domingo, 7 de marzo de 2010

El juego de "todos ponen"

INSEGURIDAD
08/marzo/2010

*Mala pata de la partidocracia
*Falsos acuerdos de los líderes

En el escándalo político último escenificado entre los líderes de los partidos: PRI (Beatriz Paredes Rangel), PAN (César Nava Vázquez), el titular de Gobernación (Fernando Gómez Mont) y el Presidente de la República (Felipe Calderón Hinojosa), como en el juego de la perinola donde “todos ponen”, el problema se traduce en que “todos pierden”. Es decir, que entre la partidocracia y el gobierno que pusieron las piezas, hicieron las jugadas y pretenden que, al alimón, todos paguen los platos rotos.
En los dimes y diretes (dícense las comadres), las declaraciones de los unos y los desmentidos de los otros, se armó todo un revoltijo. Mucho ruido como tapadera de las irregularidades. Pero los costos —con todo y su socialización— son mayoritariamente para ellos, y cada uno tiene su cuota de desgaste. Su costo político qué pagar se traduce en pérdida de confianza y credibilidad. Es más, el asunto no para ahí, sino que recae también en el deterioro de la política, en el descredito de la negociación como tal entre los partidos y de los acuerdos o las alianzas en general. Casi nada, pero así es. Lo que le pega a la institucionalidad de los actores, de la política y de aquellas instancias involucradas —no se diga si son del gobierno.
Digamos, en pocas palabras, que el problema no son tanto los convenios, suscritos o de palabra, porque están avalados por la ley, sino el tipo de acuerdos y las condiciones bajo los cuales se suscribieron. Como el que se dio entre los partidos PRI-PAN, a cambio del voto conjunto en el Congreso a finales de 2009 que avaló mayoritariamente el paquetazo fiscal 2010, y golpeando directamente —más que al bolsillo— al estómago de los mexicanos.
Los acuerdos últimos como tales que más han levantado polilla son los negociados entre el partido del gobierno y el Revolucionario Institucional para proteger a uno de los precandidatos punteros para la Presidencia de la República en el 2012: Enrique Peña Nieto. Un “pacto” firmado por Nava-Paredes, y avalado por Gómez Mont. Nadie lo esperaría, pero así fue.
Porque, por otro lado, también se dieron los acuerdos, o coaliciones, entre los partidos Acción Nacional y el de la Revolución Democrática, para las elecciones en estados gobernados por priistas como Puebla, Durango y con sus bemoles en Oaxaca. Pero esos convenios entran a juicio muy aparte, porque si los resultados les son desfavorables, los principales perdedores devendrán los perredistas por aliarse con el seguro perdedor del 2009, casi seguro que lo sea en el 2010, y que le vaya peor en el 2012: el Partido Acción Nacional que durará dos sexenios en la silla presidencial.
El problema es el manejo que se dio al acuerdo PRI-PAN, y las negativas a reconocerlo, las verdades a medias y finalmente el tener que aceptarlo versus las condicionantes para la protección del gobernador del Estado de México desde las entrañas del PAN, y por ello del mismo gobierno calderonista.
Tan solo por eso, que explica la votación por aumentos a la población en precios y servicios, el PRI ya cargará también con el desgaste que deriva del enojo ciudadano y, o se disculpa y sobre todo recula, o como bien proponen algunos priistas ahora: que renuncie Beatriz Paredes Rangel a la dirigencia nacional, por tan vergonzoso convenio con el gobierno. Lo que justifica esta postura es que el PRI se había dicho contrario a hacerle el caldo gordo al gobierno, con el aumento de impuestos en deterioro de la población.
Pero según se revela recién, Paredes negoció con César Nava y eso alentó el voto mayoritario de los legisladores priistas a reforzar las propuestas de Calderón. Como lo expresa el extitular de Gobernación y exgobernador de Puebla, Manuel Bartlett: la dirigente del PRI pasó por encima de los principios partidarios y obligó a los legisladores partidarios a traicionar a sus electores, con sus votos para incrementar los impuestos. Y todo para apoyar coyunturalmente a Calderón, y en el largo plazo a Peña Nieto.
Y en ese juego participó también el titular de gobernación. Sobre todo con su tomadura de pelo de que el Presidente “nada sabía” de dicha negociación con el PRI. Y que todo lo hizo en aras de la gobernabilidad del país. Cuando el efecto de “cuidar” al actual gobernador del Edomex no era, en todo caso, un asunto ni de Gobernación ni de la Presidencia. Si acaso incumbencia del PRI, pero tampoco a tan elevado costo contrario a los preceptos partidarios y en atropello de los mexicanos.
¡Craso error! de Paredes. Principalmente porque, con todo el capital político acumulado o ganado desde las elecciones de 2009, el PRI no necesitaba negociar con el PAN para asegurarse nada. Y porque el PAN no tenía capital político antes (con o sin César Nava porque no es cuestión de dirigentes sino de principios y pésima gobernabilidad, la del PAN), menos lo tiene ahora para otorgarle prebendas. Peor si es atentatorio de la población.
Por otra parte, nadie ha creído el absurdo de que Felipe Calderón desconocía los pasos de un secretario de primera línea, como el de Gobernación. Por eso renunció al PAN, para lavarle la cara a Calderón. Y menos para un asunto tan importante como el relativo a la protección de un candidato de “otro” partido. Por cierto que el “posible”, y por ahora el mejor posicionado, el presunto candidato presidenciable.
En eso, como se ha dicho: Gómez Mont trata de verle la cara a todos el mundo, pero sólo él y Calderón se la creen. Aparte que el ocupante de Covián en estos momentos no tiene facultades ni atribuciones para firmar este tipo de acuerdos o de alianzas, así sea como “testigo” con cualquiera. Porque ese es un asunto, en todo caso, meramente partidista; y en todo tema de incumbencia de Acción Nacional y de Nava. Pero no problema del gobierno.
Con todo y que el principal causante del desgaste, de la pérdida de credibilidad y por ello de la caída en las preferencias electorales sea justamente el gobierno que se practica desde Acción Nacional. Las malas jugadas, como los malos pasos, traen sus consecuencias. Y en política las consecuencias se pagan caras. Eso se verá en el termómetro electoral de julio entrante. El problema es unos pierden pero la pagan todos. Mala leche de la partidocracia. Allá ellos.

Correo: sgb33@hotmail.com

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