador único de la mencionada ceremonia, los menos criticaron el espaldarazo a la propuesta de reforma política en curso del presidente Felipe Calderón. Ahí el general dijo que: “Sólo mediante reformas integrales estaremos en condiciones de consolidar ese bienestar colectivo que todos exigen, pero que no todos procuran”. Y agregó: “Esa es la propuesta y la convocatoria presidencial. No es una utopía; se trata de voluntad, de responsabilidad y de compromiso histórico”. El discurso completo fue difundido ampliamente por los medios de comunicación.
Las críticas subieron de tono. “La utilización del general Guillermo Galván por Felipe Calderón para promover su iniciativa de reforma política muestra la desesperación del Presidente, quien no cuenta con el apoyo de los partidos políticos ni de la sociedad, además de que pone en evidencia la debilidad del Ejecutivo Federal”, criticó el dirigente nacional del PT, Alberto Anaya.
Los reclamos mayores por entrometerse en política, le vinieron del coordinador del PRD en la Cámara de Diputados, Alejandro Encinas: “La Constitución ordena la separación clara entre el Ejército y la política. Cuando se rompe esa frontera se presentan los excesos, como los ocurridos durante la guerra sucia en los años 70; entonces el Ejército se convirtió en instrumento de combate contra la disidencia política”.
En tanto el panista Felipe González dijo que el secretario de la Defensa, Galván, actuó dentro del marco legal al convocar a acuerdos políticos y pedir que se aprueben las reformas pendientes. “Si en la lucha contra el crimen organizado los militares ponen los muertos, tienen derecho a opinar”. El secretario adjunto de la dirigencia nacional del PRI, Samuel Aguilar Solís, calificó: “En lo que debe estar pensando en este momento el Ejército es en el tema de la inseguridad; especialmente ahora, cuando la situación es de tal gravedad que puede trascender el tema de la seguridad pública para convertirse en un asunto de seguridad nacional. Dados los crecientes niveles de violencia en el país”.
Otras referencias al tema de la política hizo el general Galván. Y, en alguna medida se pasó de la raya. Sobre todo cuando arremetió en contra de los defensores de los derechos humanos —ni se diga los organismos internacionales cuyas presiones hacen mayor eco—, quienes dan puntual seguimiento a las continuas violaciones cometidas por soldados a la población civil, la mayoría de los cuales quedan impunes. Una de las facetas que trae consigo la presencia militar en el combate al narcotráfico y el crimen organizado.
Es decir que, en el tema de los derechos humanos el Ejército se hace acreedor a cualquier tipo de señalamientos y no los acepta. Y será hasta en tanto no cambien los mecanismos al interior de la propia justicia castrense. Por eso arremetió: “Pierden el tiempo —expresó el titular de Sedena— aquellos que pretenden dividir a los soldados de aire, mar y tierra. Jamás habrá discordancia entre quienes tenemos la misma cuna, la misma forja y un mismo horizonte: México”. Sólo que la crítica por las violaciones a los derechos humanos no apuntan al divisionismo de las Fuerzas Armadas. O sea, que un señalamiento no justifica el otro.
Sin embargo, fiel a los principios de lealtad al poder Ejecutivo, como jefe máximo de las Fuerzas Armadas, el Ejército tiene otro problema. Está consciente del desgaste que le trae como institución frente a la población, su presencia misma en el combate frontal al crimen organizado. Una guerra a la que no llegó, lo metieron. Y esa pérdida de credibilidad, también es preocupación de las Fuerzas Armadas. Y es al titular de la Sedena a quien le corresponde hacer algo en contra de dicho desgaste.
Dicha preocupación no justifica, pero sí explica en parte la intromisión del general Guillermo Galván el hablar de política. Precisamente de “reforma política”. No obstante, en público y frente a los representantes de los demás poderes —estuvieron presentes líderes del poder Legislativo, el presidente de la SCJN y miembros del gabinete—, Galván se comprometió a seguir redoblando esfuerzos para combatir los desafíos de la seguridad interior, “dando todas las batallas, las que sean necesarias”, pues “contener en primera línea el daño de la criminalidad organizada causa en la sociedad, nos hace conscientes de los peligros que acechan y de los riesgos que se corren”.
Pero también demandó, el titular de la Sedena, acuerdos políticos; porque “la cohesión de la sociedad es un factor indispensable para concretar el proyecto del país”. Porque el acuerdo político es una actitud propositiva y virtuosa que conduce al consenso por la vía del respeto, la prudencia y la buena intención para escuchar y comprender las razones de los demás. Es la expresión de madurez y de fino diálogo que permite capitalizar las coyunturas que se nos presentan”. En ese sentido, agregó, “Se requieren ideas creativas, renovadoras y dinámicas que sincronicen a la nación con la modernidad”.
Sutilmente y, como entre líneas, sin mencionar propiamente la reforma calderonista sino las “reformas integrales” que le están faltando a este país, y sin deslealtad en su discurso el general Galván defendió a la institución que representa. Habló de la “cohesión de la sociedad” y no de confrontarla. Porque, en el fondo, a la Sedena le preocupa también el descrédito que le está generando hacer tareas de policía en las calles de ciudades como Juárez, Chihuahua. Y en eso no hay contradicción sino lealtad.
Ese tipo de tareas encomendadas al Ejército, es un tema que todavía debe discutirse más. Pero una cosa es cierta: el Presidente se va, en tanto las Fuerzas Armadas se quedan. Un asunto como para leer entre líneas, por lo delicado e importante.

