lunes, 30 de noviembre de 2009

Consejo de Seguridad, sin novedad

INSEGURIDAD
29/noviembre/2009

*Realidad, más dramática que los datos
*Error, desaparecer la policía municipal

Generó descontento. Pero lo más importante de aquello que se dijo en la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, que se realizó recién en Palacio Nacional, fue el reporte “Termómetro Delictivo 2009” a nivel nacional, que presentó Luis de la Barreda, como director general del (independiente y ciudadano) Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad (ICESI). Para refrescar la memoria a gobernantes y gobernados, sobre lo que ocurre en materia de inseguridad que trae a todos de cabeza en este país, De la Barreda recordó que Chihuahua es el estado más violento, seguido por Sinaloa, Baja California, Distrito Federal y Guerrero.
Ninguna novedad. La encuesta se levantó en 2008, en 16 ciudades del país y fue presentada en agosto pasado. Es lo que dicen las personas. Pero claro. Hubo protestas de los gobernadores. Se habló de dudas, posible manipulación de datos, cuestionamiento a la metodología de la encuesta, etcétera. Pero se dijo lo menos del problema. Tampoco del qué hacer.
Ni siquiera la propuesta del presidente Felipe Calderón, de restarle importancia a la policía municipal desapareciéndola para incorporarla a una coordinación estatal es interesante, porque no es funcional. Bueno, Calderón hace dicho planteamiento sin consultar siquiera a los involucrados: a la propia autoridad local, y mucho menos a los ciudadanos. ¡Craso error! Por eso, de entrada, sería una más de las tantas medidas erróneas que se llevan a cabo para combatir la inseguridad.
Además, con una salida de este tipo, quedaría de lado el hecho que los ciudadanos prefieren siempre más al policía de la esquina —o de barrio, colonia o pueblo; ese concepto que no se retoma pero es efectivo—, que a un perfecto desconocido sin el mínimo de confianza requerida. Y, sin esa figura de autoridad cercana (y honesta), no se puede avanzar más allá. Como solicitar al ciudadano común y corriente, su colaboración para combatir eficientemente al delincuente que anda en las calles, que tiene un domicilio desde el cual opera, y ronda un territorio por donde trafica o delinque. ¡Quién mejor —incluso que los curas del lugar— el ciudadano que conoce al delincuente! A un sujeto que se caracteriza por sus lujos, sus armas y un cuerpo de seguridad visible. Recuérdese que en muchos casos el delincuente allana la ausencia o la falta de recursos de la autoridad municipal. Recluta y genera trabajo remunerado a jóvenes, pero también ofrece servicios a los municipios y ordena obras para las comunidades.
Esto es. No se puede dejar de lado que sólo con una participación ciudadana activa, con la sociedad civil organizada, coadyuvante en materia de denuncia, organización y prevención —ya sea también por células comunitarias— por manzana, unidad, colonia, bario y pueblo, es posible que las instancias de gobierno competentes hagan el resto de su tarea con la detección temprana, la detención efectiva, el desmantelamiento preciso y el proceso judicial correspondiente, de aquellos individuos pertenecientes a las bandas de criminales. Juntos, sociedad y gobierno, como se ha hecho en muchos países con éxito, tan sólo véase Italia y Colombia.
No obstante, la eficacia será todavía mayor si se cuenta con autoridades honestas. Sin pizca de corrupción (“patología grave”: José Narro) ni visos de impunidad. Una tarea que, por cierto, debería emprenderse a la par: preparar, capacitar y remunerar mejor para que hagan bien el trabajo encomendado todos; desde el policía hasta el juez. Y no sólo con más armamento. Las armas solas no funcionan. Sí mejores sueldos, pero una mayor depuración y capacitación. Y un replanteamiento de la estrategia.
Incluso, castigando severamente aquellas autoridades —del nivel que sea— que participen de cualquier modo con los criminales. Es decir, sin contemplaciones para quienes se coluden desde las estructuras de gobierno local-municipal, estatal o federal; como espías, vendiendo información confidencial o delincuentes con placa. De lo contrario seguirá esta “guerra” declarada unilateral y sin cuartel por parte del gobierno federal, en contra de los delincuentes sin ofrecer los resultados prometidos —incluso con el Ejército en las calles; una de las opciones que deben revisarse con urgencia porque los soldados no son policías—, mucho menos los esperados por una sociedad harta de tanta violencia y un clima cotidiano de inseguridad. Se olvida que, más que al gobierno, es al ciudadano a quien le interesa ganar terreno al delincuente y al secuestrador, para vivir en paz y no en incertidumbre permanente.
Por todo, es lamentable que las propias autoridades estatales, como sucedió en la reunión de Seguridad, los gobernadores refuten una encuesta. Cuando el problema no demanda justificaciones sino exige acciones coordinadas de la autoridad con la sociedad organizada. Es más, los gobiernos estatales deberían trabajar con el legislador, para replantear el tema presupuestal de los municipios. Porque en la pasada pugna entre ambas instancias —gobernadores y Congreso— con motivo del Presupuesto de Egresos 2010, los presidentes municipales quedaron fuera. Por eso, en lugar de ayudar a los 2,438 municipios les bajaron recursos para el año que viene.
Por eso, no valen los descalificativos. Como respondieron desde Ciudad Juárez a Felipe Calderón, cuando el pasado 25 día de la eliminación de la violencia contra mujeres, dijo tratarse de un caso “emblemático por la violencia en las calles, no sólo contra mujeres sino de hombres, en su mayoría adolescentes y jóvenes de familias disfuncionales”. Diputados y comerciantes refutaron: “Aquí lo único disfuncional es el gobierno de Felipe Calderón, que no ha sabido satisfacer la necesidad de seguridad de las familias mexicanas... Lo que están haciendo, Calderón y Gómez Mont, es tratar de justificar acciones represivas que emprendieron con el Ejército y que no han funcionado”. Ni más ni menos.


