jueves, 25 de marzo de 2010

Pretendida transexenalidad

INSEGURIDAD*
26/marzo/2010

*FCH propone una estrategia más allá
*Sin resultados, grandes ambiciones

Con harta frecuencia, un amigo dice que en los últimos años el tema de la seguridad ha pasado a formar parte fundamental de la agenda de aspirantes a puestos de elección popular, espacios de gobierno y legisladores, y hasta de candidatos a presidentes de la República. Que el problema de la inseguridad se está explotando al máximo, al grado que quienes lo utilizan como bandera consiguen votos, y el apoyo popular correspondiente cuando el político promete resolverlo.
Es verdad. Como también lo es, que el problema dejó de ser sólo para las agendas electorales. Y, también últimamente, ha alcanzado el estatus de permanencia. De refilón, es como si el Estado no estuviese cumpliendo, como ciertamente no lo hace, con su responsabilidad de garantizar la tranquilidad al ciudadano de a pie. En la calle, en la escuela, en la casa. Es decir, que pasa por el descrédito de las instancias encargadas de atender la seguridad, como las policiacas, los jueces, los ministerios públicos, las instancias municipales, estatales y federales.
Y la continuidad de la violencia, en los últimos años, ha sido alimentada por la delincuencia organizada, en su expresión más extendida y rentable: el narcotráfico, con todas sus aristas de cultivo, procesamiento, trasiego y venta en mercados locales e internacionales; lavado de dinero y capitales financieros. La delincuencia alteró el tipo de delitos. Y de los más comunes pasaron a los más agresivos y costosos. Cobró importancia, por ejemplo, el negocio de la venta de armas para los estadounidenses. Es decir, que la sociedad mexicana vive ahora en un ambiente de zozobra permanente, por el desbordamiento de esa violencia que alienta el narcotráfico. En unos estados de la República más, en otros menos, pero convertido en un problema nacional.
Y la generalización de la violencia ha permeado a la sociedad por al menos dos razones: 1) la llamada “guerra” contra el narcotráfico desde que comenzó el actual sexenio y aceleró las cosas, y 2) la lucha entre los cárteles que se disputan territorios como “plazas” para la venta o el traslado de las diferentes drogas que comercializan. Ambas han derivado en más violencia.
Con dos elementos adicionales, todavía, que le afectan a los mexicanos porque les pega directamente en la seguridad: 1) México dejó de ser históricamente un simple paso de la droga procedente del sur de América Latina, sobre todo Colombia, para convertirse en país de consumo, cultivo y proceso de una gran parte de los narcóticos, y 2) al norte está el país vecino, Estados Unidos, que representa el mercado consumidor más grande del mundo y donde el producto se paga en dólares y a precios elevados.
De ahí el auge, al grado del desbordamiento del problema que genera el narcotráfico en materia de inseguridad para los mexicanos. Lo lamentable es que el clima parece tomar carta de naturalidad. Es como si nos estuviéramos acostumbrando a la violencia con esa situación amenazadoramente “normal”.
Eso es lo temerario para la sociedad. Y en buena medida también los medios de comunicación —particularmente la televisión— que han contribuido a ello. Es decir, no sólo la violencia se ha generalizado. También la “nota roja”, porque “vende”. Como hacer periodismo al viejo estilo. No se ve que ahora el problema es completamente nuevo. Y seguir igual suena más a estarle haciendo la propaganda gratuita al narcotraficante, cuando se resalta la narcomanta, el descabezado, el número de muertos, etcétera, como simples actos policiacos. Como las detenciones de algunos narcos que se publicitan como grandes logros de la lucha antinarco, cuando no lo son porque a los cárteles no se les ataca en su centro financiero.
Tan sólo por eso, porque no hay una lucha planificada y sistemática, continua o de inteligencia contra los cárteles —como se requiere para poder cantar victoria—, porque la “guerra” contra el narcotráfico de este gobierno no está reportando logros. Tan solo por eso el Presidente mexicano no debería estar hablando de fijar la agenda del próximo presidente sustituto.
Porque, por un lado, a todas luces la guerra se está perdiendo. Por otra parte, si todavía no se elabora una evaluación seria por parte del propio gobierno de la dichosa “estrategia”, ¿cómo es posible que Calderón esté planteando a estas alturas la transexenalidad de la política contra el crimen organizado?
Así lo ha expresado, que el próximo que llegue a Los Pinos, en el 2012, no importa cuál sea el color del partido que gane, dijo, “sino que dé color en el tema de la seguridad”. Una muy desbordada pretensión.
Sobre todo porque también para esta determinación, así como se tomó sin considerar a instancia alguna de sacar al Ejército a las calles para combatir el flagelo, más bien está logrando desgastarlo (quién sabe con qué intenciones, pero algo no anda bien).
Es así como, nuevamente, el propio Calderón pretende pasar por encima de la sociedad —que es la más afectada porque está poniendo las víctimas—, de los medios de comunicación, de los partidos políticos y hasta del Congreso de la Unión. Como si fueran entidades políticas controladas, o meramente sometidas al designio presidencial. Ambición desbordada de continuar con una política a todas luces fallida.

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(*) Por asueto de Semana Mayor, nos vemos hasta el próximo lunes 5 de abril. Aviso a mis lectores que, una vez cumplida la fase de introducción, esta columna dejará de llamarse “InSeguridad” para titularse en lo adelante “Maniobras del poder”. Agradezco las manifestaciones de apoyo.

Correo: sgb33@hotmail.com

1 comentario:

  1. Mi estimado y respetado master y amigo, agradezco profundamente la deferencia que me dispensa y la oportunidad de tener un diâlogo epistolar contigo... MI RESPUESTA A TU COMENTARIO recibido recientemente es extensa por eso te la dejo de esta manera...
    http://www.kaosenlared.net/noticia/aclaraciones-exclamaciones-comentarios-resultas-sobre-dilogo-epistolar
    saludos

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