Contacto: sgb33@hotmail.com

Se hunde Valle de Chalco

INSEGURIDAD
11/febrero/2010

*”Solidaridad”, la ciudad modelo de Salinas
*Subsuelo arcilloso de la Ciudad de México

Ahora son colonias completas del oriente del Valle de México. Los todavía afectados por las lluvias recientes, por inundaciones y el rompimiento del canal de aguas negras son, principalmente, una parte de los habitantes de municipios como de Ecatepec, Netzahualcóyotl y todo el Valle de Chalco Solidaridad, en el Estado de México. Así como un área no menor de la delegación Tláhuac, en el Distrito Federal. Y el riesgo sigue para dentro de unos días, porque se esperan más lluvias.
Y a los problemas por los que está pasando la población de la región, que ha perdido una parte importante de su patrimonio en enseres domésticos y hasta sus propias casas, se suma el peligro hacia el futuro mediato de que las aguas vuelvan a sus antiguos dominios. Es decir que, o bien se hacen grandes inversiones de infraestructura hidráulica para el manejo del agua tanto de lluvia como de los desechos que fluyen por el canal de aguas negras, o las inundaciones amenazan convertirse en permanentes.
Por lo mismo, pese a los esfuerzos de las autoridades federales, estatales y municipales de resolver en estos momentos y cuanto antes el problema, tapando el boquete del canal en donde por si fuera poco confluyen los ríos La Compañía y el de Amecameca, además de proporcionar a las personas todas las medidas de atención que requieren; los mismos responsables tendrían que ver cómo tratar con la amenaza en el mediano, pero sobre todo, para el largo plazo.
Los peligros son mayúsculos porque, como lo venían diagnosticando investigadores geólogos de la UNAM, en el futuro no tan lejano (hacia el 2020) la zona podría resultar inhabitable en un área de radio entre 2.5 a 3 kilómetros. Ha sido el investigador, Marcos Adrián Ortega Guerrero, del Centro de Geociencias de la institución superior, quien en estos días ha recordado el diagnóstico que de la región se tiene desde hace algunos años.
Además que, esa parte del área metropolitana fue en tiempos no tan remotos zona lacustre —como el resto del Valle de México, donde los mexicas se asentaron para fundar la antigua ciudad de México Tenochtitlán—, la sobreexplotación a la que ha sido sometida desde los años 80 para acá, cuando se perforaron un total de 14 pozos para extraer agua del subsuelo, a estas alturas hay compresión en el subsuelo. Y, por tanto, hundimientos.
Sí. El investigador advirtió —en una información que recabaron El Universal y la revista Proceso— que para el 2020, el Valle de Chalco registraría un hundimiento de hasta 19 metros, por lo que se incrementa el riesgo de las fracturas en las zonas urbanas. Una depresión topográfica originada por la sobreexplotación de los mantos acuíferos, por lo que recomienda reubicar las zonas afectadas ante el peligro de nuevas inundaciones.