Correo: sgb33@hotmail.com, blog: http://lavidaespoesa.blogspot.com.
(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

Contra la violencia femenina

INSEGURIDAD
27/noviembre/2009

*Recordar para no olvidar tanta vejación
*Uso de la fuerza; problema civilizatorio

Desde que se formalizó en 1981 en Colombia, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres —para no olvidar el crimen cometido por el dictador dominicano Rafael Trujillo en contra tres mujeres a las que literalmente emboscó el mismo día, pero de 1960—, resurgen los datos de la discriminación, la vejación, la violencia y la muerte que se generan año con año en contra de las mujeres de todas las edades y en todos los países. Visiblemente, con sus manchas rojas, como es el caso de las mujeres muertas en Ciudad Juárez, Chihuahua, con todo lujo de violencia en los últimos años.
Porque las agresiones hacia las mujeres son una constante en nuestras sociedades “modernas”. Es, antes bien, un problema de la civilización cuyas raíces se clavan en la oscuridad de los tiempos. Ya lo dijo el actual secretario de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon: “El 70 por ciento de las mujeres en el mundo sufre en algún momento de su vida una agresión física o sexual por parte del hombre, que en la mayoría de los casos es el esposo, la pareja o alguien que conoce. Esto es inaceptable.” Porque, “toda mujer tiene derecho a una vida sin violencia”, expresó la relatora de la misma institución, Rashida Manjoo.
Así, los datos abundan. Tan solo echemos un vistazo al diagnóstico de la Organización Mundial de la Salud (1998). Por fase y tipo de violencia. 1) Prenatal. Abortos según el sexo, efectos sobre el recién nacido. 2) Infancia. Infanticidio femenino, aviso físico, sexual y sicológico. 3) Niñez. Matrimonio infantil, mutilación genital, abuso físico, sexual, incesto, prostitución infantil y pornografía. 4) Adolescencia y vida adulta. Violencia durante el cortejo y el noviazgo (bebidas alcohólicas y violaciones), sexo forzado por razones económicas (niñas con adultos a cambio de dinero), incesto, abuso sexual en el trabajo, violaciones, acoso sexual, prostitución y pornografía forzada, tráfico de mujeres, violencia conyugal, violación marital, abuso y homicidio, homicidio conyugal, abuso sicológico, abuso de discapacitadas, embarazos forzosos. 5) Vejez. Suicidio forzado u homicidio de viudas.
Por eso, en lo general, “La violencia contra las mujeres es quizá la más vergonzante violación de los derechos humanos. (Que) no conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. (Y) mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz”, expresó en su momento Kofi Annan, también como responsable de la ONU.
Es el hogar, el espacio físico en donde se comete el mayor número de atropellos, y siempre causadas por la pareja. Los datos por países son interesantes para diagnosticar el problema, como problema mundial.
