jueves, 25 de marzo de 2010

Pretendida transexenalidad

INSEGURIDAD*
26/marzo/2010

*FCH propone una estrategia más allá
*Sin resultados, grandes ambiciones

Con harta frecuencia, un amigo dice que en los últimos años el tema de la seguridad ha pasado a formar parte fundamental de la agenda de aspirantes a puestos de elección popular, espacios de gobierno y legisladores, y hasta de candidatos a presidentes de la República. Que el problema de la inseguridad se está explotando al máximo, al grado que quienes lo utilizan como bandera consiguen votos, y el apoyo popular correspondiente cuando el político promete resolverlo.
Es verdad. Como también lo es, que el problema dejó de ser sólo para las agendas electorales. Y, también últimamente, ha alcanzado el estatus de permanencia. De refilón, es como si el Estado no estuviese cumpliendo, como ciertamente no lo hace, con su responsabilidad de garantizar la tranquilidad al ciudadano de a pie. En la calle, en la escuela, en la casa. Es decir, que pasa por el descrédito de las instancias encargadas de atender la seguridad, como las policiacas, los jueces, los ministerios públicos, las instancias municipales, estatales y federales.
Y la continuidad de la violencia, en los últimos años, ha sido alimentada por la delincuencia organizada, en su expresión más extendida y rentable: el narcotráfico, con todas sus aristas de cultivo, procesamiento, trasiego y venta en mercados locales e internacionales; lavado de dinero y capitales financieros. La delincuencia alteró el tipo de delitos. Y de los más comunes pasaron a los más agresivos y costosos. Cobró importancia, por ejemplo, el negocio de la venta de armas para los estadounidenses. Es decir, que la sociedad mexicana vive ahora en un ambiente de zozobra permanente, por el desbordamiento de esa violencia que alienta el narcotráfico. En unos estados de la República más, en otros menos, pero convertido en un problema nacional.
Y la generalización de la violencia ha permeado a la sociedad por al menos dos razones: 1) la llamada “guerra” contra el narcotráfico desde que comenzó el actual sexenio y aceleró las cosas, y 2) la lucha entre los cárteles que se disputan territorios como “plazas” para la venta o el traslado de las diferentes drogas que comercializan. Ambas han derivado en más violencia.
Con dos elementos adicionales, todavía, que le afectan a los mexicanos porque les pega directamente en la seguridad: 1) México dejó de ser históricamente un simple paso de la droga procedente del sur de América Latina, sobre todo Colombia, para convertirse en país de consumo, cultivo y proceso de una gran parte de los narcóticos, y 2) al norte está el país vecino, Estados Unidos, que representa el mercado consumidor más grande del mundo y donde el producto se paga en dólares y a precios elevados.
De ahí el auge, al grado del desbordamiento del problema que genera el narcotráfico en materia de inseguridad para los mexicanos. Lo lamentable es que el clima parece tomar carta de naturalidad. Es como si nos estuviéramos acostumbrando a la violencia con esa situación amenazadoramente “normal”.
Eso es lo temerario para la sociedad. Y en buena medida también los medios de comunicación —particularmente la televisión— que han contribuido a ello. Es decir, no sólo la violencia se ha generalizado. También la “nota roja”, porque “vende”. Como hacer periodismo al viejo estilo. No se ve que ahora el problema es completamente nuevo. Y seguir igual suena más a estarle haciendo la propaganda gratuita al narcotraficante, cuando se resalta la narcomanta, el descabezado, el número de muertos, etcétera, como simples actos policiacos. Como las detenciones de algunos narcos que se publicitan como grandes logros de la lucha antinarco, cuando no lo son porque a los cárteles no se les ataca en su centro financiero.
Tan sólo por eso, porque no hay una lucha planificada y sistemática, continua o de inteligencia contra los cárteles —como se requiere para poder cantar victoria—, porque la “guerra” contra el narcotráfico de este gobierno no está reportando logros. Tan solo por eso el Presidente mexicano no debería estar hablando de fijar la agenda del próximo presidente sustituto.
Porque, por un lado, a todas luces la guerra se está perdiendo. Por otra parte, si todavía no se elabora una evaluación seria por parte del propio gobierno de la dichosa “estrategia”, ¿cómo es posible que Calderón esté planteando a estas alturas la transexenalidad de la política contra el crimen organizado?
Así lo ha expresado, que el próximo que llegue a Los Pinos, en el 2012, no importa cuál sea el color del partido que gane, dijo, “sino que dé color en el tema de la seguridad”. Una muy desbordada pretensión.
Sobre todo porque también para esta determinación, así como se tomó sin considerar a instancia alguna de sacar al Ejército a las calles para combatir el flagelo, más bien está logrando desgastarlo (quién sabe con qué intenciones, pero algo no anda bien).
Es así como, nuevamente, el propio Calderón pretende pasar por encima de la sociedad —que es la más afectada porque está poniendo las víctimas—, de los medios de comunicación, de los partidos políticos y hasta del Congreso de la Unión. Como si fueran entidades políticas controladas, o meramente sometidas al designio presidencial. Ambición desbordada de continuar con una política a todas luces fallida.

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(*) Por asueto de Semana Mayor, nos vemos hasta el próximo lunes 5 de abril. Aviso a mis lectores que, una vez cumplida la fase de introducción, esta columna dejará de llamarse “InSeguridad” para titularse en lo adelante “Maniobras del poder”. Agradezco las manifestaciones de apoyo.

Correo: sgb33@hotmail.com

Amenaza para la soberanía

INSEGURIDAD
25/marzo/2010

*Puertas abiertas al intervencionismo
*Cambia Plan Mérida, modalidad de EU

Para Estados Unidos la seguridad (su seguridad) es un asunto de muy elevada prioridad. Con sus variables, lo ha sido siempre, pero desde los atentados terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, se convirtió en tema clave de su política exterior con el mundo, pero más con sus vecinos, principalmente México.
Es decir, EU tiene prioridades (“intereses”; “socios”, lo dice Clinton), y las defiende por encima de todo. La diplomacia es un instrumento. Y mecanismos como el que tiene con México, llamado Iniciativa Mérida, es una herramienta de gran utilidad. Más que una hermana de la caridad, es un ardid para intervenir en los asuntos internos de otros (como México), bajo pretextos veladamente ocultos pero intencionalmente bien armados.
“La seguridad es clave” para EU, lo dijo la secretaria de Estado, Hillary, al concluir la segunda Reunión del Grupo de Alto Nivel México-Estados Unidos sobre la Iniciativa Mérida. Clinton, lo expresó de la siguiente manera: “Estamos expandiendo la IM más allá de lo que se había considerado inicialmente”, para crear una estrategia integral en contra del narcotráfico.
Ciertamente que el crimen organizado es un peligro. Grande y latente no sólo en Ciudad Juárez (ahí se acordó aplicar un Plan Piloto para los corredores Juárez-El Paso y Tijuana-San Diego, con mexicanos supervisado por estadounidenses), donde ha proliferado la violencia recientemente —calificada como la ciudad más violenta, incluso que países en guerra como Irak— y donde hace algunos días perdieron la vida empleados del consulado de EU. Pero con todo y que la señora Clinton reconoce la corresponsabilidad de su país por la demanda de la droga y la venta de armas, hace hincapié en el programa aplicable en México, pero no únicamente para Juárez o el área fronteriza.
En el contexto de una relación tortuosa entre dos vecinos que comparten una frontera de 3,200 km, un comercio superior a los 600 millones de dólares diarios, el cruce de un millón de personas y el flujo de más de 300 mil vehículos al día, México representa un jugoso negocio para los estadounidenses, pero ahora lo ven como un peligro por la violencia desbordada y generada por el crimen organizado. Como que se olvida la parte del “negocio” que para ellos representa el flujo millonario de dólares para su economía, producto de los ilícitos negocios: la venta de armas y el dinero que entra a su sistema financiero.
Por supuesto que el trato es diferenciado. Al menos con respecto al vecino Canadá, porque hablan el mismo idioma y se tratan como iguales. No con México, donde EU pone sus barreras. Es de antaño, lo es ahora. Así lo reflexiona un hombre de las relaciones exteriores de México, como Jorge Montaño en su libro Misión Washington, 1993-1995. De la aprobación del TLCAN al préstamo de rescate, y señala: “Es innecesario recordar que cualquier decisión que adopten los vecinos del norte, inevitablemente tiene un impacto letal sobre la realidad mexicana. Más vale que así lo reconozcamos, a fin de preservar la habilidad de minimizar o evitar los efectos más nocivos”.
Y, para sortear los peligros latentes desde el trato mismo con el vecino del norte, sin doblegarse, Montaño —embajador en EU durante 93-95— advierte: “México debe actuar con las reglas vigentes (los preceptos de la política exterior de no intervención, autodeterminación y solución pacífica de controversias) y no retornar a prácticas de repliegue, ya que nada indica que se puedan lograr avances espectaculares como los que en algún momento se imaginaron algunos dirigentes mexicanos en forma utópica, mostrando su ignorancia de cómo funciona la entraña de las resistencias estadounidenses”.
Así, para como están las cosas ahora, EU va un paso adelante de México. O muchos más. Como lo dijo la secretaria de Seguridad Interna de EU apenas concluyó el encuentro de seguridad México-EU, Janet Napolitano: “Este importante contingente es una sólida señal de compromiso del gobierno de Barack Obama, con la lucha contra los carteles”. Pero es más que eso. Porque cualquier cosa que se haga desde ahora será en el marco de la IM. Y no de un involucramiento de corresponsabilidad, como lo hemos señalado ya en este espacio.
Es decir, que entre las propuestas del encuentro, destacan acciones de cierto intervencionismo, más que los buenos propósitos sobre el anunciado combate conjunto a los cárteles del narcotráfico. Porque a todas luces los cuatro lineamientos que se dieron a conocer al final, fueron elaborados desde EU. El peligroso repliegue del que habla Montaño, de la diplomacia mexicana, que ahora le compete a Espinosa. Mal hecho. Por eso, la IM “evolucionará hacia una nueva fase, con una estrategia de atención a los aspectos sociales en las comunidades afectadas por la violencia”.
Así está: 1) la desarticulación de las organizaciones delictivas que actúan en ambos países, 2) el fortalecimiento de las instituciones encargadas de la procuración de justicia; 3) el desarrollo de una frontera segura y competitiva para el Siglo XXI, 4) el reforzamiento de la cohesión social en comunidades de los dos países.
Oscuras intenciones ocultas, no se menciona cómo se llegó a estas conclusiones y cómo fue que se convirtieron en tareas, dónde queda la participación de las Fuerzas Armadas mexicanas, cuántas y cuáles fuerzas especiales, si policiales o civiles, participarán en las tareas de desmantelamiento de los carteles, quienes serán y qué tipo de acciones para el fortalecimiento social, etcétera. Lagunas más que claridad. Intenciones ocultas. Eso será la nueva modalidad de la estrategia antinarco.
En resumen, siendo del interés de EU ampliar la IM “más allá de lo previsto inicialmente”, habrá acciones que pongan en peligro la seguridad de México, hasta en tanto no haya claridad sobre el papel de cada país en las acciones antinarco. De cualquier modo, EU sigue protegiendo su soberanía. Y México, en entredicho.

Correo: sgb33@hotmail.com

miércoles, 24 de marzo de 2010

¿Dónde está el PRI?