Ha sido la operación de los pozos construidos para la extracción de agua de la planicie de Chalco, “en lo que en conjunto se denominó Sistema Mixquic-Santa Catarina”, lo que ha provocando la depresión topográfica que ahora genera hundimientos de 40 centímetros al año en la región. Además, Adrián Ortega advierte sobre la formación de un nuevo lago por la acumulación de agua en la superficie, que tiene ya 12 metros de hundimiento de los niveles originales del terreno, como algo factible.
Por tanto. Lo que está ocurriendo ahora son apenas algunos avisos de lo que puede suceder después. Las autoridades deben tomar las medidas pertinentes. Porque si ya en su momento, Valle de Chalco “Solidaridad” que construyó Carlos Salinas se erigió como modelo de planeación urbana aledaña a la ZMVM, con la garantía de todos los servicios se revirtió, eso mismo no puede permitirse en el futuro. Porque las predicciones de hundimiento de 15 metros formuladas hace algunos años se han cumplido.
Así, “en concordancia con las tendencias observadas, se calcula que en 2020 el Valle de Chalco tendrá el hundimiento referido e incluirá entre mil 200 y mil 500 hectáreas de superficie, así como una parte de suelo agrícola, que podría afectar cerca de 25 hectáreas de la zona urbana de Tláhuac y 150 del Valle de Chalco”, según el investigador de la UNAM. Y, con el nacimiento del nuevo lago, la carretera Tláhuac-Chalco requerirá de nuevas elevaciones, y las zonas urbanas de Chalco —las colonias Américas I y II, María Isabel, Niños Héroes, Alfredo Baranda y San Miguel Xico—, así como algunas colonias de Tláhuac —la Habana y San José—, estarán expuestas a los riesgos de hundimiento e inundación”, concluyó Adrián Ortega.
Pero el estudio de los hundimientos del Valle de México data de, por lo menos, el año de 1945, cuando se formó la Comisión Impulsora de la Investigación Científica, donde el jefe de la Sección Mecánica de Suelos era el Dr. Nabor Carrillo, y los ingenieros Fernando Hiriart y Raúl Sandoval los investigadores. Con los apoyos de ICA en los estudios geotécnicos, dicha comisión pudo elaborar el primer Plano de la Zonificación Geotécnica de la Ciudad de México, que con ligeras modificaciones sigue siendo actual.
Del hundimiento regional, el Dr. Carrillo concluyó que era consecuencia de la consolidación de las arcillas inducido por la extracción de agua para el abastecimiento de la ciudad. Los profesores Raúl J. Marsal y Marcos Mazari, responsables del laboratorio de ICA montado entre 1947 y 1952, demostraron que la interpretación del Dr. Carrillo era acertada. Desde entonces a la fecha se estudia el subsuelo de la Ciudad de México en sus diferentes secciones, pero siempre bajo los preceptos aportados por Carrillo.
Hoy se sabe que la “consolidación” no termina, y que además las arcillas duras y hasta los materiales granulares por debajo de los 80 m de profundidad aportan un porcentaje grande de hundimiento. En fin. La Ciudad no se puede mover de lugar. Pero sí se puede prever cualquier desastre visible ya en áreas como Valle de Chalco y zonas aledañas. Sería la mejor “solidaridad”.

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miércoles, 10 de febrero de 2010