En países desarrollados. I) Canadá (datos de 1993). Muestra de 12,300 mujeres de 18 años en adelante; 20 por ciento casadas o en unión fueron agredidas físicamente. II) Nueva Zelanda (1988). De 314 mujeres, 20% golpeadas o maltratadas por su pareja. III) Suiza (1997). De 1,500 mujeres entre 20 y 60 años, 20% agredidas físicamente. IV) Reino Unido (1995). Muestra en Islington, 25% con puñetazos o bofetadas. V) Estados Unidos (1986). Muestra nacional, 28% al menos un acto de violencia de la pareja.
En Asia Pacífico. 1) Camboya (1996). Entre 15 y 48 años, 16% maltrato del cónyuge; 8% lesionadas. 2) India (1996). Muestra de 6,902 distritos, 18 a 45% de hombres reconocer agredir a sus esposas. 3) Corea (1992). Muestra de todo el país, 38% de esposas reportan maltrato. 4) Tailandia (1994). Muestra de 619 esposos, 20% maltrata físicamente a la esposa.
En Medio Oriente. I) Egipto (1995). Mujeres separadas de 15 a 49 años, 35% reporta golpizas del esposo. II) Israel (1997). Muestra de 1,826 mujeres árabes casadas, 32% al menos un maltrato físico el último año; 30% coerción sexual del esposo.
En África. Kenia (1990). 1) Muestra en Kissi, 42% golpeadas una vez, 58% a menudo u ocasional. 2) Uganda (1997). De entre 20 y 44 años, 41% golpeadas o lesionadas, 41% hombres golpeadores. 3) Zimbawe (1996). Muestra de 966 mujeres mayores de 18 años, 32% maltrato físico de un familiar.
América Latina. I) Chile (1993). Muestra de entre 22 y 55 años, 26% al menos un episodio de violencia. II) Colombia (1995). De 6,097 mujeres de 15-49 años, 19% agredidas en algún momento de su vida. III) México (1997). Muestra de 650 mujeres en Guadalajara y Monterrey, 30% un episodio de violencia, 13% el último año. IV) Nicaragua (1996). Muestra en mujeres separadas de 15 a 49 años, 52% maltrato al menos una vez, 27% el último año.
En el caso de México, de la violencia intrafamiliar se trasmina a las calles. Tan sólo en los últimos años se ha duplicado el hostigamiento sexual en la escuela, el transporte público, el Metro, la oficina, la fábrica, los talleres. Y particularmente agresiva es la vida en Ciudad Juárez. Los eventos de conmemoración más importantes este 25 se dieron para repudiar los hechos de esa ciudad fronteriza, por las más de 500 víctimas del feminicidio más feroz del mundo, no sólo del país. La impunidad y la falta de investigación a fondo del problema, con todo y que tiene muchas aristas.
Bien lo escribió Simone de Beauvoir, “la gran tragedia de la especie humana fue haber entronizado al sexo que da la muerte (el que hace las guerras) y no al que da la vida (la mujer)”. Y Rabindranath Tagore: “En el periodo actual de la historia, la civilización es casi exclusivamente masculina; es una civilización de fuerza, en la que la mujer ha sido arrumbada en la sombra. Por ello ha perdido equilibrio y avanza a saltos y guerras… (Pero) el hogar es aquél en que todo individuo encuentra su valor como tal, y en el que, por tanto, lo que él vale no es el precio de plaza, sino el precio del amor”. ¿A dónde iremos destruyendo a lo más importante?


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(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

jueves, 26 de noviembre de 2009

México, mercado de "piratas"

