miércoles, 17 de marzo de 2010

Chile, la deuda social

INSEGURIDAD
12/marzo/2010

*La herencia dictatorial quedó atrás
*Del “milagro” hacia la reconstrucción

El pasado no es de ayer; es de ahora/ Y la memoria lo sabe: el pasado es hoy/ El hoy de los ayeres; el ayer aquí/ Lo que está presente hará historia/ El ajuste de cuentas es aquí y ahora/ Porque la historia, simplemente, es. Para los amigos chilenos.

Así, cuando tenemos noticias de Chile, la memoria nos asocia de inmediato con la poesía de Pablo Neruda y de Gabriela Mistral. Con el presidente Salvador Allende —su proyecto socialista de principios de los años 70— y con la sombra del dictador Augusto Pinochet por las atrocidades que cometió (quien no actuó solo para dar el golpe fatal en el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973, sino gracias al apoyo económico, político, militar y de inteligencia de la CIA, por parte de los Estados Unidos) en contra del pueblo chileno cuando el presidente de este país era Richard Nixon y el secretario de Estado el cínico Henry Kissinger.
Pero también las notas procedentes de aquél país nos llevan hasta el llamado “milagro económico” por el trabajo de los Chicago boys (que hasta eso hay que reconocerle al dictador Pinochet; algo así como el impulso modernizador que dio a la economía mexicana el también dictador Porfirio Díaz, desde finales del siglo XIX y la primera década del XX), y a sus inagotables minas del cobre como motor de su economía. Y, sobre todo, nos recuerda a los intelectuales del exilio que llegaron a México en los años recios de la represión, y que nos acercaron mucho a mexicanos y chilenos. Como sucedió con otros pueblos de América Latina, en circunstancias similares. Cuba es un ejemplo. Antes España, en tiempos de Cárdenas con el arribo de los niños españoles a Morelia. Etcétera.
Pero bueno. El tema viene a colación ahora porque apenas ayer hubo cambio de estafeta presidencial en ese país. Terminó su periodo Michelle Bachellet (11 de marzo 2006-11 de marzo 2010) y le cruzaron la banda al derechista Sebastián Piñera, como el nuevo presidente de la República de Chile. Piñera le ganó a Eduardo Frei en segunda vuelta electoral, y fue por una diferencia mínima de 3.22 puntos porcentuales.
La presidenta se despide entre aplausos de su pueblo, pues todavía en enero gozaba de una aceptación superior al 80 por ciento. Envidiable para cualquiera que termina un periodo de gobierno. Un apoyo ganado a pulso. Porque siguió la línea de los presidentes de la Concertación (1990-2010) desde Patricio Aylwin hasta acá. Pasando por Eduardo Frei y Ricardo Lagos, cada uno con un importante rol de continuidad para colocar a su país en la senda del crecimiento y hacer el “milagro chileno”. Con tasas de crecimiento del 6 por ciento a partir de 1985; un ambicioso proyecto de apertura comercial bien aprovechado, no como México; un proyecto político incluyente que vio hacia el futuro y no se hundió en el pasado (lo que le permitió rebasar al pinochetismo, e incluso someter después a los dictadores).
Basten algunas reflexiones. Así registra “El milagro económico”, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL): “Después de esa dura época que vivió Chile (bajo la dictadura pinochetista, desde 1973 a 1989), comenzó a proyectarse un sistema económico basado en el equilibrio y la previsión. Jorge Marshall, expresidente del Banco Central de Chile durante la presidencia de Patricio Aylwin, explicó los argumentos del éxito de la economía chilena: el crecimiento promedio desde 1985 a 2003 del 6%, con los índices de pobreza que bajaron del 47% al 20%”. Crecimiento económico con impacto social.
La primera condición fue lograr la estabilidad económica, admitido como un dogma indiscutible. Pero luego vinieron los ajustes que permitieron avanzar. “El resultado que fue, después de los 90, con un crecimiento de la demanda y del producto, luego de una caída significativa porque había que ganar estabilidad, el gasto público real con un gobierno democrático bajó el 5%. En 1992, el crecimiento del producto era del 12% y el del gasto del 7%, resultado es que comenzaron a aumentar las expectativas y permitieron pasar a una nueva agenda de reforma microeconómica que incluyó obras de infraestructura”, dice el CADAL. Son algunas de las políticas de los gobiernos del “milagro”. Una aplicación no ortodoxa de las políticas neoliberales puras. Sino con un Estado promotor del desarrollo, para crecer y disminuir los índices de pobreza. No obstante, Chile es un país como México con problemas de la distribución de la riqueza.
Pero tras el éxito, nadie esperaba que las circunstancias cambiaran tan radicalmente —no tanto porque perdió la Concertación de Bachellet y ganó la derecha—, tras los sismos persistentes desde el terremoto del 27 de febrero a la fecha, que han sacudido las entrañas de Chile. Y los retos que tienen por delante Piñera y los chilenos, tiene que ver casi exclusivamente con la reconstrucción del país. Las pérdidas se calculan en miles de millones de dólares. Entre 4 mil y 7 mil millones, según cifras de la aseguradora Swiss Reinsurance; con todo y que los cálculos propios arriesgan la cantidad de 32 mil millones de dólares.
De ese tamaño es el reto que ahora tiene al frente el nuevo presidente. Compromiso con el pueblo; reto con Chile. De modo que si el proyecto neoliberal dejó hasta el final la inversión en infraestructura, ahora esa será la prioridad. Porque Piñero —quien cuenta con el apoyo político y empresarial, porque hay una suerte de unidad a su entorno— tendrá que comenzar con las carreteras, los puentes, los edificios derrumbados, aeropuertos dañados. Todo para recuperar el impacto de los sismos. Así, en tanto el ministro saliente de Obras calcula una inversión conservadora de mil 200 millones de dólares para obras, otros prevén 11 mil millones de dólares el gasto.
Por lo mismo, con todo y que los planes iniciales han cambiado por la emergencia, Piñera ha dicho que no será el presidente del terremoto sino el de la reconstrucción. Así, se usará el Fondo de Estabilización de 11 mil 200 millones de dólares, aunque la proyección del PIB cambie del 5 por ciento para abajo. La deuda social es grande. El reto es mayor; la entereza más.

Correo: sgb33@hotmail.com

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