Golpe indirecto a El Chapo

INSEGURIDAD
10/febrero/2010

*Megaoperativo en Colombia
*Rompimiento de redes aéreas

No se ve por dónde. Ni cuándo. Con todo y que al gobierno que encabeza al Presidente Felipe Calderón le corresponde tomar las riendas del cambio de la estrategia antinarco y contra el crimen organizado, todavía no se decide. Tampoco su partido, Acción Nacional, tiene para cuándo. Y, o bien no sabe qué hacer, ni tampoco cómo o por dónde iniciar los cambios, o las propuestas. No se atreve siquiera a la consulta, a sabiendas de que las promesas andan en el aire; como las ha lanzado en varias ocasiones el presidente (contando la declaración en Japón hace algunos días). Pero, es digno de reconocer que el PAN está, pese a todo, a tono con los tiempos electorales: interesado como anda en los amarres, hasta con los enemigos políticos, con tal de no perderlo todo en este año electoral.
Bueno, pero si ni siquiera el titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont tiene para cuándo. Con todo y que pida disculpas a los deudos de Ciudad Juárez, porque eso no basta. Nada remedia. Como si nadie quisiera afrontar el dichoso cambio de estrategia, porque eso significa un reconocimiento tácito de que lo hecho hasta hoy o resulta completamente insuficiente o de plano no funciona. Mejor se hacen los occisos. Mientras tanto las bandas del crimen hacen de las suyas. Porque el gobierno no sabe cómo confrontarlos.
Pero eso no es lo que la sociedad mexicana espera. Sobre todo la sociedad juarense. Todos quieren el cambio de estrategia. Sin ambages. Sin proteccionismos. Porque, como las evidencias lo denuncian, la declarada “guerra” tiene destinatarios. Y al parecer hasta “protegidos”. Porque al clan de Joaquín El Chapo Guzmán no se le toca. Al menos hasta que no se demuestre lo contrario. Al cártel de Sinaloa se le ha golpeado menos, “es porque funciona de manera diferente. Ejerce más como una trasnacional, que con un método territorial”, según las declaraciones de Edgardo Buscaglia y de un funcionario anónimo a The Economist de febrero.
En cambio, otros cárteles como La Familia Michoacana y Los Zetas, un grupo particularmente violento conformado por ex militares, están controlando ciudades y diversificando la extorsión y el secuestro, entre la población. Pero eso no es todo. Según la fuente anónima que declara a The Economist. No solamente El Chapo sobornó su salida de una prisión federal en 2001. “Su territorio ahora es de 60 mil kilómetros cuadrados (23 mil millas cuadradas) de las montañas rugosas donde usted necesitaría a 100 mil soldados para rodear el área”, lo que no garantiza su recaptura.
Todavía más. Según se informó ayer, en Colombia se dio un fuerte golpe a la estructura de El Chapo Guzmán. Anunciado como el segundo operativo en importancia histórica, fue un megaoperativo en contra de los cárteles colombianos y mexicanos. Se detuvo a 21 personas que formaban parte (12 de ellos) del cártel de Los Pilotos. Se les decomisaron 25 aeronaves. Conocidos así porque utilizaban los jet King-500 y Centurión (con cinco mil horas de vuelo), para cruzar por el Pacífico hacia varios países, entre ellos México. Y eran el principal contacto entre Colombia y El Chapo Guzmán. Entre Los Pilotos, operaba una mujer mexicana que responde al nombre de María Patricia Rodríguez Monsalve. Ex esposa del Francisco Cifuentes (del cártel de Cali, Colombia). Según se informó, ella mantenía una relación “fluida, permanente y frecuente” con Joaquín Guzmán. Además de los narcotraficantes Maximiliano Bonilla, El Valenciano y Daniel El Loco, John Freddy Correa, Freddy Arciniegas Niño, José Guillermo Gallón Henao, Maro Gómez, Julio Hernando Moya, entre otros.
Resultado de dos años de investigación, el operativo llamado Operación Fronteras, según informó el general Óscar Naranjo, director de la policía colombiana, desarticuló a cuatro bandas. Es el operativo más grande contra el narcotráfico desde 1999, y uno de “los golpes estructurales más impactantes desde que se produjo la Operación Milenio”. En las pesquisas participaron 35 equipos de investigación, entre la Agencia Antidrogas, la DEA, y fiscalías colombiana y de Dallas, y se extendió a seis ciudades colombianas y un municipio, entre ellas Medellín, Cali, Bucaramanga, Ibagué, Barranquilla y Cartagena, la costa y Villanueva (Casanare).
En el decurso de 10 años, los delincuentes afectaron a por lo menos 10 países, entre ellos Estados Unidos, México, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Honduras, República Dominicana, Colombia y Venezuela, tanto con operaciones de lavado de dinero bajo la apariencia de negocios legales, y con el transporte y comercialización de la droga, según el propio general Naranjo.
En tanto, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, define el golpe como “paso importante”. “Es en la dirección correcta, ojalá los podamos capturar a todos”. Porque son personas “vinculadas directamente con las bandas criminales, que son las responsables de homicidios y acciones violentas”, en varias partes del país.
Mientras que para el ex presidente colombiano, César Gaviria, es acertada la lucha, pero errónea la estrategia del presidente Felipe Calderón. Gaviria dijo antier, al participar en la XXV Reunión Anual de Consejeros del Tec de Monterrey, que el combate a los cárteles de las drogas debe de estar asignado a un grupo reducido, a comandos especiales y a cuerpos de justicia especializada. “Creo que el presidente Calderón estuvo correcto en una reacción instintiva que tuvo de enfrentar a los cárteles; los colombianos nos descuidamos, miramos para otro lado muchos años y cuando menos pensamos estaba en jaque el país y las instituciones y la democracia (el narcotráfico) mató a dos candidatos”. Colombia llegó al extremo de tener jueces y testigos secretos para combatir a los cárteles. Y, entre otras cosas, remató: “El ejercicio de aprendizaje en México se está volviendo largo”.