INSEGURIDAD
26/noviembre/2009

*Los ingresos salariales, de miseria
*Problema de las políticas públicas

En el mundo de la libre competencia donde rigen las leyes de la oferta y la demanda, el interés del consumidor no siempre está en la calidad del producto sino en el precio. Aún a sabiendas de que “lo barato sale caro”, es el bolsillo lo que permite seguir o no los parámetros de compra. Es decir. El poder está en desembolsar más o menos dinero por una mercancía de mayor o de menor calidad. Ya sea un artículo de consumo necesario, o como se dice, para darse un pequeño lujo (no digamos suntuoso).
Sólo cuando se trata de aquellos productos de primera necesidad —los de consumo básico—, o los indispensables para la subsistencia “promedio”, entonces sí se pagan al precio que sea. Pero cuando a una sociedad se le acaban las posibilidades, porque se merma cada vez el salario —de modo que a la larga pierde poder de compra— en aras de contener el aumento de la inflación (una política que se aplica desde la crisis de 1982 a la fecha), entonces no hay de otra: se compra lo que se puede. Así sea de la peor calidad. Y eso vale para cualquier tipo de mercancía.
Lo más lamentable del caso, es que el incremento de la pobreza y de la pobreza extrema, como simple reflejo de la falta de oportunidades de empleo y/o de un trabajo remunerado, orilla a las personas a comprar artículos como los “pirata”, o de importación ilegal, generalmente por su bajo precio. Pero es una cadena, y que a nadie sorprenda ahora.
Los gobiernos de México no han sabido corresponder al sacrificio impuesto a los trabajadores de todos los niveles, porque la contención salarial se ha amarrado a la inflación para que ésta no se dispare. Pese a demostrar que los incrementos salariales no son inflacionarios, en nuestro país, y siendo más papistas que el Papa, si la teoría económica clásica o neoclásica dice que así es, así se aplica y punto. Porque la existencia de mayor circulante vía el salario, no causa mayor inflación.
La misma corresponsabilidad, y el compromiso, la tienen los empresarios. Porque hablando de salarios, los de México están entre los más bajos del mundo. Pero porque los gobiernos siguen la misma política de anclar los salarios a la inflación. Incluso sin considerar la variable de la productividad. Y que no tiene compensación alguna. Todo lo contrario. El actual gobierno de Felipe Calderón trata de desbaratar a como dé lugar a las organizaciones de trabajadores, desarticulando algunos sindicatos —de una manera muy selectiva con ciertos liderazgos intocables— que todavía conservan algunas prestaciones importantes medianamente compensatorias del raquítico salario.
Un ejemplo que nos ayuda a entender esto. Entre 1960 y 1976, la tasa de crecimiento anualizada del salario fue mayor a la productividad. Entonces el salario creció a tasas de 2.77 por ciento, en tanto la productividad lo hizo en 1.7 promedio. Entre 1976 y 1981, la tasa salarial fluctúa, pero tiende al estancamiento. El salario crece en .49 porcentual, y la productividad en .69 por ciento. El problema viene después. Entre 1981 y 1990 —por ejemplo—, en tanto la productividad crece en .24 por ciento, el salario se derrumba en 3.65 por ciento cada año.
Más actual. A diciembre de 2007, en tanto la canasta básica aumentó en siete veces, los salarios contractuales se ubicaron entre 4.5 y 5.2 por ciento. En solo un año, el aumento del costo de la vida para los trabajadores es de 47 por ciento, contra un incremento salarial menor al 5 por ciento. Ese mismo año, los salarios eran de 48.88 pesos diarios promedio, para un aumento de 9.76 pesos ¡durante los últimos siete años! Y podemos seguir con los datos y caeremos en lo mismo.
El caso es que, sin trabajo, con salarios deprimidos y sin posibilidades de mejoría laboral, las personas comunes y corrientes buscan ahorrar al máximo para que alcance el ingreso. Amén del desempleo, el subempleo y la falta de oportunidades. Ni el gobierno ni los empresarios hacen lo propio para generar los empleos que requiere el país, como tampoco les preocupa que los salarios sean raquíticos. Así hay más ganancia, aún en tiempo de crisis.
¿Por qué no las personas han de adquirir lo que les salga más barato? Así sea de procedencia extranjera. Así se trate de artículos “pirata” o de uso como el disco o la ropa de paca, las mercancías son adquiridas porque las personas no tienen otra opción. Y si eso contribuye al deterioro del productor mexicano, esa no es responsabilidad del comprador sino de gobierno y empresarios, que tampoco reciben apoyos suficientes —hay que decirlo— para competir en el mundo. Por eso decimos que es una cadena. Y se rompe siempre por lo más delgado. Son las gracias del TLCAN y del “libre mercado”, porque el gobierno dejó todo al garete.
Hoy la PGR informa que el 60 por ciento de la ropa que se vende en México es “pirata”; 6 de cada 10 prendas de vestir. Y “el gobierno anunció la destrucción de 700 toneladas de ropa usada que fueron decomisadas en la administración actual, en diversos tianguis de todo el país”, informó el procurador Eduardo Medina Mora. No es un mérito sino un descrédito para el gobierno. Si en el mundo 70 por ciento de las películas que se comercializan son “pirata”, con una pérdida de 200 mil mdd; México es el cuarto lugar mundial en venta de “piratería”, donde el 63 por ciento de consumidores adquieren música y video, con pérdidas de mil 316 mdp en 2008. Y así con otros artículos.
Como dice la American Chamber, en México el mercado apócrifo es de 74.7 mil mdd. Superior a actividades como el narcotráfico (40 mil mdd), petróleo (25 mil mdd), remesas (21 mil mdd), turismo (11 mil mdd). Sin preguntar por dónde entra tanta “piratería” y quiénes están detrás del “negocito”. Políticas de los gobiernos que le apuestan a la pauperización de la población. A ver hasta dónde, porque lo barato sale caro.