INSEGURIDAD
24/marzo/2010

*El PAN conduce al país al derrumbe
*Mediocre papel como partido opositor

Más allá de la preocupación electoral de julio entrante, donde están en juego algunas gubernaturas, del Partido Revolucionario Institucional no se sabe tanto. Es decir, que el PRI ve los problemas a que conducen al país el actual gobierno de Felipe Calderón y el Partido Acción Nacional, y no hace lo propio como oposición mayoritaria e instituto político con experiencia en el ejercicio del poder presidencial y de la conducción política del país.
No está de más recordar que la reciente coyuntura desgastó considerablemente al principal partido opositor del gobierno, sobre todo con el cochinero en que se les convirtió el destape de la alianza entre los líderes partidistas (Beatriz Paredes, César Nava), el titular de Gobernación y el gobernador del Edomex, Enrique Peña Nieto. Incluso el descrédito de las propias alianzas como instrumento político-electoral.
Todo sucedió desde el momento en que salió a la luz pública que la carga impositiva recayó en las espaldas de la población, a cambio de avalar la Ley de Ingresos 2010 —propuesta de Calderón— para el posterior reparto del pastel. Pero no para inyectar recursos a la política económica y apoyar, digamos, el crecimiento y sacar al país de la tremenda crisis del 2009, sino exclusivamente para beneficio del presunto precandidato del PRI que lleva la delantera televisiva, Peña Nieto, con cuantiosos recursos públicos en una “campaña” extemporánea.
Pero por lo mismo, el PRI ve la tempestad y no se hinca. Es decir, pasmado como parece haber quedado tras el destape del cochinero aliancista (que echó por tierra la muy cantada promesa de no avalar alza de impuesto que afectara el bolsillo —a estas alturas, el estómago— de la población), no se le ve preocupación alguna ni en beneficio propio ni de la población. Y lo saben, pero nada hacen. Al menos es lo parece.
La materia sobra. A todas luces y por todas las fuentes se sabe cómo padecen los mexicanos al gobierno del PAN y al partido mismo. El deterioro de la economía mexicana es de lastre continuo, desde la llegada de ese partido al poder. Ni Vicente Fox ni ahora Felipe Calderón han demostrado agallas para enfrentar los problemas.
La estabilidad macro de la economía (por cierto de estancamiento, porque se persigna con el credo neoliberal fondomonetarista y de la Reserva federal estadounidense) es la que los panistas heredaron de los gobiernos del PRI, por ejemplo. Especialmente de los presidentes Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. Me refiero a las variables principales de las que se encargan el Banxico y Hacienda: el circulante, el tipo de cambio, las tasas de interés, el control de la inflación (a costillas siempre de la contención salarial), la balanza de pagos y las reservas internacionales.
Fuera de eso no hay políticas públicas para el campo ni para la industria. Como secuela, tampoco hay creación de empleos (el Presidente del empleo) ni superación de la pobreza. Hay salarios de hambre para los trabajadores (cuando no se les usurpa su derecho, como sucede con el SME, al cerrar deliberada e ilegalmente LyFC; y por ahí suena amenazante la campana de Lozano con una propuesta que atropella los derechos laborales históricos de los obreros mexicanos). Y, todo lo contrario, los pobres aumentan desproporcionalmente. Los panistas están caminando en reversa, en todo lo referente al bienestar de la población. Son retrógradas.
Así, ni en materia política, como tampoco en la económica y por tanto social, los gobiernos del PAN le son útiles al país. Antes bien, se sirven a sí mismos. Y con la cuchara grande. Queda claro e indignan denuncias públicas como la del libro Camisas azules, manos negras, de Ana Lilia Pérez. Todo referente a las raterías orquestadas en la empresa, pomposamente conocida como, “de los mexicanos”, Petróleos Mexicanos.
Ahí, en pocos años los panistas han hecho lo que las aves de rapiña; o peor aún, porque los rapiñeros se alimentan, se sacian y se van. Pero ellos se han robado la riqueza petrolera al grado de declararla, como hace poco lo reveló su director, en quiebra. ¡Que no se diga que Pemex, la decimoprimer empresa petrolera del mundo está perdido! ¿Y los que se apropian del patrimonio nacional? De la revisión más superficial asomarían las tantas “manos negras”.
Y en todo esto el PRI tendría un papel fundamental; en la revisión y la denuncia pública. Es decir, ocuparse del año electoral, pero simultáneamente empeñarse en desenmascarar la jugada de los panistas que gobiernan para sí. El PRI bien que podría enmendar sus errores sobre la trastada presupuestal del 2010, alguna manera. Pero nada.
No hace tanto tiempo se reveló en Proceso (la semana anterior y la que corre) cómo aumentan las propiedades de Calderón y su familia. Más lo que falta, porque le quedan más de dos años en la Presidencia. Seguro que saldrá, igualito que Vicente Fox y Marta, a manos llenas. También se habló del peso que representa para el erario público la manutención de los expresidentes, con elevadas pensiones, salvo CSG y EZP que no las cobran, pero gozan de tantos otros beneficios.
Apenas ayer, el líder de la fracción del PRI en la Cámara de Diputados, Francisco Rojas, en un artículo de El Universal, comentaba los pendientes que en materia económica tienen los panistas con los mexicanos. Es decir, que el PRI tiene el diagnóstico, pero no las acciones que contrarresten las acciones del PAN. Tampoco, que le pongan la medida. La sociedad lo agradecerá cuando lo hagan.
Pero incluso la propuesta de Reforma Política del PRI en el Senado, si bien tiene puntos importantes y merece revisión aparte, tiene grandes lagunas. Deja intocable el presidencialismo de talante autoritario, por ejemplo. Reconoce también, que “no existe un nuevo arreglo institucional que refleje apropiadamente esta realidad política” actual. Entre otras cosas. Pero hay temas que no son para el futuro sino que demandan atención hoy.
Todo lo anterior, valga tanto para la lideresa priista, Paredes, como para los representantes partidistas en sendas cámaras: Manlio Fabio Beltrones y Francisco Rojas. Tal vez esperan que todo les llegue en charola de plata. Como le sucedió a Fox en el 2000. Buen ejemplo es el Distrito Federal que, siendo la capital política del país, la tienen en abandono total. Por lo mismo seguirá siendo perredista el 2012. Con todo y que los priistas sean los preferidos de las encuestas para retomar Los Pinos, en política nada hay tan seguro. ¡A ver a qué horas!

Correo: sgb33@hotmail.com

lunes, 22 de marzo de 2010

Amenaza para la seguridad

INSEGURIDAD
23/marzo/2010

*Una Cumbre para las imposiciones
*México-EU, nexo intervencionista

La “guerra” contra el narcotráfico emprendida por el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa hace tres años, ha trastocado tanto el ambiente que azuza la tranquilidad de los mexicanos, atenta contra la estabilidad de las instituciones del país, e incluso —a raíz de los últimos acontecimientos en Ciudad Juárez que dio pie a una mayor participación de Estados Unidos— se ha convertido en flagrante amenaza para la seguridad nacional.
Si bien los peligros contra la seguridad comenzaron a desestabilizar al país tiempo atrás —merced al desgobierno con que suplantó en Los Pinos al PRI el PAN, en manos de “la pareja presidencial” de los Fox—, porque las incipientes pugnas entre cárteles surgieron durante el gobierno del antecesor de Calderón, no fue sino hasta que el actual Presidente tomó la decisión (solo y son considerar a los mexicanos) de sacar al Ejército a las calles para combatir el flagelo del crimen organizado, y el narcotráfico como su expresión más aguda, que muchos temas se han acelerado y convertido en un peligro.
Así, con la determinación de echar mano del Ejército para hacer funciones de policía —persiguiendo narcotraficantes y tratando de otorgar tranquilidad al ciudadano (rosario de buenas intenciones)—, patrullando calles en ciudades donde ha arreciado la lucha de los cárteles por las plazas, el problema para Calderón se ha complicado porque más allá de los logros prometidos, el saldo es pírrico en tanto la violencia arroja cuantiosas muertes de mexicanos (17 mil y crece el número), muchos de ellos sin deberla ni temerla.
Juzgar si existe algún tipo de proteccionismo de unos por encima de otros narcotraficantes —como se cuestiona desde adentro del PAN porque no hay presencia militar en terrenos de Joaquín El Chapo Guzmán (como denuncia Manuel Clouthier), y porque el combate al crimen con el Ejército en Juárez no funciona (Manuel Espino)— es parte del balance sobre lo que se está haciendo, cómo y porqué. Y hacia dónde conduce todo.
El mayor dilema es que el gobierno no revira en su estrategia. Bueno, ni siquiera revisa si existe algún fundamento en los cuestionamientos, porque se empecina en que está avanzando, cuando los resultados en general le son adversos. Es un defecto personal —dicen los que le conocen de cerca—, porque nunca reconocerá la derrota.
Y el problema es que con ese “estilo personal de gobernar”, que incluye la imposición y, por ello no solicitar nunca aval alguno o posicionamiento siquiera a los demás poderes, sobre la presencia del Ejército en semejante tarea, se irá por el mismo rumbo en lo adelante. Como hasta ahora. La redefinición de los términos de la “guerra”, puede muy bien estar el Ejército, pero no solo, porque es una tarea del Estado, que incluye ciudadanos. Pero ni siquiera los juarenses han sido tomados en cuenta, menos los mexicanos.
Lo peor es que la tranquilidad que la sociedad demanda no tiene para cuando. Y que simultáneamente hay una sarta de problemas que se han acumulado, porque si bien la atención está puesta en el tema de la inseguridad, los demás asuntos no son menores. Como la crisis económica, que arrastra al país con secuelas graves para los ciudadanos. No hay políticas de empleo, política industrial; tampoco generación de empleo. Sigue la caída salarial (peor será si avanza la iniciativa regresiva del actual secretario del Trabajo que amenaza los derechos laborales históricamente alcanzados).
Avanza el desempleo y la changarrización de la economía. El campo está en total abandono, porque no hay política agropecuaria; al contrario, entre los programas de apoyo sobresale el Procampo que otorga prerrogativas a unos cuantos, y entre ellos hay funcionarios y narcos. Hay pobreza y pobreza extrema. Depauperización generalizada. Problemas derivados de una política económica sin rumbo ni sustento. Aunque toda la culpa la tenga esa crisis que de catarro se fue hasta abajo, en caída del 6.5 por ciento en 2009. No hay conducción clara de país.
La inestabilidad que brota desde la política tiene vertientes degenerativas; entre otras, la relación entre poderes y entre los partidos políticos. Con ello, se sacuden las relaciones entre el poder Ejecutivo y el Congreso de la Unión. El ambiente propiamente electoral de este 2010, les pega a los partidos por el interés puesto en la elección presidencial del 2012. Sobre todo los dos más grandes, PAN y PRI. El tema de las alianzas electorales en varios estados donde habrá elecciones, dejó entrever que más de uno coloca sus prioridades por encima del interés nacional.
Así, con la mera sumatoria de estos elementos, ya se tiene para que el país avance por la senda de la inestabilidad que linda y amenaza a la propia gobernabilidad —aquí se suma la polémica sobre el Estado fallido—. Sale a la luz que no hay proyecto de país; no hay rumbo ni luz hacia el final del túnel para la nación. Queda claro que el gobierno del PAN no tiene propuesta ni interés en resolver los problemas más agudos de México. Lamentable, pero así es. Porque con el garlito de la “guerra” anticrimen se desatienden otros problemas.
Y, últimamente, para variar, se suma la intentona del intervencionismo de EU en la atención de casos como la violencia en la frontera. Pero con la intención de participar en otros ámbitos de la política nacional. Y es a partir del tema Juárez, que EU arrecia en sus intentos de “colaborar” con México, que no coadyuvar o asumir la corresponsabilidad y hacer lo propio con el mismo asunto del narcotráfico.
El caso se complicará para México, si no se fijan los términos de la participación de EU —y eso le compete al Senado mexicano— en los asuntos de la seguridad y fronterizos para ambos países. Porque una intervención mayor se convertiría en amenaza latente para la seguridad de México. Más ahora que hay voces, como la del general brigadier del Ejército, Benito Medina Herrera (inducido quién sabe por qué ideas), dice que México no puede solo con el problema del crimen organizado. Esto es: “No podemos decir que el Ejército no puede, no. Es que no solamente no es el Ejército, es todo México. Todo México no puede solo, necesitamos de la colaboración internacional”. Pero a EU no se le puede mandar ese mensaje. Menos en el marco del Encuentro de seguridad México-EU.
Tampoco cuando hay senadores mexicanos que ya recibieron asesoría en materia de seguridad en EU; o, como anuncia la SRE, que en el marco del Plan Mérida, EU tiene 25 programas para “asesorar” a México en las políticas anticrimen. Y si se le deja, será intervencionismo puro. Atentatorio, entonces sí, de la seguridad de México.