Correo: sgb33@hotmail.com

¿Por qué Juárez?

INSEGURIDAD
9/febrero/2010

*Algunas preguntas de los juarenses
*Reclamo a las autoridades, todas

1.-- ¿Por qué, antes de seguir equivocándose en el caso de Ciudad Juárez, tanto el gobierno federal como el estatal, no se ponen de acuerdo, si es que ambos comparten la preocupación por la situación que ha estado transitando por esa ciudad fronteriza de Chihuahua durante los últimos años? Porque el problema de la violencia y la inseguridad asociada siguen latentes. Lo último: continúa la indignación por el asesinato de los jóvenes estudiantes acribillados el fin de semana anterior en la colonia Salvarcar, que nada tenían que ver con la delincuencia.
2.-- ¿Por qué no se reúnen los funcionarios de sendos gobiernos, comenzando por los titulares de los poderes, por el Ejecutivo Felipe Calderón Hinojosa, y por el estatal, José Reyes Baeza, para definir una estrategia común, por muy compleja, y como es de esperarse de un Estado democrático que presume colocar por delante el ciudadano? Porque ambos representantes de gobierno han dado muestras de redefinir sus acciones. El primero, Calderón, cuando apenas prometió convocar a la sociedad juarense para que contribuya —“tomarla en cuenta”— en buscar salidas. Lo que significa, no obstante, un replanteamiento de la estrategia aplicada hasta la fecha desde que comenzó la declarada “guerra” contra el narcotráfico de Felipe Calderón. Y la sociedad civil organizada está puesta, para el diagnóstico y las medidas de solución. El segundo, Baeza, porque en estos días está formalizando ante las instancias legislativa y judicial locales, su propuesta de trasladar los poderes del estado de la capital a Ciudad Juárez (en una suerte de gobierno itinerante, medida no permanente sino emergente). Además que el propio gobernador solicita la entrega, al gobierno federal, de 3 mil millones de pesos para obras y programas sociales en aquella ciudad. Propuestas, ambas, por las que ha encontrado tremenda oposición y severas críticas.
3.-- ¿Serán capaces de unirse en acciones coordinadas sendos gobiernos, para no seguir por su lado cada uno y de ese modo impedir la contaminación política del caso Juárez? Porque las posturas separadas sólo muestran la partidización de las acciones. Con todo, es al gobierno federal a quien compete la coordinación de las acciones, apoyando en todo al gobierno estatal sin prejuicios centralistas ni posturas de pose presidencialista. Lo que se tiene hoy resulta insuficiente. Y Ciudad Juárez merece toda la atención. Es un caso que atenta la propia vigencia del Estado de derecho. Un asunto que amenaza la seguridad nacional, por el grado de descontrol de la autoridad local, y porque pese a la presencia del Ejército la violencia orquestada por el crimen organizado no cede. En eso le asiste la razón a Baeza cuando critica a Calderón porque se hace presente en los estados de Michoacán y Edomex (algo que, desde luego, tampoco puede abandonar porque es parte de su responsabilidad), con motivo de las recientes inundaciones pero no se para por Juárez, a brindar el apoyo a los deudos de los jóvenes recién fallecidos. El asunto es que poco se logrará con acciones descoordinadas.
4.-- ¿Por qué las medidas anunciadas por Reyes Baeza, del traslado de los poderes a Ciudad Juárez, tenía qué hacerlas en la coyuntura preelectoral, cuando a él le queda menos de un año al frente del gobierno y están encendidas las luces de las elecciones del 4 de julio entrante, donde además de renovarse al congreso local, serán votados autoridades de 67 ayuntamientos? Amplío esta interrogante con otra. ¿Acaso será porque, como apuntan las críticas panistas y perredistas —el PRD ha reaccionado incluso demandando la desaparición de los poderes en Chihuahua por el inoportuno anuncio de Baeza—, su partido Revolucionario Institucional teme perder la elección de gobernador con todo y César Duarte Jáquez como el candidato de unidad? En este sentido, tanto Baeza como el PRI tienen que enfrentar las reacciones por proponer el traslado de poderes. Defender, en todo caso que la prioridad de Juárez está por encima de la coyuntura electoral. Pero padecerán desgaste todos. Más cuando el procurador, Víctor Valencia de los Santos, abandonó el barco de la procuraduría local, cuando todavía no ofrece resultados suficientes, para irse a competir por la alcaldía misma de Ciudad Juárez. Es decir, que para el propio gobernador las medidas anunciadas no merecen menos críticas por el ambiente electoral en puerta. Pese a que la situación tampoco merece retrasos.
Lo cierto es que cada instancia de gobierno, federal y estatal, por su lado y descoordinada, no contribuirá sino prolongará más la agonía y el sufrimiento desatado por la violencia de las bandas del crimen organizado. Más allá del ajuste de cuentas por la disputa territorial y el millonario negocio del paso de las drogas hacia Estados Unidos por esa frontera.
El problema exige la mejor salida posible. Aunque sea la más compleja. Pero la tranquilidad de los juarenses lo merece. ¿Acaso el gobierno federal, cuando bien que mal ha reconocido ya su estrategia fallida antinarco, no puede retomar el rumbo y redefinirlo convocando para ello a los juarenses, expertos en el tema, investigadores, universitarios, legisladores, y a todos pero sin politizar el asunto?
5.-- ¿Por qué el Congreso de la Unión se presta a convocar en secreto al gabinete de Seguridad a rendir cuentas en petit comité, cuando todos tenemos el derecho a conocer de viva voz de los responsables, sobre los resultados alcanzados —o frustrados— en materia de seguridad? El problema de la inseguridad lastima cada vez, tanto a los juarenses como a mexicanos. Por eso, no más acciones aisladas. ¡Porque cuidado! Como lo dijo Eduardo Gamarra (director del Centro para América Latina y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida) en referencia al tema: “Lo último que debe hacerse es mentir, porque al final todo se revierte y explota en las manos acabando con muchas carreras políticas. El pueblo, jamás perdona una mentira. Menos si jugaste con su integridad, pues además de todo corres el riesgo de pasar por cómplice de la mafia”. El caso es que ninguna autoridad, por muy fuerte que sea, puede sola.