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(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

martes, 24 de noviembre de 2009

Honduras, la jugarreta de EU

INSEGURIDAD
25/noviembre/2009

*Atole con el dedo para Manuel Zelaya
*La democracia está amenazada en AL

Claro que sí. Por mucho que trataron de negarlo, los Estados Unidos han estado, desde la penumbra, encubriendo y protegiendo al golpista Roberto Micheletti Baín y sus seguidores. A estas alturas del partido, ya no interesa si el presidente Barack Obama sabía, y está detrás de la jugada o no. O si se trata tan sólo de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el representante diplomático, el embajador Hugo Llorens, como únicos implicados. O si, en todo caso, está solamente la extrema derecha republicana. Todos, por comisión u omisión son los responsables.
La explicación es muy sencilla. Intentaron por todos los medios posibles, hasta que lo lograron, voltear la tortilla a Manuel Zelaya Rosales y a los hondureños, al hacerlos creer que vendría el retorno del presidente constitucional al poder, quedando la decisión en manos del Congreso Nacional hondureño. Pero eso solo desvió el foco de atención de todos, para después dejar el caso en stand by, porque el Congreso ni siquiera recibió a la comisión encargada de entregar el documento oficial, producto de la negociación que contenía las firmas del convenio. Tenían, los mismos legisladores que colgaron ilegítimamente la estafeta presidencial en el golpista Micheletti, asuntos más importantes qué hacer ese día.
Y de ahí para adelante. Puras largas al asunto. Así lo firmamos en este espacio: falta que el Congreso cumpla, porque del plato a la boca se cae la sopa. Como fue. Vino el desencanto de todos los que verdaderamente creían que las cosas estaban cambiando para bien. Pero Zelaya no ha regresado al poder. Ni regresará, al menos en los términos previos pactados. El Congreso de su país no revisará el tema a unos días de la jornada electoral. Las elecciones para nuevo presidente son este domingo 29. Y, tanto los que urdieron el golpe como los que lo apoyan quemaron ya los tiempos.
Puras largas. Como el ardid de Micheletti de retirarse a partir de hoy (del miércoles 25 al 2 de diciembre) durante ocho días en lo que transcurre el proceso electoral. Se vaya o no, de nada sirve porque no resuelve. Los primeros en avalar el “retiro voluntario” del golpista fueron los EU. No se irá; con todo y que se vaya. Para EU, el presidente de facto es el presidente de Honduras. Así lo han sostenido, pese a las presuntas amenazas iniciales de retirarle los apoyos. Lo que en la práctica no han hecho nunca.
Por eso dijo en su momento Manuel Zelaya que los EU lo habían dejado tirado a la mitad del río. Porque lo alentaron, sin apoyarlo realmente, orillándolo a una negociación de papel para luego abandonarlo. En realidad lo habían dejado solo mucho antes del golpe. Como él mismo lo reconoce: es la derecha de EU la que no lo quería en el poder. Hasta que lo sacaron. Y ante esas circunstancias, ahora no lo apoyarán.
Pero eso los desnuda de cuerpo entero. En otras palabras, los EU han estado siempre con los golpistas que derrocaron a Manuel Zelaya del gobierno legítimo de aquel país centroamericano. Al presidente constitucional, depuesto tras el golpe de Estado del 23 de junio, le armaron la jugada. Pero no sólo a él, también al pueblo hondureño, a quien hicieron creer en la voluntad política de los golpistas. Formaron comisiones para “negociar” con Zelaya haciendo creer que dichos convenios resolverían la crisis. Restando que el Congreso Nacional le pusiera una fecha al retorno de Zelaya.
A partir de ahora, con la elección, pretenden resolverlo todo. No importa que los gobiernos Latinoamericanos desconozcan el proceso si antes no regresa Zelaya. Pero esa es la nueva tirada de EU: legitimar a los golpistas, no restablecer el orden constitucional y reconocer a los que resulten electos. Pero subsiste claramente un tema que no han dicho cómo resolverán. Nadie les creerá —gane quien gane la contienda— que no metieron las manos para poner candidatos a modo, como resulta con los principales contendientes.
Tanto Porfirio Lobo del Partido Nacional (PN, de derecha), como Alvin Santos del Partido Liberal (PL, igualmente de derecha) son ahora posibles alfiles del poder de facto. Según declaraciones de ambos, esperan dar vuelta a la página para poner fin a la crisis política. Pero no hay garantía alguna de que así sea. Por eso la crisis no terminará ahí. Es lo más probable.
Por eso la suspicacia en la elección del domingo 29. Y por ello la importancia de mantener el desconocimiento del proceso hasta el restablecimiento democrático. Parar la burla a los hondureños. Detener el fraude cometido en contra de la democracia en ese pequeño país, que tiene repercusiones en el continente Latinoamericano. Es increíble que todavía existan las imposiciones desde afuera de peleles al servicio de poderes externos. Como Micheletti que sirve a los intereses de EU. La misma política del siglo XX: colocar gobiernos a modo.
Por lo mismo, parar la intentona del imperio estadounidense es una obligación de todos. A gobiernos y pueblos les compete luchar para el restablecimiento de la institucionalidad y la democracia hondureña. Por eso el retorno de Manuel Zelaya al poder es importante. Bien lo dijo Zelaya hace unos días. El restablecimiento depende de EU. De querer, en un tris resuelve la crisis. Pero seguirá en tanto apoye a Micheletti. El golpista dice que se irá unos días del poder, “a permitirse un espacio de reflexión antes de las elecciones”. Zelaya le pide que se vaya, pero “para siempre”. Micheletti tiene metidas las manos en las elecciones del próximo domingo. Con eso, la democracia en Honduras y el continente está amenazada. Porque un presidente ilegítimo no puede garantizar nunca la legitimidad de una elección. Como tampoco la democracia se construye entre penumbras.