Correo: sgb33@hotmail.com

domingo, 21 de marzo de 2010

EU, cambios con México

INSEGURIDAD
22/marzo/2010

*Renovar la estrategia antinarco
*Agenda de la Cumbre de seguridad

El clima de violencia que está azotando al país envuelto en la “guerra” contra el narcotráfico, y que se ve en: la pugna entre los carteles de la droga que se disputan varias “plazas” en estados como Nuevo León, Guerrero y Sinaloa; los recientes acontecimientos violentos de Ciudad Juárez donde resultaron asesinados empleados de consulado de Estados Unidos en esa entidad, está colocando a México en la mira de los Estados Unidos quien siente por ello amenazada su “seguridad” nacional desde la frontera sur.
Hay en puerta, como sabemos, dos sucesos importantes que servirán muy bien para sopesar la intencionalidad de los estadounidenses para con su vecino del sur, y se trata de la reunión de sendos gabinetes de seguridad nacional, así como del próximo encuentro entre Felipe Caderón y el presidente de EU, Barack Obama.
Está claro, sin embargo, que en su relación con México, EU quiere ver sólo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. En otras palabras, que para EU la responsabilidad por la inestabilidad derivada de la violencia en la frontera sur es sólo de México. Por lo mismo, no ve cómo rectificar compartiendo responsabilidades ni coadyuvar, sino sólo presionar e intervenir más en asuntos internos del vecino del sur. Y eso es peligroso para México. Al menos hasta en tanto no queden claros los términos de ese cambio de estrategia. Y asoman algunas intenciones.
Como EU acostumbra avisar sobre lo que se viene (previo al encuentro de mañana que definirá ya algunos términos de la nueva política), ya el embajador Carlos Pascual ha dicho que “el esquema de la relación bilateral” con México está “agotado”, como revela Proceso de esta semana, en una nota de Jenaro Villamil, “Relación agotada”. Del encuentro de la semana pasada de Pascual con integrantes de la Junta de Coordinación Política, sale a la luz pública que EU tiene más información de la que aparenta, y quiere cambios en la relación EU-México.
Beltrones y Monreal coinciden en que el embajador “tiene mucha información”. Y también “que maneja con mayor detalle los sucesos vinculados al crimen organizado, y que les planteó a los legisladores el inicio de un nuevo esquema de relación que involucre intercambio de información con el Congreso”, dice Proceso.
En entrevista, el legislador por el PT refiere que Pascual tiene una visión geopolítica de la relación con México, “que rebasa con mucho nuestra estrategia casera. Es más agudo que otros, sabe a lo que viene y está consciente de que México es la frontera más importante y más peligrosa para Estados Unidos”.
Una visión, la geopolítica, no sólo que es pobre en nuestro país, sobre todo hablando del gobierno y los legisladores —porque no ocurre lo mismo en el terreno de la investigación de México y el mundo—, sino que es urgentísimo desarrollar para ver las relaciones internacionales no con la lente del viejo nacionalismo sino bajo la óptica multidireccional y de los intereses estratégicos que pone por delante EU en su política exterior con otros como el nuestro.
Y, ambos senadores dejan entrever algo que debería preocupar al gobierno de Felipe Calderón y al PAN. Para Monreal, en EU “sienten que México les está representando un problema por su gobierno gris, que no tiene fuerza ni liderazgo para imponer políticas públicas que den tranquilidad a Estados Unidos”. Y por si la interpretación de Monreal fuera intencional, también Beltrones ofrece parte del planteamiento de Pascual.
Para el senador del PRI, coordinador de la Junta en el Senado, con el embajador se habló de “una mayor colaboración institucional y transexenal entre el Senado y la embajada de Estados Unidos”. Es decir, una relación no sólo con el gobierno, sino a pesar de él, “gris” como el de Calderón porque carece de liderazgo. Por eso EU quiere mejor una relación “institucional” con el Senado, para contar con un interlocutor más confiable: el propio Senado de México.
Eso debería preocupar, sobre todo, a Calderón su fallida estrategia antinarco le está generando problemas a EU en la frontera. Como en Juárez, con la llegada de miles de mexicanos que están pidiendo asilo o trasladando sus negocios a El Paso. No sólo los migrantes tradicionales, sino actores de todo tipo. Eso es un dilema para EU, por la violencia desatada en la entidad. ¡Como si lo fuera más para ellos que para nosotros!
Así, en lugar de que Felipe Calderón replante la estrategia, los EU hacen lo propio. En el marco de la Iniciativa Mérida, se proponen cuatro objetivos. Todos tienen que ver con “ayudar” a las agencias de la procuración de justicia adquiriendo nuevas tecnologías. EU pretende: 1) minar la capacidad operativa del crimen organizado, capturando a cabecillas, reduciendo las ganancias mediante el decomiso y frenar el lavado de dinero al igual que la producción.
Pretensión aparte, 2) el Estado de derecho, mejorando la capacidad de las instituciones de seguridad pública y las instancias judiciales; así como profesionalizar a las fuerzas armadas y la policía, mejorar correccionales e instrumentar la reforma penal; 3) mejorar la tecnología en la frontera, y agilizar el intercambio legal de mercancías y personas, restringiendo el flujo ilícito de drogas, armas, personas y efectivo; 4) comunidades fuertes, con programas de trabajo que involucren a los jóvenes en su comunidad, redes de protección civil y una mayor confianza en las instituciones. Parece el contexto de la cumbre de mañana.
Cuestión aparte es lo que los EU tienen medidas para su territorio. Obama solicitará: mayores recursos para invertir en la prevención y el tratamiento entre jóvenes; reducir la demanda de drogas y mejorar la procuración de la justicia, con un presupuesto de 15 mil millones de dólares, cantidad pequeña comparada con los más de 200 mil millones de dólares anuales que produce el narcotráfico.
Es decir, una estrategia por parte de EU, en el contexto de una visión geopolítica de un problema de dimensiones mayúsculas, frente al cual el gobierno mexicano parece pasmado. Como si esperara que los problemas se resolvieran desde afuera so riesgo de la soberanía. Entretanto, el escenario de violencia descompone ciudades completas, como los bloqueos de vialidades en Monterrey, los asesinados en Acapulco, la muerte de campesinos inocentes en Culiacán, y tantas manifestaciones más. La cumbre Calderón-Obama será para la foto, nada más.

Correo sgb33@hotmail.com

Imperialismo global

INSEGURIDAD
21/marzo/2010

*Las crisis estructurales del capital
*Contradicciones; un poco de teoría

Desde que surgió a la fecha, como estudio del sistema capitalista mundial a finales del siglo XIX (el prólogo del tomo I de El Capital, crítica de la economía política, de Carlos Marx se fechó el 25 de julio de 1867), con todo y se centró en el desarrollo inglés, el marxismo ha sido más denostado porque se le asocia exclusivamente con los movimientos sociales revolucionarios y emancipadores en varios países (desde la caída de la antigua URSS y sus satélites, el proyecto conocido como “socialismo real” está en declive; pero no por sus motivos centrales que siguen vigentes y lo estarán en tanto subsista el capital en todas sus presentaciones), donde las fuerzas progresistas han abanderado las demandas de cambio radical de explotación que instaura el capital para producir riqueza, pero no porque sus críticos —que han sido cuantiosos, todos al servicio del poder y del estatus quo establecido— le hayan restado en argumentos o solidez metodológica, histórica, económica o social.
Con su obra, cuyo estudio complementó con la publicación de dos libros más de El Capital (otros tres dedicados al estudio de la plusvalía, inéditos; sin olvidar obras como los Grundrisse, o Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, descubiertos por la posteridad, y tantos libros más), el alemán nacido en Tréveris, Marx —en compañía y apoyo de su amigo, el empresario Federico Engels— sentó las bases científicas para el análisis de las contradicciones del modelo capitalista de producción, como un sistema con un desarrollo histórico específico que carga en su seno con la semilla de su propia destrucción.
La tesis básica, central, con sentido político-social y donde se manifiestan dichas contradicciones del capital, aparece en la superficie de la sociedad como lucha de clases. Como confrontación entre los actores de la producción. Como pugna entre aquella clase que, por una parte, posee los medios de la producción (una característica de todos los países capitalistas desarrollados es la solidez de dicha clase social; que en el curso de la historia se ha apropiado de dichos medios vía el asesinato, la rapiña y la conquista, las expropiaciones y las guerras, además de todo tipo de argucias legaloides como el “estado de derecho”: ver el capítulo sobre “la acumulación originaria” en el tomo I), y por la otra las tantas clases que sólo tienen su fuerza de trabajo como medio para ofertar y “vender”, percibiendo de ahí una remuneración en forma de “salario” para con ello sobrevivir él y su familia.
Con el tiempo (siglos de vigencia; al menos desde el XVI hacia acá) y la polarización de esa lucha entre las clases que se ha recrudecido de vez en vez, o en unos países más en otros menos, conforme los vaivenes (las crisis, pues) propios de la producción y la reproducción misma del capital, que es el resultado de las articulaciones —o condiciones— entre medios de producción y clases sociales para la creación de la ganancia en que transmuta vía la realización (el dinero y los precios del mercado: tomo II) el valor impreso en el curso de la producción de mercancías. Con ello se tiene una polarización irresoluble de las contradicciones.
Luego de crearse la polaridad entre ricos y pobres, en tanto aquellos acrecientan su poder basado en la posesión del dinero-capital —y cualesquiera de sus formas posteriormente desarrolladas, como el capital financiero— en forma de riqueza acumulada, las diferencias se polarizan cada vez al grado de la irresolubilidad mediante el consenso, porque sencillamente no hay las condiciones para ello. Porque el capital pugna para obtener cada vez una mayor ganancia, contra la mano de obra que lucha cada vez por obtener mejores condiciones de trabajo y la paga de un mejor salario. Ambas fuerzas luchan a contracorriente pero siempre gana el que tiene los medios contra los desposeídos, porque hay muchas condiciones creadas para evitar que triunfen.
Es decir. Los hombres que acumulan la riqueza se apropian de cuantiosas herramientas “histórico-sociales”, como el Estado y el derecho, que se encargan de “institucionalizar” las relaciones creadas (como el respeto a la propiedad privada y los títulos de propiedad y el “estado de derecho”; o el derecho de unos cuantos —como puede verse porque la aplicación de las leyes responde siempre al interés de los poderosos— por encima de todos los demás. Recuérdese que quienes administran el Estado son siempre hombres al servicio del poder, aunque bajo el ardid de la generalidad social vía los “procesos electorales”; un poder cobijado por el dinero y la clase burocrática enquistada en el aparato estatal pero que responde a un dictamen especial), y para ello sirven el derecho y la utilidad de la fuerza pública (bases en tomo III).
Luego entonces, cuando las contradicciones entre las clases (lucha de clases) se agudizan, en la superficie de la sociedad se manifiestan como pugna entre ricos y pobres. Aunque ello adopte muchas formas, como: lucha entre los hombres que poseen el dinero y los desposeídos; lucha entre el aparato del Estado —con sus tres poderes establecidos, “instituidos”— y los desamparados; entre empresarios y trabajadores, etcétera.
Pero en la radicalización de las contradicciones están la cada vez mayor pauperización de las clases trabajadoras, porque la dinámica de la ganancia del capital como tal tiende a presionar a la mano de obra hacia la extensión e intensificación de la jornada laboral (plusvalía absoluta y relativa, en el esquema de Marx, tomos I y III) con remuneración a la baja —o un salario mejor—, para poder así acrecentar dicha ganancia.
Lo que resulta peor después de un periodo de crisis (de las muchas cíclicas que padece el capital, en cuanto forman parte de su naturalidad) que demanda per se un avance tecnológico para el o los sectores “de punta”, y una mano de obra más especializada que a su vez jala al resto de la producción hacia una mayor explotación del trabajador.
Desde ahí brotan todas las contradicciones degenerativas del capital —en cualquiera de sus formas simples o desarrolladas que adopta, hasta el capital financiero y especulativo que se desarrolló desde el periodo llamado imperialismo para acá, como es la presente etapa llamada de la globalización financiera—, como resultan la polarización de la riqueza (y el eterno problema, que seguirá, de los países sobre la distribución inequitativa de la riqueza) y el subsecuente desempleo (porque hay menos oportunidades, sobre todo desde que la industria es cada vez más especializada-robotizada, y el eje de la producción cambió desde el llamado sector secundario hacia el terciario; desde la industria hacia la prestación de los servicios y, con ello la explotación del trabajo intelectual como de “creación continua”; todo lo cual deja mucha mano de obra marginada), la pobreza y la pobreza extrema.
Y si en nuestros días los países desarrollados están viviendo estos problemas, en los “en vías de desarrollo” como México el nudo gordiano resulta mucho peor. Por eso la pobreza, no se diga desde los tiempos del puritanismo neoliberal fondomonetarista aplicado por los Chicago boys, mexicanos al servicio de los hombres ricos de este país (el uso y abuso del aparato del Estado), además de vendepatrias que responden sobre todo a intereses extranjeros que a los propios (Consenso de Washington, TLCAN, EU). El capitalismo es global. Las crisis también, como lo asentó Marx. En Europa protestan los trabajadores en Grecia y España. En México, la tradición de los 10 (1810, 1910) es revolucionaria. Síndromes de la crisis del imperialismo global.