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domingo, 7 de febrero de 2010

El Estado sectario

INSEGURIDAD
8/febrero/2010
Para César Ávila, El Ché. Por ser fuerte.

*Del libre comercio al deterioro
*La familia, respuesta de la sociedad

Todos los días son de reflexión de los problemas cotidianos. Lo hacemos unos de un modo, otros de otro. Unos en los medios de comunicación (la corresponsabilidad asociada por hablar de la “cosa pública”), otros simplemente en los círculos de amigos y al interior de las familias donde fluyen las opiniones. Pero ni nos dejan en paz —los problemas—, ni podemos dejarlos transcurrir sin más; como si nada. Porque son la parte complicada del funcionamiento de una sociedad como la mexicana, de familias —más unidas que desunidas, sólo perturbadas por las circunstancias— como las nuestras.
Claro que hay unos problemas que absorben más tiempo y dedicación que otros. Algunos, persistentes, porque afectan y castigan más la vida colectiva y familiar. Más cuando la familia es el círculo del acontecer de lo individual; el núcleo donde finalmente penetran e impactan. Unos problemas más, directa, otros menos, indirectamente. Y a un(os) miembro(s) más que a otro(s). También es el espacio donde se ve la forma de superarlos, de enfrentarlos y de ayudarse mutuamente. Así sea, como se dice comúnmente, compartiendo lo poco que se tiene. Pero apoyándose al fin.
No hay de otra. Sobre todo cuando finalmente devienen los consensos de que hay responsables y corresponsables de la situación. Y de su complejidad. No se requiere estar tan informados para saberlo. Como de muchos aquellos problemas que parecieran irresolubles, pero no lo son. Simplemente porque corren abandonados a su suerte, como si no respondieran a causales definidas y muy específicas. Son las creencias de la “acción individual”, de la “sociedad libre”, de la “libre empresa”, del “libre mercado” al fin. De que todo eso basta para resolverlos. Trátese de aquellos básicos como la falta de un empleo, o de aquellos otros subsiguientes generales como la inseguridad pública; o entre la educación y el robo a mano armada. Y tantos otros.
Pero la verdad es que interfiere mucho, y no de ahora sino desde hace algunos siglos, la concepción que del gobierno tengan y la utilidad que del mismo hagan quienes detentan el poder o sirvan para él. El grupo de elite de quienes se encaraman o adueñan del mismo, ya sea por las buenas o por las malas; bajo el mecanismo autoritario con el apoyo de la fuerza policiaca o militar, o sujeto a procesos democráticos o de apariencia consensuada por vías electorales, más la utilidad que prestan los enajenantes medios de comunicación masiva, como la televisión que está al servicio de ese mismo poder.
Importan, además, la educación de los gobernantes y su cultura acumulada, la extracción de clase de aquellos que dirigen los destinos de un país. La preparación y los grados educativos. Las escuelas y sus “corrientes” en boga. Si apoyan las acciones del Estado, su coparticipación en la vida económica, política y social, o no lo hacen.