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(*) Sociólogo, exdirector del periódico El Día.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Obrador, presencia incómoda

INSEGURIDAD
24/noviembre/2009

*Defiendo el derecho a su libre manifestación
*Presenta los 10 puntos del proyecto alternativo

Se podrá estar en desacuerdo con Andrés Manuel López Obrador, El Peje, en muchas cosas. Tan solo mencionemos por ahora dos aspectos: como persona y como político. Y como persona se le podrían endilgar muchos calificativos: un agitador, revoltoso, oportunista. Como político: que es un expriista de origen y luego se fue a la oposición; un líder que se aprovechó del movimiento de los barrenderos de Tabasco para llegar a la ciudad de México a hacerse notar caminando por el Zócalo; un exdirigente ciudadano que hizo explotar pozos petroleros en su estado, para venir a la capital y conseguir el apoyo del PRD para sus fines políticos. O todavía más. Que como Jefe de Gobierno utilizó el espacio de simple trampolín político para llegar después como candidato a la Presidencia de la República. Etcétera.
Pero hay muchas cosas que él denuncia y no se le pueden negar. Como que el gobierno de Felipe Calderón está en la silla presidencial sin haber mostrado del todo la legitimidad de su triunfo. Siempre queda la suspicacia de que el propio Peje no solo le disputó la Presidencia, sino que posiblemente hasta le ganó a Calderón. Las mismas trampas que los sistemas político y electoral le hicieron a Cuauhtémoc Cárdenas en el proceso de 1988, que Carlos Salinas de Gortari se encaramó en el poder sin que los resultados de la elección hayan sido suficientemente calificados. Ni entonces (88) no ahora (2006) se abrieron las urnas para hacer el recuento de los votos emitidos, y la suspicacia queda para engordar la historia los fraudes electorales de este país.
Muy sencillo. Ni en su momento Cárdenas, ni en el último caso Obrador, le han sido útiles al sistema de poder en México. Por eso no los han dejado ganar el poder Ejecutivo. Y, en cambio, se han montado dos presidentes que en su momento se han legitimado sólo de facto, por la vía de los hechos. Más no por un proceso electoral limpio y transparente. Aquél con el golpe de timón a La Quina, el llamado quinazo; éste con su invento de “guerra” contra el narcotráfico y el crimen utilizando al Ejército para combatirlo en las calles. Más un artilugio para meterle miedo a la sociedad con los militares a la vista.
El caso es que —decía—, de El Peje podrá decirse todo lo que se quiera. Pero nadie le puede retirar su derecho a protestar desde el momento en que se juzgó en la penumbra —por no decir la “sombra”— el proceso electoral del 2006. Nadie le puede quitar su derecho a protestar en contra del presidente Calderón por el presunto fraude y por muchas razones más. Es —y no— un simple mexicano a quien, como a todos, no se les puede incautar su derecho de libre manifestación y de expresión de las ideas. Así sea por el fraude o por los errores en la conducción del país. Porque la libertad de expresión ganada es para todo. No que para unos asuntos sí y para otros no; para unos personajes sí y para otros no. Tabula rasa.