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viernes, 19 de marzo de 2010

Juárez, visión integral

INSEGURIDAD
19/marzo/2010

*La dialéctica de un dilema complejo
*México-EU, la corresponsabilidad

Construir una visión integral, es lo que hace falta para combatir el problema del narcotráfico y del crimen organizado —no sólo de policías y ladrones— evitando con ello tanta violencia desatada. No sólo en México, sino también con otras partes del mundo como los propios Estados Unidos y hasta Latinoamérica.
Pero en el caso mexicano, en tanto la estrategia contra el flagelo siga como hasta ahora en Ciudad Juárez (el problema es de alcance nacional, pero quedémonos aquí), recargándose exclusivamente en el papel del Ejército, la situación seguirá complicada cada vez porque a todas luces es insuficiente. Ya sobran los reclamos sociales y las pruebas de ello en las estadísticas.
Eso es lo primero que tiene que reconocer el gobierno mexicano para recomponer la estrategia. No sólo porque el problema no cede, sino porque cada vez resulta más difícil para las personas que están viviendo en carne propia la violencia desatada por las bandas que pelean por el control de la plaza en aquella entidad.
No se olvide que Juárez es un sitio estratégico por la cercanía con Estados Unidos vía El Paso, Texas. Y por lo tanto, con el mercado consumidor de drogas —en todas sus presentaciones— más grande del mundo. Esta es la parte que tiene que entender Estados Unidos también para decidir qué hacer.
Es decir, estrategia antimafia y mercado consumidor, drogas y negocio, como algunas facetas de las varias que tiene el complejo problema en el que están metidos los dos países vecinos: México y EU. Y tienen que abordar para acotar primero y acabarlo después.
Porque el flagelo no respeta fronteras. Y no lo hace porque son complementarias. Es el cruce de la droga y de los dólares. Y de otras mercancías como armas y balas (ni se diga la trata de personas en forma de migrantes, y otras). Un negocio de ida y vuelta o viceversa, donde hay intrincados intereses. Por lo mismo el problema tampoco es solo fronterizo. El fenómeno del crimen organizado, se corresponde con otros ilícitos, tiene presencia y movilidad global.
Como tal es un síndrome de la globalización y utiliza las redes económicas y financieras para su realización: compra-venta de droga entre el menudista y el consumidor, mercancía que se paga con dinero en dólares, inversiones más variadas para el lavado, y depósitos bancarios que se acumulan como grandes riquezas ilícitas, y/o que igual se mueven hacia los paraísos fiscales a formar parte del capital financiero global.
Aún así, en los balances se olvida con frecuencia que es un problema de dos. Que ambos países están en el centro. Y tienen una responsabilidad compartida. Porque del lado estadounidense ni lo ven ni lo juzgan así. Al contrario, para ellos es un flagelo mexicano. Por eso le cargan todo el peso. Más en casos como el reciente, donde murieron los empleados del consulado de EU en Juárez. Hay indignación por los hechos.
Claro que hay motivo para la indignación. Pero que haya para reconocer el problema como dilema no tanto fronterizo sino de implicación mayor. Incluso como tema de oferta y demanda, que alimenta un mercado de productores y consumidores.
El problema tiene que plantearse, pues, en su justa dimensión. Y atenderse como tal. Como decimos, bajo el principio de la responsabilidad compartida, pero articulada, no como discurso. Puesto que la violencia no es el motor. Es la secuela del tráfico de estupefacientes entre los dos países. Una consecuencia cuyas raíces penetran una parte de la estructura socialmente dañada. De aquellos individuos que se organizan para operar un negocio altamente redituable. Desde el que planta y procesa, hasta el que traslada y vende. Y el pleito a muerte es por el mercado.
En la parte de la responsabilidad compartida brotan algunos temas. No obstante, lo primero es adoptar la corresponsabilidad como política. Como esfuerzo de la colaboración entre México y EU. Porque las medidas unilaterales, así se presuman como muy efectivas, no funcionarán. Como no están funcionando en México.
Colaboración, claro está, en el marco del respectivo derecho internacional. Y reconocer que se requieren planes propios, sí pero complementarios. Sin mayor injerencia. Para eso puede servir muy bien la próxima cumbre diplomática del martes 23, donde estarán funcionarios de alto nivel de EU y México, del gobierno y la seguridad.
Asumida la responsabilidad pasar a las acciones. Como, por ejemplo, reforzar la vigilancia en los cruces fronterizos. Ser escrupulosos para desalentar los traslados de dinero, droga y armas. Renovar a policías de ambos países para evitar filtraciones por corrupción. Ello no implica la militarización de la frontera. La pesquisa de narcotraficantes es importante pero insuficiente, porque hoy se detiene a uno de un cartel, y mañana se renueva como cabeza de la hidra.
El trabajo debe hacerlo la policía investigadora, de inteligencia. No sólo para detener narcos, sobre todo para desarticular los circuitos del dinero ilícito, en cualquiera de las formas que adopte, sean inversiones o capital financiero. Eso es primordial y funciona con operaciones articuladas. Dialéctica compleja.
Entretanto, la solución no comienza descalificando o lanzando promesas de ambos lados. Que si la presencia del Ejército en Juárez “no ha ayudado a nada”, como declaró la secretaria de Seguridad, Janet Napolitano. Y refutó Gómez Mont: “Una afirmación que a mí me parece reprochable”. Que si se discute “la necesidad de seguir trabajando” (JP Crowley, portavoz del Departamento de Estado). Que no es “una actitud injerencista, más bien una preocupación compartida” de EU, como afirmó Manlio Fabio Beltrones.
Que si hay que “hacer más por ayudar a México a combatir el narcotráfico”, como lo planteó el Congreso de EU. O Allegarle más recursos para aumentar la vigilancia de la frontera, vía el Plan Mérida. Más descalificación y buenas intenciones de entrarle al toro por los cuernos. Un reto más para una relación entre países de por sí compleja.

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jueves, 18 de marzo de 2010

Pemex, nido de ratas

INSEGURIDAD
18/marzo/2010

*De la Expropiación a la Privatización
*El saqueo que atenta contra la nación

No queda nada qué celebrar en 18 de marzo con motivo de la Expropiación Petrolera del general Lázaro Cárdenas de 1937-38. ¡Bueno! Ni siquiera el día, porque se perdió con las iniciativas de Vicente Fox, y el aval del Congreso de la Unión, que modificaron el calendario para recorrer algunos días “festivos” como éste, para el lunes inmediato anterior.
El petróleo expropiado se convirtió en petróleo privatizado, de unos años para acá. Y, a estas alturas, casi no hay áreas de Petróleos Mexicanos (Pemex) en las cuales no estén metidas las manos de particulares “amigos” y “contratistas”; sobre todo en la subsidiaria más importante: Pemex, Exploración y Producción (PEP). Bueno, ni siquiera pudieron esperar —los administradores y el gobierno federal panista—, a que la reforma de Calderón fuera aprobada por los legisladores en el Congreso. Hasta la presencia de inversionistas extranjeros ocurrió tiempo atrás.
Basta revisar el libro de Ana Lilia Pérez, Camisas azules, manos negras. El saqueo de Pemex desde Los Pinos (Grijalbo, febrero 2010), que desnuda las trapacerías de los panistas, para destapar la cloaca y ver sólo algunas de las tantas transas que alimentan la voracidad de las mafias que trabajan en la paraestatal “de todos los mexicanos”, por los negocios que se ofertan (licitaciones amañadas) entre contratistas privilegiados.
Más lo que se acumula con el entreguismo a los beneficiarios mediante figuras anticonstitucionales como fueron los Contratos de Servicios Múltiples (CSM), para algunas empresas extranjeras. ¡Sí, a extranjeros!, porque el petróleo pasó de la Petroleum Company of California (hoy Chevron-Texaco), la Standard Oil Company (hoy Exxon-Mobil), la Pebb Mex Oil Company (hoy Penzoil), de los tiempos de Cárdenas, a las petroleras trasnacionales de ahora: Repsol, Petrobras, Teikoku, Oil Techint, Tecpetro, y D&S Petroleum (p.47), en los tiempos del PAN. Entreguismo de ¡alta traición contra los mexicanos!
Por eso, a estas alturas del partido no hay nada para celebrar. Todo lo contrario. Hay elementos para castigar a los responsables de tamañas acciones anticonstitucionales y atentatorias de la propia seguridad nacional (el petróleo para cualquier país es asunto de seguridad nacional, ni mencionar a Estados Unidos que por ese motivo emprendió las últimas guerras en Asia Central), porque hay funcionarios que han estado entregando a manos privadas el patrimonio de los mexicanos; el fruto de la decimoprimera empresa mundial de un energético que todavía mueve al mundo de la industria y los servicios.
Denunciar y juzgar, es lo que anticiparon algunos legisladores de oposición al PRI/PAN la semana anterior (sesiones de martes 9 y jueves 11 en la Cámara), cuando panistas y priistas se dieron hasta con la cubeta con motivo de los enjuagues para proteger a Enrique Peña Nieto, rumbo a la elección presidencial del 2012[*], aún a costa del aumento en los impuestos en prejuicio de los mexicanos. Sesión en donde los priistas mostraron la portada del libro citado para arremeter contra César Nava, como amigo cercano de Calderón que —junto con los “treintañeros y arrogantes” yuppies, y el malogrado Juan Camilo Mouriño— hizo negocios privados de la empresa pública número uno del país.
Y así lo asienta Miguel Ángel Granados Chapa en el prólogo del citado libro. “La inclinación de miembros del PAN al latrocinio y al abuso alcanza hasta a los mejores, o que parecían ostentar ese título, hasta que la indagación de Ana Lilia Pérez los puso en su lugar”. Y arremete contra Nava, luego de tantos elementos que aporta la autora. “El caso paradigmático de cuantos están expuestos en estas páginas es el de César Nava. Duró poco tiempo en la oficina del abogado general de Pemex. Pero su huella es tan profunda que parece haber estado allí una eternidad. En poco menos de dos años —de octubre de 2001 a septiembre de 2003— protagonizó casos que en otras circunstancias lo hubieran llevado a los tribunales” (p. i y ii). Y en esas anda. Tirando línea como líder de los diputados panistas en San Lázaro.
Baste el tema de los llamados CSM, como lamentable ejemplo. “Documentos internos de la paraestatal y la SFP (Secretaría de la Función Pública) revelan cómo Nava Vázquez, al frente de la OAG (Oficina del Abogado General), autorizó el diseño de los CSM… a la firma Pricewarderhouse Coopers”. Con todo y que “violaba el artículo 27 constitucional, la Ley Orgánica de Pemex y su reglamento, así como la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las mismas (LOPSRM)” (47).
Así, “en el periodo en que Raúl Muñoz Leos era director general de Pemex, Luis Ramírez Corzo director de PEP, y César Nava abogado de la paraestatal, operaron para que ésta suscribiera contratos como si se tratara de una compañía privada, cediendo a terceros la exploración y explotación de pozos. Y al hacerlo pasaron por alto las consideraciones de especialistas adscritos a la OAG, quienes desde 2002, cuando se diseñaron los CSM, advirtieron que el modelo propuesto por Pricewarderhouse Coopers violentaba la ley” (p. 48).
Hay más triquiñuelas: “Al beneficiar a las trasnacionales con contratos por más de 4 000 millones de dólares que les permitiera explorar, explotar, producir, transportar o almacenar gas natural y sus condensados en al Cuenca de Burgos durante 20 años, Nava Vázquez les cedió actividades estratégicas de Pemex, por lo que habría incurrido en supuestas violaciones a los cuatro primeros artículos de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, así como a la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores públicos (LFRSP)” (Ibidem).
Aparte de Nava, aparecen documentadas las transas de Mouriño, de los hijos de Marta Sahagún en el apoyo de Oceanografía, de negro historial, de Sain Martin. Y tantas personalidades más, como el diputado Nordhausen y Juan Bueno Tenorio. Por esto, el 18 de marzo nada se celebra.

(*) Ver mi columna de ayer, “Degradación de la política”, censurada por Diario Imagen, en mi blog: http://inseguridadcolumna.blogspot.com.