Y en nuestro país, bajo la utilidad y el rigor del “libre mercado”, el Estado ha sacado las manos de los asuntos relativos a la vida social. A su problemática y su solución; con todo y que eso mismo acelere el deterioro y los problemas. Es lo que rige en México bajo las presentes circunstancias: el interés privado. Y el interés particular no resuelve los asuntos generales de la economía, ni de la vida social y los de la esfera política lo hacen únicamente a contentillo. Todavía y por si fuera poco, cuando las cosas no salen bien se echa mano de la fuerza pública en aras del “interés general”. Por no decir que se defiende el interés particular.
A partir de esos principios, todo gira y se acondiciona para preservar el estatus quo. Y no hay políticas públicas de bienestar. La añoranza de John Mynard Keynes es constante. Al menos la “política del bienestar” fue capaz de sacar adelante a la sociedad estadounidense con el apoyo completo del Estado. Fueron los principios que, empujados por el gobierno de Franklin D. Roosevelt, armaron a la sociedad en su conjunto para sacar a Estados Unidos de la debacle tras el crack de 1929. Luego de una de las crisis económicas de mayores agravantes sociales, que sacudió a la estructura general del país.
Así, en aquellos países como el nuestro en donde se copian las políticas de afuera, siguiendo preceptos creados a partir de la intencionalidad de otros (como los acreedores de la banca internacional), la situación ha derivado en el desastre durante los últimos casi 30 años. Ha sido el periodo de la entrada en vigor del neoliberalismo ramplón; a secas y sin más, y del desastre económico y social. Muy atrás quedaron (entre las décadas de los 40 a los 70) las políticas del llamado “intervencionismo del Estado”. De lo que en México se conoció como la etapa del “desarrollo estabilizador”, que alcanzó tasas de crecimiento del 6 por ciento de PIB y más. Una etapa altamente denostada hoy porque el mercado interno se mantuvo cerrado, protegido por el Estado y ajeno a la competitividad del exterior. Pero hubo desarrollo, empleos y salarios dignos.
Ahora, en cambio, pululan los escenarios de la descomposición. En muchas áreas en donde el Estado ha dejado todo a la libre determinación de la “competencia”, y a las fuerzas del libre mercado, no hay muestras de solución. No hay políticas públicas. No hay política social. Por eso el deterioro y la sensación del abandono. Por eso el impacto de muchos problemas que han crecido al grado de amenazar con el ahogo de la sociedad, desde todos los ámbitos posibles.
Por eso la disfuncionalidad social, pero también económica y política. Donde lo económico y lo político dan resultados sólo para unos cuantos. Porque la economía y la política resultan sectarias. Porque en los hechos tenemos a un Estado sectario, y todo lo que de ello se deriva. Como amenazar al resto de las estructuras del mismo Estado y su operatividad. Por eso la percepción del Estado fallido.
En tanto la sociedad está tan abandonada como amenazada. Porque no hay atención a sus demandas. Y cuando las hay, la respuesta es la amenaza, la persecución de la protesta y la violencia. En tanto las familias ven amenazados sus cimientos. Todo apunta al trastrocamiento hasta el ser individual. Las familias asumen su responsabilidad. A ver cuándo el Estado hace su parte. Desde el gobierno, y desde el poder.

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