El hecho de que esté haciendo manifestaciones públicas continuas —recuérdese el plantón de Reforma y Av. Juárez, hasta el Zócalo en demanda del “voto por voto”—, marchas, mítines y todo tipo de protestas ante las instancias de gobierno, no le resta el kit a la denuncia. De lo contrario, no tendría motivo para salir a las calles ni seguidores para su movimiento. Llámese como le llame. Así sea autonombrado, o que la gente lo haya reconocido en asamblea multitudinaria, como “presidente legítimo de México”. Etcétera. Como tampoco se le puede denostar porque reclama el mutis de los medios de comunicación. Principalmente la televisión. Ni la manipulación de lo que sea, porque lo hacen a su antojo.
Aparte. Muchas —la mayoría— de las denuncias públicas que Obrador emprende sobre el sistema político y social del país, así como a la estructura que avala al verdadero poder tras el trono, son justificadas. Su libro sobre el Fobaproa no carece de verdades; es una denuncia pública del mayor fraude a la nación orquestado desde el poder, en su momento por el presidente Ernesto Zedillo, y que paga el pueblo. Las denuncias de que unos cuantos empresarios son los que manipulan a su antojo presidentes; de que no pagan impuestos como se debe y de que trabajan y se comportan como una auténtica mafia organizada, tampoco están descabelladas.
Pero incluso, El Peje, hará afirmaciones que no tengan suficiente fundamento, pero no hay quien se le ponga enfrente y le diga que se equivoca. Ni siquiera cuando en su momento coincidió en televisión para debatir al polémico Diego Fernández de Cevallos, éste no pudo contener sus críticas. Es verdad que se queja porque los medios le hacen el mutis. Pero no solo eso. Lo cierto es que comentaristas, columnistas y locutores, lo descalifican sin mayores argumentos. Lo tratan de todo. Menos de lo que es: un mexicano como otros que tiene su derecho a manifestarse en contra de lo que sea que a cada quien le parezca que funciona mal y el porqué.
Podré no estar de acuerdo con él, pero defiendo su derecho a la libre expresión de sus ideas. A que diga lo que tenga que decir. Así vaya en contra del sistema. Así sea para criticar al presidente. Así vaya en contra de la estructura de poder de este país. Así sea para denunciar las pésimas condiciones de vida en que subsiste más de la mitad de la población. Así sea para manifestarse por la libertad de expresión. Etcétera.
Por ahora, ahí están sus 10 postulados para elaborar, lo que para él es “el nuevo proyecto alternativo de nación”. Muchos le seguirán. Es claro que estará presente, casi del modo que quiera, en la contienda presidencial del 2010. Pero dependerá de los candidatos de otros partidos, particularmente del PRI, que tengan la capacidad o no de triunfar convenciendo a los votantes por encima de lo que El Peje diga y representa.


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(*) Sociólogo, exdirector del periódico El Día.

CEPAL, la punta del iceberg

INSEGURIDAD
23/noviembre/2009

*Ejercicio del poder con fines privados que destroza
*Informe 2009, México con mayor índice de pobreza