Correo: sgb33@hotmail.com

miércoles, 17 de marzo de 2010

Degradación de la política

INSEGURIDAD
17/marzo/2010

*Descalificación de los interlocutores
*Cuentas alegres, o “colorín colorado”

Nota importante:
Esta es la nota que apareció en Diario Imagen (donde publiqué diariamente mi columna desde el 27 de octubre de 2009 hasta hoy 17 de marzo), mutilada en los párrafos que a continuación se marcan en negritas y cursivas.

Las diatribas que escenificaron los diputados del Partido Acción Nacional contra los del Partido Revolucionario Institucional, y viceversa, la semana pasada (martes 9 y jueves 11) en el recinto de San Lázaro, tienen muchas lecturas. Pero sea cual sea el criterio del observador que lo haya presenciado, la primera reacción es de lamentarse por lo ocurrido. Porque los políticos causan lástima.
Las acusaciones mutuas van más allá de la simple diferencia ideológica o de las agendas políticas. Responden a intereses de cada cual, pero sobre todo desnudaron los grados de contubernio y tolerancia que se tienen los unos a los otros. Peor aún: la degradación de la política, en defensa de tales intereses.
Los discursos ardieron en las cámaras y los micrófonos de la sede del Congreso de la Unión y de los medios de comunicación, por los duros señalamientos, como los que arremetieron contra Felipe Calderón por haberse robado la Presidencia de la República en las elecciones del 2006, y los que acosaron a Peña Nieto como el presunto asesino de la exesposa.Y todavía más, los señalamientos desde el PAN por el influyentismo del gurú, el expresidente Carlos Salinas en el PRI, o los posibles juicios contra César Nava por los actos de corrupción denunciados públicamente en un libro, por el otrora abogado de cabecera del Presidente y hoy líder de fracción, César Nava, a su paso por la paraestatal, Petróleos Mexicanos, de la mano de Calderón y el hoy occiso Juan Camilo Mouriño, e tutti cuanti.
El asunto detonó tras el rompimiento de los acuerdos previos tomados entre los líderes partidistas, donde intervinieron o participaron abiertamente —pese a la negativa de, por ejemplo, la inclusión de Felipe Calderón—, los líderes Beatriz Paredes, César Nava, el titular de Gobernación Fernando Gómez Mont, y alcanzó al mismo gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. El acuerdo existió y hasta se firmó.Y el rompimiento como tal quedó al descubierto cuando se destapó también que el gran benefactor del presupuesto federal del 2010, resultó ser el principal operador a la precandidatura presidencial priista, el posible Peña Nieto. Todo, a costa del bolsillo de millones de mexicanos, porque en el fondo estaba el acuerdo PAN-PRI para sacar adelante la Ley de Ingresos y el aumento de impuestos en 2010 (la miscelánea fiscal) en productos como las gasolinas.
Es decir, que la aprobación del alza impositiva fue el arma partidista para pagar pre/campañas electorales presidencial(es) rumbo al 2012. Y la sustancia del convenio: que además del PRI, el PAN, el gobierno —con Gómez Mont y Calderón inclusive— aceptó cubrir y proteger desde ahora a Peña Nieto; el también candidato de Televisa. O, lo que es lo mismo: todos con Peña. Y de paso, la tolerancia del intervencionismo futurista de Salinas y la aceptación implícita de tan peligrosa intromisión. Con todo y las resistencias de Manlio Fabio Beltrones, quien habría preparado el destape del acuerdo, pero le ganaron.
Es decir que, de paso, el rompimiento dejó completamente el desnudo el contubernio, para cerrar filas a otros intereses partidarios distintos (así sea el Partido de Trabajo, que seguramente irá con Andrés Manuel Obrador como candidato hacia el 2012; o Marcelo Ebrard, como el posible gallo por el Partido de la Revolución Democrática para la misma elección) a los de la clase política hasta ahora gobernante que tiene al PRI-PAN como actores garantes. Es decir, PRI/PAN como la unidad en la diferencia, o los dos en busca de la unidad en torno a la definición de un solo candidato: Peña Nieto. Aunque eso le disgusta a Beltrones, quien trabaja con bajo perfil, pero con firmeza para llegar como el mejor dentro del propio PRI.
Amén, que el alboroto sirvió también para acomodar los costos, como para saldar las cuentas, porque ninguno de los dos partidos quería pagar solito el costo de dicho convenio por aumentar los impuestos a costa de la población, o de un mayor deterioro de la vida económica, familiar y social. De ese modo prorratearon la paga: se lanzaron piedras a la cara y ambos quedaron con los moretones, pero porque ninguno quiere pecados.
Al contrario, es borrón y cuenta nueva. Pretenden que nada de lo escupido al cielo les caiga en la cara. A eso le apuestan. Ni lo de Calderón (que si se robó la Presidencia), ni lo de Peña Nieto (que si es presunto autoviudo), ni los actos de corrupción en Pemex, o la injerencia de Salinas en la defensa del candidato presidencial del 2012. Nada importa. Y si hubiera denuncias por los dichos, como amenazaron diputados de la izquierda, no progresarán porque todo el aparato del Estado está bajo control desde el poder. Por eso hay tanta impunidad, porque las leyes se aplican a modo.
Pero el aquelarre va en demérito de la política, y de cada uno de los partidos, sobre todo del PRI-PAN. Muestra, aunque no se quiera, algunas secuelas. Como las siguientes: 1) el grado de desgaste de la política, escenificada por varios de los principales actores del momento; 2) la fragilidad de los acuerdos (pactos, alianzas o convenios; como se quiera) alcanzados, sobre todo cuando quedan sujetos a presuntas coincidencias; 3) el nivel de la crisis electoral, cuando desde ya se mueven las aguas del muy anticipado clima electoral del 2012 —no olvidemos que el 2010 es preludio de la presidencial—; 4) la pobreza de los actores de la política partidista en el país; 5) la presunta polarización entre partidos distintos, pero que terminan defendiendo los mismos intereses (como en este caso al mismo presunto candidato presidencial); 6) el desdén por las secuelas y el descrédito alcanzado que reflejan el cinismo y el reino de la impunidad que permea en la política de hoy. Pero, todo suena a cortinazo: colorín colorado.
Pero el tema no se agota en el hecho de que alguien haya descubierto el documento firmado a favor de Peña Nieto, y que el propio Peña lo haya sacado a la luz antes que su opositor y también con aspiraciones presidenciales, Beltrones, lo hiciera. El problema apunta a la poca seriedad de los políticos. El utilitarismo de la política como medio para acceder al poder. Desnuda que los intereses partidarios están por encima del interés nacional. Cuando debiera ser al revés.

Correo: sgb33@hotmail.com

Juárez, ¿qué falta?

INSEGURIDAD
16/marzo/2010

*¿A qué va el presidente Calderón?
*¿Promesas para Obama; para EU?

¿Qué falta? Ya se calificó en 2009 a Ciudad Juárez como la entidad más violenta del mundo. Peor que una ciudad en guerra. Parece que no importara en lo más mínimo. Al menos al gobierno federal, porque la sociedad se cimbra cada vez; gritos de protesta aunque no sea oída. Problema es que la violencia aumenta exponencialmente. Tan sólo en lo que va del año (2010), la estadística ronda por los 500 asesinatos. De ellos, el 90 por ciento están “ligados al hampa”, como asegura el vocero del Operativo Chihuahua, Enrique Torres Valadez. Pero la cifra es menor en 35 por ciento al primer bimestre, consuelo de autoridades.
El caso es que el combate al crimen organizado de Felipe Calderón no sólo está en vías de fallar. Ya fracaso. Porque a estas alturas entrega malas cuentas. Y seguirá igual, porque previsiblemente avanzará por la misma ruta. Dicen los académicos juarenses que desde que los militares llegaron a la ciudad las cosas se complicaron: que la violencia aumentó entre 800 y 1000 por ciento. Un clima de insoportable violencia que se vive en las calles, se respira en todas partes; lastima los hogares. Los militares sirvieron para empeorar las cosas, nada más.
También el exlíder del PAN, Manuel Espino, quien recién presentó su libro, La guerra injusta de Ciudad Juárez, sobre la situación en su ciudad natal, arremete contra la guerra fallida, especialmente su creador: “La estrategia implementada por el presidente Felipe Calderón en la guerra contra el narcotráfico parece más el reflejo de un plan de complicidad, una especie de pitazo disimulado para alertar criminales. A los delincuentes se les ayuda a actualizar su inventario estratégico y se les da la señal para reestructurar sus organizaciones. Se les alerta para tomar ventaja”. Más que grave; gravísimo. Si se hiciera deliberado: malo. Si se hiciera sin querer: malísimo.
Con esto, Espino no se queda en la denuncia, apunta más allá. Porque distingue la guerra de Calderón con “el conflicto que más sangre ha derramado sobre el territorio mexicano después de la Revolución”. Eso no es algo menor. Incomparable, incluso, con la “guerra Cristera”. Espino abunda en la complicidad señalada: a los delincuentes se les da a conocer el monto de lo incautado, el armamento que se utilizó en un operativo, a qué celda se lleva a un detenido, una información que sirve sólo a criminales. Los pone sobre aviso.
Como diciendo: que una información que debiera guardar la respectiva discreción en los respectivos órganos del Estado, sale a la luz pública. Eso, en otras palabras, significa que la inteligencia está fallando. No obstante que para el gobierno son “duros golpes”, los que se han asestado al hampa. Como se canta a cada detención de algún narcotraficante. Pero el gobierno lo hace no sólo para justificar la causa (la propia), también para apuntalar su fallida estrategia. O para sostener que se avanza.
Y el panista siembra otro elemento: abunda en el terreno de la sospecha. Parece, dice, la intencionalidad de alguien de que las cosas no cambien. No tiene acusaciones precisas contra personas en particular, pero obliga a poner la atención en la duda. Sea como sea. El caso es que el rompimiento de esta inercia no se ve cercano. Lo que, en otras palabras significa que Calderón no aceptará tan fácil el cambio de rumbo. La sociedad seguirá pagando los platos rotos.
Y que quede claro. Nadie le apuesta a que el crimen organizado lleve la delantera. Eso sería tan criminal como el estar coludido. No. Como tampoco se plantea el retiro del Ejército de las calles per se. Lo que la sociedad juarense, y todo el país demanda es un replanteamiento de la estrategia. La finalidad es que se acote la actividad delictiva que pone en peligro la vida de millones de ciudadanos. Porque el narcotráfico atenta contra la seguridad de las personas. Porque, peor aún, la movilidad del crimen organizado desestabiliza la gobernabilidad.
Siquiera por esto último Felipe Calderón debería replantear el rumbo. Es de sabios reconocer cuando hay errores. El problema es que, siendo como es, el presidente no lo aceptará tan fácil. Porque, al decir de Espino, sería como asumir la derrota. Así lo vería Felipe Calderón, al decir de Espino y de quienes le conocen. Por eso se sostiene en una guerra en la que está acorralado.
Por lo pronto, hoy llega Calderón nuevamente de visita a Ciudad Juárez. Dirá que viene por el compromiso adquirido previamente. Que llega a cumplirle a los juarenses. No por las presiones generadas desde Washington por el presidente Barack Obama. Pero se dará prioridad a la persecución de los responsables de los asesinados estadounidenses avecindados en el Consulado de Juárez.
Vendrán las promesas de hacer justicia, hasta “dar con los responsables”. Que no habrá impunidad, en este caso como en todos. Pero lo cierto es que los demás asesinatos, bajo el ardid de que provienen del flagelo de narco, no se investigan. La impunidad delata a las autoridades de todos los niveles en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Lo cierto es que, frente a semejante ambiente no caben tanta simulación e impunidad. Lo peor es que, desde el gobierno, no vendrá la redefinición de la estrategia anticrimen. En esas anda el descontento colectivo en Juárez. Tendrá que ser la sociedad civil la que reclame su lugar. Espino hace lo propio. En esas andan los universitarios juarenses. En esas anda la sociedad civil organizada en el país.
¿Por qué insistir en una guerra sin cuartel, cuando es como ir a una guerra sin fusil? ¿Cómo se quiere ganar la “guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado” sin un plan de contención: de inteligencia policiaca, de investigación a fondo contra los circuitos financieros que resultan intocables (¿a quién se protege?), sin un proyecto que tenga en cuenta a las personas que padecen la violencia y ponen los muertos; sin otra alternativa que mantener al Ejército haciendo funciones de policía?
Sin eso, a qué llega Felipe Calderón a Ciudad Juárez? ¿A más de lo mismo, hacer declaraciones de condolencias (lágrimas de cocodrilo)? ¿A tratar de quedar bien con EU? Habrá más promesas para los demás flagelos que atentan contra la seguridad juarense. Los demás delitos que se han gestado, como lamentable complemento de la disputa de la plaza que conecta con el mercado consumidor de drogas más grande del mundo. A eso va. Pero eso no basta. A Calderón, el pueblo se lo reclamará.

