jueves, 25 de marzo de 2010

Amenaza para la soberanía

INSEGURIDAD
25/marzo/2010

*Puertas abiertas al intervencionismo
*Cambia Plan Mérida, modalidad de EU

Para Estados Unidos la seguridad (su seguridad) es un asunto de muy elevada prioridad. Con sus variables, lo ha sido siempre, pero desde los atentados terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, se convirtió en tema clave de su política exterior con el mundo, pero más con sus vecinos, principalmente México.
Es decir, EU tiene prioridades (“intereses”; “socios”, lo dice Clinton), y las defiende por encima de todo. La diplomacia es un instrumento. Y mecanismos como el que tiene con México, llamado Iniciativa Mérida, es una herramienta de gran utilidad. Más que una hermana de la caridad, es un ardid para intervenir en los asuntos internos de otros (como México), bajo pretextos veladamente ocultos pero intencionalmente bien armados.
“La seguridad es clave” para EU, lo dijo la secretaria de Estado, Hillary, al concluir la segunda Reunión del Grupo de Alto Nivel México-Estados Unidos sobre la Iniciativa Mérida. Clinton, lo expresó de la siguiente manera: “Estamos expandiendo la IM más allá de lo que se había considerado inicialmente”, para crear una estrategia integral en contra del narcotráfico.
Ciertamente que el crimen organizado es un peligro. Grande y latente no sólo en Ciudad Juárez (ahí se acordó aplicar un Plan Piloto para los corredores Juárez-El Paso y Tijuana-San Diego, con mexicanos supervisado por estadounidenses), donde ha proliferado la violencia recientemente —calificada como la ciudad más violenta, incluso que países en guerra como Irak— y donde hace algunos días perdieron la vida empleados del consulado de EU. Pero con todo y que la señora Clinton reconoce la corresponsabilidad de su país por la demanda de la droga y la venta de armas, hace hincapié en el programa aplicable en México, pero no únicamente para Juárez o el área fronteriza.
En el contexto de una relación tortuosa entre dos vecinos que comparten una frontera de 3,200 km, un comercio superior a los 600 millones de dólares diarios, el cruce de un millón de personas y el flujo de más de 300 mil vehículos al día, México representa un jugoso negocio para los estadounidenses, pero ahora lo ven como un peligro por la violencia desbordada y generada por el crimen organizado. Como que se olvida la parte del “negocio” que para ellos representa el flujo millonario de dólares para su economía, producto de los ilícitos negocios: la venta de armas y el dinero que entra a su sistema financiero.
Por supuesto que el trato es diferenciado. Al menos con respecto al vecino Canadá, porque hablan el mismo idioma y se tratan como iguales. No con México, donde EU pone sus barreras. Es de antaño, lo es ahora. Así lo reflexiona un hombre de las relaciones exteriores de México, como Jorge Montaño en su libro Misión Washington, 1993-1995. De la aprobación del TLCAN al préstamo de rescate, y señala: “Es innecesario recordar que cualquier decisión que adopten los vecinos del norte, inevitablemente tiene un impacto letal sobre la realidad mexicana. Más vale que así lo reconozcamos, a fin de preservar la habilidad de minimizar o evitar los efectos más nocivos”.
Y, para sortear los peligros latentes desde el trato mismo con el vecino del norte, sin doblegarse, Montaño —embajador en EU durante 93-95— advierte: “México debe actuar con las reglas vigentes (los preceptos de la política exterior de no intervención, autodeterminación y solución pacífica de controversias) y no retornar a prácticas de repliegue, ya que nada indica que se puedan lograr avances espectaculares como los que en algún momento se imaginaron algunos dirigentes mexicanos en forma utópica, mostrando su ignorancia de cómo funciona la entraña de las resistencias estadounidenses”.
Así, para como están las cosas ahora, EU va un paso adelante de México. O muchos más. Como lo dijo la secretaria de Seguridad Interna de EU apenas concluyó el encuentro de seguridad México-EU, Janet Napolitano: “Este importante contingente es una sólida señal de compromiso del gobierno de Barack Obama, con la lucha contra los carteles”. Pero es más que eso. Porque cualquier cosa que se haga desde ahora será en el marco de la IM. Y no de un involucramiento de corresponsabilidad, como lo hemos señalado ya en este espacio.
Es decir, que entre las propuestas del encuentro, destacan acciones de cierto intervencionismo, más que los buenos propósitos sobre el anunciado combate conjunto a los cárteles del narcotráfico. Porque a todas luces los cuatro lineamientos que se dieron a conocer al final, fueron elaborados desde EU. El peligroso repliegue del que habla Montaño, de la diplomacia mexicana, que ahora le compete a Espinosa. Mal hecho. Por eso, la IM “evolucionará hacia una nueva fase, con una estrategia de atención a los aspectos sociales en las comunidades afectadas por la violencia”.
Así está: 1) la desarticulación de las organizaciones delictivas que actúan en ambos países, 2) el fortalecimiento de las instituciones encargadas de la procuración de justicia; 3) el desarrollo de una frontera segura y competitiva para el Siglo XXI, 4) el reforzamiento de la cohesión social en comunidades de los dos países.
Oscuras intenciones ocultas, no se menciona cómo se llegó a estas conclusiones y cómo fue que se convirtieron en tareas, dónde queda la participación de las Fuerzas Armadas mexicanas, cuántas y cuáles fuerzas especiales, si policiales o civiles, participarán en las tareas de desmantelamiento de los carteles, quienes serán y qué tipo de acciones para el fortalecimiento social, etcétera. Lagunas más que claridad. Intenciones ocultas. Eso será la nueva modalidad de la estrategia antinarco.
En resumen, siendo del interés de EU ampliar la IM “más allá de lo previsto inicialmente”, habrá acciones que pongan en peligro la seguridad de México, hasta en tanto no haya claridad sobre el papel de cada país en las acciones antinarco. De cualquier modo, EU sigue protegiendo su soberanía. Y México, en entredicho.

Correo: sgb33@hotmail.com

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