Correo: sgb33@hotmail

Hegemonía imperial

INSEGURIDAD
14/marzo/2010

*EU se rige por la imposición
*La guerra, soporte del poder

“El que mira un reloj de arena ve la disolución de un imperio”: Borges.

El precepto belicista muy antiguo que dicta: “Si quieres la paz, prepara la guerra”, cuyo autor es Vegecio, un escritor romano de temas militares, le ha caído muy bien a todos los imperios que el mundo ha visto florecer —¡pero no olvidemos que también caen!— utilizando siempre la fuerza en beneficio propio. Como el imperio macedonio, el romano, de la dinastía Ming, el español, portugués, otomano, británico, y últimamente el de Estados Unidos.
La característica de todos los imperios es la ambición de poder, de hegemonía y control (de unos países, para los recursos naturales; de las personas, para la esclavitud y la explotación después), llevados a cabo bajo el uso de la fuerza —el yugo militar; pero también de control social, económico, político y cultural en general— y de expansión o de invasión territorial. Cuanto más poseen, para ellos mejor.
De ese modo, el mundo ha padecido todo tipo de destrucciones ayer y hoy. Han corrido ríos de sangre inocente (masacres y guerras civiles), provocadas por la ambición hegemónica de los más fuertes porque poseen algunas ventajas relativas —como la aplicación de la ciencia y el uso de mejores armas—, así sea durante algunos siglos. Unos antes, otros después. Es decir, que a lo largo de la historia —llámese el mundo antiguo, la Edad Media, la era de los “descubrimientos” que derivaron en conquistas, o el reinado del capitalismo— hay Estados o imperios que han surgido y se han mantenido como tales, abusando de las desventajas frente a otros Estados que están menos preparados para la guerra.
Si bien la zozobra viene de antaño, no por eso la guerra tiene carta de naturalidad, o hay que verla como parte de la normalidad. Eso nunca. Son las ambiciones de los hombres, y de los Estados más fuertes, quienes las promueven y las vuelven continuas con el paso de los siglos. Personas y Estados que poseen tierras, oro y propiedades que les dan poder, pero que ambicionan más. Por eso el arrebato cínico de los bienes de los demás, como se ha practicado mediante la rapiña, la piratería y el hurto. Y los promotores van continuamente de las amenazas a la imposición como generalidad. Por eso las guerras siguen vigentes, porque son instrumentos de dominación y de control hacia los demás.
Esa es también la historia de la llamada “civilización”. El salvajismo del hombre que pone por delante la apropiación por encima de cualquier otro valor. Eso es lo que tiene al mundo en el atraso. Por eso la humanidad no cambia, porque al poder no le interesa la cultura y la evolución espiritual. No constituyen “negocio” alguno. Lo poco que se ha logrado en este sentido es el fruto del esfuerzo individual. Pero no lo es como logro colectivo o social; mucho menos como política de Estado. No importan los valores familiares ni sociales. Sólo los intereses. Son ellos los que le ponen el valor a las cosas; o son las cosas las portadoras de los valores. Es el mercantilismo vil.
Y en la historia, la voracidad aumentó desde que se implantó en el mundo el “espíritu del capitalismo”, como lo definió Max Weber. Esas “ideas y hábitos que favorecen la búsqueda racional de ganancias económicas”. Porque esa es la “racionalidad” del capitalismo; la de las mayores ganancias. En eso las ambiciones no tienen límites. Bien podría decirse que el mundo vive en continua guerra. Hay violencia en cada rincón de la tierra. Hoy aquí, mañana en otra parte. A nadie sorprendería el falso Mesías, que asegurara vivimos los tiempos del Apocalipsis.
Aparte de las guerras, hay destrucción por terremotos, inundaciones, incendios, maremotos, epidemias, etcétera. Pero hasta eso: el mundo avanza hacia su propia destrucción. Y los límites son inducidos por la propia mano del hombre. Por el consumismo, por los grandes capitales que van detrás de las guerras para hacer negocio con todo lo que se ponga enfrente. Y porque las actividades de la industria, que arrasa con todo, están generando efectos climáticos. Esos serían los límites de la ambición. ¿Vamos hacia la destrucción?
Durante el siglo XX, después de la Segunda Guerra, EU se erigió en el país más poderoso. Ganó con la bomba atómica entre manos; otra vez el usufructo de la ciencia. Japón padeció el infierno; el otro Holocausto. Nada se opuso al auge del capitalismo imperial de los EU. Sus ejércitos se apostaron en donde están sus intereses —no obstante Vietnam puso en claro que no basta el uso de la fuerza para ganar la guerra.
Vino el reinado del dólar. El imperialismo derivó en una nueva fase: el capital financiero meramente especulativo. Eso generó una tremenda concentración de riqueza en muy poquísimas megaempresas, luego en pocas manos. El problema es para los demás. Primero los de casa; el mundo después. Es decir, que los otros países con prácticas imperiales se han visto afectados por la hegemonía y la reciente crisis del capitalismo financiero de EU. Los países del resto del mundo están peor.
Claro, que eso aplica para aquellos que siguen los mismos preceptos mercantilistas. Porque no les ocurre lo mismo a países como India o China. Todo lo contrario. Este último país tiene al imperio en decadencia entre las manos. El problema es para otros países todavía más vulnerables, como México. Pero China posee muchas ventajas. Está lejos de EU. El despegue de su economía está lejos de compartir las causas del desarrollo y de la actual crisis. La expansión en el mercado mundial obedece a otra dinámica que la de EU. Y lo que es peor para este último. China posee grandes cantidades de dólares y en el momento que quiera pone a temblar a EU.
Por eso ahora China está comenzando a jugar el papel que en su momento durante la guerra fría le tocó a la URSS: de contrapeso. Y tiene con qué. Por eso ahora protesta por el uso tendencioso del internet. Por eso también reclama que EU cuestione la situación de los derechos humanos en el mundo. Porque, dice China: “EU critica la situación de los derechos humanos en más de 190 países y regiones, mientras ignora y oculta los datos de su propio territorio”. Y con razón.
¿Estamos asistiendo a la debacle de un imperio y al surgimiento de otro? Pero sin guerras de por medio.

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Chile, la deuda social

INSEGURIDAD
12/marzo/2010

*La herencia dictatorial quedó atrás
*Del “milagro” hacia la reconstrucción

El pasado no es de ayer; es de ahora/ Y la memoria lo sabe: el pasado es hoy/ El hoy de los ayeres; el ayer aquí/ Lo que está presente hará historia/ El ajuste de cuentas es aquí y ahora/ Porque la historia, simplemente, es. Para los amigos chilenos.

Así, cuando tenemos noticias de Chile, la memoria nos asocia de inmediato con la poesía de Pablo Neruda y de Gabriela Mistral. Con el presidente Salvador Allende —su proyecto socialista de principios de los años 70— y con la sombra del dictador Augusto Pinochet por las atrocidades que cometió (quien no actuó solo para dar el golpe fatal en el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973, sino gracias al apoyo económico, político, militar y de inteligencia de la CIA, por parte de los Estados Unidos) en contra del pueblo chileno cuando el presidente de este país era Richard Nixon y el secretario de Estado el cínico Henry Kissinger.
Pero también las notas procedentes de aquél país nos llevan hasta el llamado “milagro económico” por el trabajo de los Chicago boys (que hasta eso hay que reconocerle al dictador Pinochet; algo así como el impulso modernizador que dio a la economía mexicana el también dictador Porfirio Díaz, desde finales del siglo XIX y la primera década del XX), y a sus inagotables minas del cobre como motor de su economía. Y, sobre todo, nos recuerda a los intelectuales del exilio que llegaron a México en los años recios de la represión, y que nos acercaron mucho a mexicanos y chilenos. Como sucedió con otros pueblos de América Latina, en circunstancias similares. Cuba es un ejemplo. Antes España, en tiempos de Cárdenas con el arribo de los niños españoles a Morelia. Etcétera.
Pero bueno. El tema viene a colación ahora porque apenas ayer hubo cambio de estafeta presidencial en ese país. Terminó su periodo Michelle Bachellet (11 de marzo 2006-11 de marzo 2010) y le cruzaron la banda al derechista Sebastián Piñera, como el nuevo presidente de la República de Chile. Piñera le ganó a Eduardo Frei en segunda vuelta electoral, y fue por una diferencia mínima de 3.22 puntos porcentuales.
La presidenta se despide entre aplausos de su pueblo, pues todavía en enero gozaba de una aceptación superior al 80 por ciento. Envidiable para cualquiera que termina un periodo de gobierno. Un apoyo ganado a pulso. Porque siguió la línea de los presidentes de la Concertación (1990-2010) desde Patricio Aylwin hasta acá. Pasando por Eduardo Frei y Ricardo Lagos, cada uno con un importante rol de continuidad para colocar a su país en la senda del crecimiento y hacer el “milagro chileno”. Con tasas de crecimiento del 6 por ciento a partir de 1985; un ambicioso proyecto de apertura comercial bien aprovechado, no como México; un proyecto político incluyente que vio hacia el futuro y no se hundió en el pasado (lo que le permitió rebasar al pinochetismo, e incluso someter después a los dictadores).
Basten algunas reflexiones. Así registra “El milagro económico”, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL): “Después de esa dura época que vivió Chile (bajo la dictadura pinochetista, desde 1973 a 1989), comenzó a proyectarse un sistema económico basado en el equilibrio y la previsión. Jorge Marshall, expresidente del Banco Central de Chile durante la presidencia de Patricio Aylwin, explicó los argumentos del éxito de la economía chilena: el crecimiento promedio desde 1985 a 2003 del 6%, con los índices de pobreza que bajaron del 47% al 20%”. Crecimiento económico con impacto social.
La primera condición fue lograr la estabilidad económica, admitido como un dogma indiscutible. Pero luego vinieron los ajustes que permitieron avanzar. “El resultado que fue, después de los 90, con un crecimiento de la demanda y del producto, luego de una caída significativa porque había que ganar estabilidad, el gasto público real con un gobierno democrático bajó el 5%. En 1992, el crecimiento del producto era del 12% y el del gasto del 7%, resultado es que comenzaron a aumentar las expectativas y permitieron pasar a una nueva agenda de reforma microeconómica que incluyó obras de infraestructura”, dice el CADAL. Son algunas de las políticas de los gobiernos del “milagro”. Una aplicación no ortodoxa de las políticas neoliberales puras. Sino con un Estado promotor del desarrollo, para crecer y disminuir los índices de pobreza. No obstante, Chile es un país como México con problemas de la distribución de la riqueza.
Pero tras el éxito, nadie esperaba que las circunstancias cambiaran tan radicalmente —no tanto porque perdió la Concertación de Bachellet y ganó la derecha—, tras los sismos persistentes desde el terremoto del 27 de febrero a la fecha, que han sacudido las entrañas de Chile. Y los retos que tienen por delante Piñera y los chilenos, tiene que ver casi exclusivamente con la reconstrucción del país. Las pérdidas se calculan en miles de millones de dólares. Entre 4 mil y 7 mil millones, según cifras de la aseguradora Swiss Reinsurance; con todo y que los cálculos propios arriesgan la cantidad de 32 mil millones de dólares.
De ese tamaño es el reto que ahora tiene al frente el nuevo presidente. Compromiso con el pueblo; reto con Chile. De modo que si el proyecto neoliberal dejó hasta el final la inversión en infraestructura, ahora esa será la prioridad. Porque Piñero —quien cuenta con el apoyo político y empresarial, porque hay una suerte de unidad a su entorno— tendrá que comenzar con las carreteras, los puentes, los edificios derrumbados, aeropuertos dañados. Todo para recuperar el impacto de los sismos. Así, en tanto el ministro saliente de Obras calcula una inversión conservadora de mil 200 millones de dólares para obras, otros prevén 11 mil millones de dólares el gasto.
Por lo mismo, con todo y que los planes iniciales han cambiado por la emergencia, Piñera ha dicho que no será el presidente del terremoto sino el de la reconstrucción. Así, se usará el Fondo de Estabilización de 11 mil 200 millones de dólares, aunque la proyección del PIB cambie del 5 por ciento para abajo. La deuda social es grande. El reto es mayor; la entereza más.

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miércoles, 10 de marzo de 2010

¿Desequilibrio de poderes?

INSEGURIDAD
11/marzo/2010

*¿En dónde está el Congreso de la Unión?
*¿Hasta cuándo va a mejorar la seguridad?

Gracias a la tradición autoritaria y al presidencialismo que rige la vida institucional de México —donde la sociedad queda como receptora de las decisiones que se toman desde arriba, no obstante ser la fuente del poder otorgado, comenzando incluso por el Presidente en turno—, además de todos los reclamos que se le puedan hacer al titular del poder Ejecutivo por la falta de decisiones, la aplicación de políticas públicas equivocadas o pésima conducción del Estado, en el escalafón de la responsabilidad la siguiente instancia es el Congreso de la Unión.
Y no sólo porque al poder Legislativo le compete el equilibrio para los otros dos poderes del Estado —el Ejecutivo y el Judicial—, sino sobre todo porque se trata de los representantes populares y son la voz cantante (o eso deberían ser) del ciudadano que los elige para la elaboración, actualización y en su caso anulación, de aquellas leyes generales y políticas públicas que son indispensables para el buen funcionamiento de la vida pública —económica, política y social—, de una República como la nuestra: “democrática, representativa y popular”.
Bajo esa premisa general, es justamente al Congreso a quien le corresponde enmendarle la plana, como se dice, al Presidente en turno. Es el caso de todo aquello que devenga fallido o improcedente, falso o escabroso y tendencioso; ya se hable de las políticas públicas aplicadas, como ocurre en nuestra vida política con los llamados planes sexenales, o en todos aquellos programas de gobierno (como la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos) o de estrategias así sean parciales, o que estén encaminadas a la persecución de objetivos de bienestar social, o simplemente de estabilidad de los implicados como ahora ocurre con la sociedad mexicana.
Cualquier postura del Congreso de la Unión, que refiera poner oídos sordos al llamado interés general, o de la sociedad en su conjunto, nos habla de por lo menos cuatro prácticas que corroen la función de todo representante popular: 1) Una falta de preparación para cumplir con la encomienda de legislador, o una completa ignorancia del papel que se tiene como parte de un órgano colegiado, como Cámara de Diputados o la Cámara de Senadores. 2) O, que los legisladores han traicionado su compromiso de origen; el que adquieren con el ciudadano que les otorgó la confianza para representarlo con el voto derivado en un proceso electoral. 3) Los legisladores se han vuelto cómplices de las dirigencias partidistas que luchan por perseguir sus propios intereses, y actuando en forma de bloques, desvían el objetivo principal de la representatividad y de la legislación como tal. Y, por último: 4) Se dejan manipular, convencer o hasta seducir por intereses ajenos, trátese de otro grupo o de otro poder; como se da con la impostación tendenciosa y mayoritaria, aunque la misma se aleje del interés general y resulte a beneficio de unos cuantos. Así esos pocos representan a otro poder establecido, o incluso correspondan a poderes ajenos como los fácticos que por todos lados hacen componendas sin importar el costo ni el desprestigio que esté de por medio.
Un ejemplo de este último punto sería, digamos, el de la aprobación camaral de la llamada Ley Televisa, que responde a muchos intereses —incluidos los presidenciales—, pero en perjuicio de la sociedad y a beneficio de unos pocos con mucho poder. La preocupación es que, cualquiera de estas omisiones señaladas distorsionan, limitan o denigran la función legislativa, y con ello perjudican el interés —o mejor decir— el bienestar de la población en general.
O sea, que del titular del poder Ejecutivo podrá decirse que abusa de las atribuciones mismas que le brinda el cargo presidencial, pero depende de los otros dos poderes que lo dejen avanzar en un contexto de equilibrio de dichos poderes. Igual podrá quedarse corto, el Presidente en turno, con el cumplimiento de las principales demandas ciudadanas en el país. En todas aquellas materias que implican enfrentar y resolver los problemas fundamentales, como son los económicos, políticos, sociales, religiosos, etcétera, hasta llegar a la seguridad (o la seguridad pública como tal).
Por esos y otros motivos no se explica por qué el Congreso de la Unión, o los legisladores de todos los partidos políticos, no le enmiendan hoy la plana al presidente Calderón en materia de inseguridad. ¿Qué no basta la insistencia desde todos los sectores de la sociedad, para que se revise la estrategia antinarco que emprendió Calderón hace tres años y a estas alturas, además de zozobra y violencia generalizada, no ofrece los resultados prometidos?
Y tantas interrogantes más: ¿Acaso no ha quedado claro que resulta a todas luces insuficiente la confrontación de las bandas del crimen organizado y del narcotráfico con la Fuerzas Armadas del país, haciendo funciones de policía que no le competen?
¿O qué los reclamos de la sociedad juarense, por ejemplo, que es un eco de una demanda nacional, resultan aún insuficientes para que el Congreso tome cartas en el asunto? Nadie quiere que no se combata a los criminales. Todos demandamos SEGURIDAD. Pero no se aplica ninguna otra de las medidas llevadas a cabo con éxito en otros países para combatir al flagelo del narcotráfico. La estructura financiera, por ejemplo, está intocable. No hay policía investigadora, que es la demanda última del titular de Sedena, Guillermo Galván Galván. Tampoco se hace partícipe a la sociedad.
¿Acaso se tiene que esperar a que corra más sangre de tantos mexicanos inocentes, en esa guerra fratricida donde el Congreso sólo se cruza de brazos (envuelto en las rebatingas partidistas de las alianzas o coaliciones electorales; otro de los intereses meramente partidarios), toda vez que Calderón insiste en hacer más de lo mismo? Galván quiere de los partidos aprobación de la iniciativa de Ley de Seguridad de Calderón de abril pasado, para que el Ejército tenga mayores atribuciones sobre todo policiacas, como lo ha reiterado con senadores del PRI hace una semana y ayer con los del PRD. Galván anda en busca de una salida digna. ¿Pero acaso el Congreso no ve la tentación autoritaria del actual gobierno, de mantener indefinidamente al Ejército en las calles? ¿Quién juzgará a quién por tantos errores y omisiones? La sociedad está de pie.

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martes, 9 de marzo de 2010

FCH, el deterioro

INSEGURIDAD
10/marzo/2010

*Es la pésima conducción del país
*No es un problema de los medios

Y todavía el presidente Felipe Calderón Hinojosa se queja de que los medios de comunicación sólo reflejan, como diciendo, las malas nuevas de su gestión. Como se quejó amargamente el lunes en San Pablo Apetatitlán, durante la inauguración de un hospital en Tlaxcala. Que a la hora de divulgar las noticias de sus actividades, los periódicos: “Se van por otro lado”.
Y no, como lo refirió ese día, con “los datos muy alentadores en salud”. Y agregó: “Podrían decir lo que quieran de nosotros, pero en materia de salud hemos trabajado enormemente”. Como si, incluso, el sistema de salud haya, de veras, cambiado “enormemente”. Y agregó: “No digo decenas o centenas más, literalmente más de mil que se han construido o remodelado”. Esos son los logros en salud, de que se queja Calderón que la prensa no considera y mejor “se va por otro lado”.
Problema para él es que esos datos son nada “alentadores”, para un país con tanta demanda del sistema de salud por parte del Estado, que ha venido de más a menos en las últimas décadas. Quizá si estuviera operando un replanteamiento del tipo de servicios, como el que presta el ISSSTE, o el IMSS —que cada vez son peores—, injusto sería contradecirlo. Pero no.
Lo que hace Calderón resulta a todas luces insuficiente. Diga lo que diga de la prensa, porque no se puede hablar bien de lo que anda mal. Porque en general, de acuerdo con las encuestas, el presidente está haciendo las cosas mal. Y el deterioro es a ojos vistos. Cierto que dichas encuestas son apenas una fotografía; una visión instantánea de los hechos. Pero cuando se juntan para ver los datos como en una película, el calificativo de la gente no miente; y va de mal en peor.
Tampoco podría decir que se trata de un compló (sin honrar al Peje) de los medios. Como si todo el mundo operara en su contra. Pero si todos nos equivocamos es porque no vemos que en calderolandia todo marcha mejor. Igualito que ocurrió en foxilandia, donde sólo la terca realidad contradijo siempre al presidente Vicente Fox, también de extracción panista. Pero valgan los remilgos de un presidente para quien todo está bien.
No obstante las instantáneas dicen unas cosas, la película completa pone las cosas en su lugar. Así, por ejemplo, en lo que corresponde a la forma de gobierno, la evaluación última de Consulta Mitofsky (febrero/10) revela que sólo el 53.4% de los mexicanos en febrero la aprueba. Lo que representa una caída de 4.4 puntos con respecto a la evaluación última de noviembre 2009. Y con esta calificación, Calderón acumula cuatro trimestres consecutivos de caída, para juntar 13 puntos perdidos en un año.
Cierto que son 7 de cada 10 los mexicanos que consideran que el principal problema fue el económico, mero reflejo de la crisis del 2009 con el registro de un PIB del 6.5%. Nada más con mayor desempleo, aumento en los precios, nuevos impuestos, etcétera. Peores condiciones de vida para los mexicanos que así califican.
Más que en la percepción ciudadana las cosas se complican con otros pendientes del actual gobierno, como el pesado lastre de la inseguridad en la que metió al país. Con todo y sólo 1 de cada 4 considera que la inseguridad es el principal problema. Y con respecto a los eventos políticos, como la discusión de las reformas, el tema de las alianzas, la posible renuncia del titular de Gobernación, los debates entre los partidos; todos crearon un ambiente de deterioro de la política, donde 8 de cada 10 considera que la política está peor que hace un año.
Pero eso no es todo. En el ranking general, el presidente cae de 7.1 a 6.7. Para colocarse en el octavo lugar con respecto a otras instituciones, como: Iglesia (en ¡primer lugar!), Universidad, Ejército, Medios de Comunicación (no tan mal como se queja el propio Calderón), IFE, SNJN, Empresarios y Presidencia. Abajo quedan: Bancos, Senadores, Sindicatos, Policía, Diputados, y Partidos Políticos, ¡al final! (y que alguien haga algo por los partidos que rondan el descrédito total).
Todavía peor, cuando el ciudadano entrevistado califica a la situación política, como revelaron ayer Berumen y Asociados y El Universal como patrocinador. Porque el 69% de los mexicanos están desencantados con la democracia (o la forma en que el actual gobierno la ejerce), con todo y que el 72% de encuestados la considera preferible sobre cualquier otro sistema político.
Sobre las principales fallas de la democracia, estas son el abuso del poder, la corrupción y el incumplimiento de las promesas de campaña. En el marco de una situación política que se presenta como inestable/muy inestable en un margen del 56% a marzo 10. Y a la pregunta de “si la manera en que uno vote puede cambiar la manera en que las cosas serán en México”, el 59% está de acuerdo. Sobre, “si la democracia significa la existencia de un Congreso que limite al presidente”, el 51% avala.
Y a la pregunta “si necesitamos a alguien que venga a imponer orden en México y que resuelvan los problemas sin importar lo que digan los diputados y senadores”, el 54% contesta afirmativamente. Y a la última pregunta sobre si “el Presidente de México se ocupa de gente como usted”, de plano se omite el porcentaje. Pero la tendencia es a la baja, y tal vez por eso se omitió sin explicación alguna. Pero la última respuesta es de “abril 04” y está en 34%. (Edición de ayer de El Universal).
Reclamo para Calderón. El dato último donde el ciudadano de plano refiere que el Presidente no se ocupa de él. En calificación, a estas alturas, el actual Presidente incluso ronda por debajo de los últimos dos presidentes priistas. Salinas con 76% de aceptación; Zedillo, con 56%; y Fox, al igual que FCH, está por abajo del 54%. Un reflejo puntal de la opinión e insatisfacción de los mexicanos. Y conste que no es un asunto de los medios.

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(No hay ) Día de la mujer

INSEGURIDAD
09/marzo/2010

*Nada qué festejar, abundan las demandas
*Igualdad de derechos, problema de civilidad

El maltrato, la discriminación y la misoginia, son apenas unas cuantas actitudes bajo las cuales la mujer es tratada por el hombre en una sociedad como la nuestra. Y no poseen carácter de exclusividad. Antes bien, son algunos de los problemas de fondo, de tipo cultural-estructural no sólo de México sino que tienen carta de vigencia en todo el mundo.
Así, todas las culturas —como la occidental, mediterránea, islámica, india, del extremo oriente y negra—, al igual que las religiones, han adoptado y reproducido durante siglos la sujeción y control de la mujer, que es vista como el sexo débil (la fuerza física como estatus de dominación), al servicio del hombre y útil únicamente como el ser de la reproducción. Poco más que un objeto, en toda la extensión de la palabra, y de la cual forman parte todas las instituciones creadas por el hombre.
El efecto contrario; es decir, que el mundo considere a las mujeres como iguales frente al hombre, para que gocen del reconocimiento de idénticos derechos sociales y políticos (dignos de una democracia que camine en los dos pies y con buen cimiento), ha costado siglos de lucha y sacrificio emprendido por las propias mujeres —a título individual y colectivo y desde los más diversos foros y expresiones—, pero no permea lo suficiente para lograr los términos de igualdad y respeto que merecen, porque se enfrentan con la resistencia cultural —esa piedra clavada en las entrañas del ser— y porque al parecer al hombre no le conviene reconocer tales derechos. Ya sea por encubrir muchos intereses, o por mera conveniencia.
Pero la mujer es no sólo dadora de vida, también es el complemento del hombre —o viceversa, porque los dos son o forman uno; el ser andrógino del amor, como la expresión más sublime de la creación— y la mejor educadora que tiene la humanidad porque es la que mejor enseña y reproduce los valores. Es decir, que en el fondo y en pro de la permanencia de la discriminación, ella forma parte —más involuntaria que con conocimiento de causa— porque contribuye a reproducir las actitudes y expresiones misóginas que luego se despiertan en su contra. Son convertidas en artífices, sin pretenderlo, de las propias armas con las que luego el hombre le domina y hace padecer el calvario universal en el que está.
Pues sí. Que socialmente la mujer es parte de la continuidad de esos vicios. Porque es en las familias en donde se generan las actitudes diferenciadas entre niños y niñas; donde las mujeres aprenden que parte de su deber es atender y servir al varón. Y desde ahí permea hacia todo el edificio social: las escuelas, los centros de trabajo, las relaciones de pareja, nuevas familias, la organización política; y ¡ni se diga la sujeción religiosa oriental y occidental!
Pero siendo un asunto de carácter cultural, las sociedades como la nuestra deberán partir de otorgarle a la mujer el lugar que le corresponde en todos los escenarios de la vida individual, social, económica, política y cultural en general, sin discriminación alguna. Ni más ni menos que el lugar del hombre, con sus particularidades de género. Pero nada más.
Nada sería mejor para reivindicar a la mujer. Reconocerle todos sus derechos; los mismos que al hombre. Revalorarla al interior de la familia, para reconocerla y respetarla como madre; brindarle todo el apoyo en el estado de embarazo y de lactancia. Y que el Estado se convierta en garante del ejercicio pleno de su libertad. Que la justicia entregue los instrumentos necesarios para ser considerada como igual al hombre. Con todo y eso signifique reeducar a la sociedad, a hombres y mujeres por igual. Recomenzar aprendiendo de nuevo. Donde, entonces sí, no únicamente las mujeres sino también los hombres en unión con ellas, haya mucho que celebrar.
Y no que, como se dijo ayer que se celebró el “día de las mujeres”, en México —al igual que en todo el mundo— que las mujeres tiene poco que festejar en su día. Comenzando porque las celebraciones tienen un carácter meramente mercantil, como el Día de la madre, del padre y hasta del cumpleaños de cualquiera de los dos y tantas celebraciones más.
Peor que en la sociedad mexicana el maltrato a las mujeres se asocia con la actitud no sólo misógina sino también machista. Por cierto que el maltrato a las mujeres mexicanas no fue un invento del machismo mexicano, sino una consecuencia derivada de la transculturización impuesta desde los tiempos de la España colonial. Y los españoles, a su vez, la recibieron como herencia musulmana tras los siete siglos de invasión territorial.
Así, como se dijo ayer, con tanta discriminación, pobreza y la violencia contra la mujer, no hay qué celebrar. El Día de la Mujer sirve para dos cosas: 1) recordar la tremenda deuda que con ellas tiene la sociedad, y 2) hacer el recuento de los agravios que se suceden día con día.
Por eso, en México sobran las cifras que miden los ultrajes contra las mujeres, y los pendientes. Tanto lastre acumulado. Por ejemplo: de los 108.4 millones de mexicanos, 50.9 son mujeres (todos datos de INEGI). Por cada 100 mujeres, 8 no saben leer, contra 5 hombres en igual proporción. De los 75.4 millones de personas que trabajan, 40.5 millones son mujeres, 34.9 son hombres. Explotadas en la calle, explotadas en el hogar. De los 41.4 millones de mujeres de 14 años y más, 62.3 por ciento realizó trabajo no remunerado, contra los 37.3 millones de hombres de los cuales el 26.5 lo hizo. En promedio, las mujeres trabajan 41.3 horas a la semana, los hombres 23.2 horas. En el mercado laboral, las mujeres ganan en promedio 63 por ciento menos de lo que ganan los hombres. Y abundan las cifras, todas de 2009.
Baste la siguiente denuncia concreta. Ayer Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social (Incide-Social), en voz de su presidenta, Clara Jusidman, se dijo: “El retroceso que se ha dado en 18 entidades del país al aprobar las llamadas leyes antiaborto, que han llevado a tener al menos a 46 mujeres encarceladas en Puebla, Tamaulipas y Veracruz, y contabilizado otros 130 encarcelamientos en Guanajuato desde el año 2000”.
El mundo no funciona distinto. Porque la humanidad está parada sobre un pié. Y hasta en tanto no se trate con igualdad a la mujer, continuará reinando la violencia de los unos contra los otros: en el seno de países y al interior de las familias. Es el fruto de la civilización actual que rechaza la parte femenina del mundo; por cierto la de la creación. Desconoce que todo lo que atenta contra las mujeres atrofian la existencia misma de la civilización.

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domingo, 7 de marzo de 2010

El juego de "todos ponen"

INSEGURIDAD
08/marzo/2010

*Mala pata de la partidocracia
*Falsos acuerdos de los líderes

En el escándalo político último escenificado entre los líderes de los partidos: PRI (Beatriz Paredes Rangel), PAN (César Nava Vázquez), el titular de Gobernación (Fernando Gómez Mont) y el Presidente de la República (Felipe Calderón Hinojosa), como en el juego de la perinola donde “todos ponen”, el problema se traduce en que “todos pierden”. Es decir, que entre la partidocracia y el gobierno que pusieron las piezas, hicieron las jugadas y pretenden que, al alimón, todos paguen los platos rotos.
En los dimes y diretes (dícense las comadres), las declaraciones de los unos y los desmentidos de los otros, se armó todo un revoltijo. Mucho ruido como tapadera de las irregularidades. Pero los costos —con todo y su socialización— son mayoritariamente para ellos, y cada uno tiene su cuota de desgaste. Su costo político qué pagar se traduce en pérdida de confianza y credibilidad. Es más, el asunto no para ahí, sino que recae también en el deterioro de la política, en el descredito de la negociación como tal entre los partidos y de los acuerdos o las alianzas en general. Casi nada, pero así es. Lo que le pega a la institucionalidad de los actores, de la política y de aquellas instancias involucradas —no se diga si son del gobierno.
Digamos, en pocas palabras, que el problema no son tanto los convenios, suscritos o de palabra, porque están avalados por la ley, sino el tipo de acuerdos y las condiciones bajo los cuales se suscribieron. Como el que se dio entre los partidos PRI-PAN, a cambio del voto conjunto en el Congreso a finales de 2009 que avaló mayoritariamente el paquetazo fiscal 2010, y golpeando directamente —más que al bolsillo— al estómago de los mexicanos.
Los acuerdos últimos como tales que más han levantado polilla son los negociados entre el partido del gobierno y el Revolucionario Institucional para proteger a uno de los precandidatos punteros para la Presidencia de la República en el 2012: Enrique Peña Nieto. Un “pacto” firmado por Nava-Paredes, y avalado por Gómez Mont. Nadie lo esperaría, pero así fue.
Porque, por otro lado, también se dieron los acuerdos, o coaliciones, entre los partidos Acción Nacional y el de la Revolución Democrática, para las elecciones en estados gobernados por priistas como Puebla, Durango y con sus bemoles en Oaxaca. Pero esos convenios entran a juicio muy aparte, porque si los resultados les son desfavorables, los principales perdedores devendrán los perredistas por aliarse con el seguro perdedor del 2009, casi seguro que lo sea en el 2010, y que le vaya peor en el 2012: el Partido Acción Nacional que durará dos sexenios en la silla presidencial.
El problema es el manejo que se dio al acuerdo PRI-PAN, y las negativas a reconocerlo, las verdades a medias y finalmente el tener que aceptarlo versus las condicionantes para la protección del gobernador del Estado de México desde las entrañas del PAN, y por ello del mismo gobierno calderonista.
Tan solo por eso, que explica la votación por aumentos a la población en precios y servicios, el PRI ya cargará también con el desgaste que deriva del enojo ciudadano y, o se disculpa y sobre todo recula, o como bien proponen algunos priistas ahora: que renuncie Beatriz Paredes Rangel a la dirigencia nacional, por tan vergonzoso convenio con el gobierno. Lo que justifica esta postura es que el PRI se había dicho contrario a hacerle el caldo gordo al gobierno, con el aumento de impuestos en deterioro de la población.
Pero según se revela recién, Paredes negoció con César Nava y eso alentó el voto mayoritario de los legisladores priistas a reforzar las propuestas de Calderón. Como lo expresa el extitular de Gobernación y exgobernador de Puebla, Manuel Bartlett: la dirigente del PRI pasó por encima de los principios partidarios y obligó a los legisladores partidarios a traicionar a sus electores, con sus votos para incrementar los impuestos. Y todo para apoyar coyunturalmente a Calderón, y en el largo plazo a Peña Nieto.
Y en ese juego participó también el titular de gobernación. Sobre todo con su tomadura de pelo de que el Presidente “nada sabía” de dicha negociación con el PRI. Y que todo lo hizo en aras de la gobernabilidad del país. Cuando el efecto de “cuidar” al actual gobernador del Edomex no era, en todo caso, un asunto ni de Gobernación ni de la Presidencia. Si acaso incumbencia del PRI, pero tampoco a tan elevado costo contrario a los preceptos partidarios y en atropello de los mexicanos.
¡Craso error! de Paredes. Principalmente porque, con todo el capital político acumulado o ganado desde las elecciones de 2009, el PRI no necesitaba negociar con el PAN para asegurarse nada. Y porque el PAN no tenía capital político antes (con o sin César Nava porque no es cuestión de dirigentes sino de principios y pésima gobernabilidad, la del PAN), menos lo tiene ahora para otorgarle prebendas. Peor si es atentatorio de la población.
Por otra parte, nadie ha creído el absurdo de que Felipe Calderón desconocía los pasos de un secretario de primera línea, como el de Gobernación. Por eso renunció al PAN, para lavarle la cara a Calderón. Y menos para un asunto tan importante como el relativo a la protección de un candidato de “otro” partido. Por cierto que el “posible”, y por ahora el mejor posicionado, el presunto candidato presidenciable.
En eso, como se ha dicho: Gómez Mont trata de verle la cara a todos el mundo, pero sólo él y Calderón se la creen. Aparte que el ocupante de Covián en estos momentos no tiene facultades ni atribuciones para firmar este tipo de acuerdos o de alianzas, así sea como “testigo” con cualquiera. Porque ese es un asunto, en todo caso, meramente partidista; y en todo tema de incumbencia de Acción Nacional y de Nava. Pero no problema del gobierno.
Con todo y que el principal causante del desgaste, de la pérdida de credibilidad y por ello de la caída en las preferencias electorales sea justamente el gobierno que se practica desde Acción Nacional. Las malas jugadas, como los malos pasos, traen sus consecuencias. Y en política las consecuencias se pagan caras. Eso se verá en el termómetro electoral de julio entrante. El problema es unos pierden pero la pagan todos. Mala leche de la partidocracia. Allá ellos.

Correo: sgb33@hotmail.com