No hay que rascarle tanto, para descubrir lo que hasta de las apariencias brota de las condiciones de deterioro a que están conduciendo a los mexicanos, la víspera del 2010, los gobiernos del PAN que encabeza desde la Presidencia, Felipe Calderón Hinojosa. Con todo y que es el último de la cadena, hablando del poder Ejecutivo y del partido en el poder, porque lo cierto es que el ejercicio de gobierno desatinado corresponde tanto al Partido Acción Nacional en los últimos dos sexenios, como el Partido Revolucionario Institucional, sobre todo en los aciagos años 80 y 90, para no hablar de los 70 años que mantuvo el control del ejercicio presidencial.
El 2000, año de elección y de relevo partidista, creó la esperanza de que las cosas podrían cambiar con el arribo al poder de un gobierno de “alternancia”, pero el desencanto y el descontento no se hicieron esperar. Más pronto que tarde la presidencia de Vicente Fox cayó en la parálisis y en la desatención de los problemas. La toma de decisiones de gobierno quedó dispersa en la medida que fue perdiendo los hilos del ejercicio mismo de la presidencia, a manos de otros factores de poder que llenaron los huecos desde las gubernaturas de los estados priistas y con la presencia de unos poderes fácticos cada vez más fuertes.
Está claro que el asunto de la conducción de un país no es un problema simplemente partidista, como lo ha venido haciendo especialmente el PAN durante los últimos dos sexenios. La gobernabilidad implica el ejercicio de un régimen apto para satisfacer las necesidades de un pueblo en todos los sentidos. Primero es la legitimidad del gobernante ganada a la luz del voto popular. Luego viene el reconocimiento, previa autoridad moral para el ejercicio del poder, necesario para realizar el proyecto que convenga para la resolución de los temas más urgentes del Estado como tal.
Pero el ejercicio del poder en los términos de la constitucionalidad que rigen la vida institucional, da cabida al buen equilibrio de todos los poderes existentes dentro de dicho Estado; así como a los consensos necesarios para la conducente y reproducción acertada del mismo Estado. Con todo y en el caso mexicano, la responsabilidad la tenga en sus manos un sistema presidencial muy sui géneris.
Por supuesto que son los tiempos, y las demandas sociales de cada época, los que enmarcan las necesidades más urgentes y determinan las acciones pertinentes de los gobiernos para encontrarles solución. Pero en un sistema de gobierno cuyos preceptos están determinados por el interés particular, incluso por encima de la propia institucionalidad y de la constitucionalidad establecida, las necesidades de carácter general son pospuestas en aras de prometer logros mayores.
El sistema de gobierno en México responde a intereses muy específicos, de carácter privado todos. Por eso mismo surgen problemas de gobernabilidad y credibilidad que repercuten en el ejercicio del poder y en el cuestionamiento de las decisiones de los gobiernos, sean panistas, priistas o de cualquier otro partido, porque no hay exclusiones —ni siquiera en los partidos que se clasifican como de izquierda.
El modelo de desarrollo económico y político de los últimos 30 años en México, ha generado condiciones extremas de desigualdad en lo que se refiere a la distribución de la riqueza. Unos cuantos hombres extremadamente ricos, contra una mayoría exageradamente pobre. De ahí sigue una fuerte concentración de los ingresos generados, que polariza en extremos muy similares a los causantes del alzamiento revolucionario de 1910. Hoy lo confirma la CEPAL.
La primera Revolución Social del siglo XX ocurrió en México por condiciones de vida en extremo deterioro, bajo un régimen que también, como ahora, respondía a intereses particulares. No fue una revolución como la de otros países —como la “de Terciopelo” o de “los Claveles”; bajo circunstancias distintas, claro—, la Revolución Mexicana (RM) de 1910 surgió para luchar en contra de la desigualdad social (presencia extranjera en rubros clave y reparto de la tierra) y para abatir un régimen autoritario como el de Porfirio Díaz. Además de lograr márgenes primarios de libertad y democracia.
Ciertamente que, insistiendo, las condiciones son muy diferentes, pero ahora como ayer las causas son similares. Y los escenarios de antaño como ahora no son muy diferentes. Es decir, también hay ciclos que recogen demandas sociales similares, y a eso hay que poner atención con acciones de gobierno y no con pésimos discursos. Hoy no se están tomando las decisiones adecuadas para asegurar —como lo sostiene el presidente Calderón con motivo del 99 aniversario de estallido de la RM— que se pueden emprender “cambios pacíficos con intensidad revolucionaria”.
Máxime que ahora, la inercia de los 10 (1810, 1910, 2010), recoge la humillación la fuerte desigualdad y la pobreza generalizada que lastima. Ahí están los datos de CEPAL que lo confirman. México es el país latinoamericano con el mayor crecimiento de la pobreza, la indigencia y la desigualdad en la distribución del ingreso en 2009. Pero el problema no es de ahora. “La verdad es que a partir de 2006 (es cuando) empiezan otra vez a deteriorarse las cosas”, dijo recién Alicia Bárcena, la secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina, al presentar el “Panorama Social de América Latina, 2009”.
El porcentaje de mexicanos en situación de pobreza crecerá a 38.8 porcentual, del total de la población. Es decir, que ¡afectará a 41 millones 252 mil 873 personas! Lo cual representa en el año un aumento de 4 millones 252 mil 873 personas. Prácticamente la mitad de los 9 millones de toda la región latinoamericana. Apenas la punta del iceberg. Renglón aparte el aumento de la indigencia y de la pobreza extrema.
En tanto los ciclos del capital son eso: “ciclos”; las reacciones sociales pueden volverse tales: “revoluciones”. Apenas comenzaron las celebraciones y conmemoraciones (desde los gobiernos) de los ciclos del 10 (1810, 1910), no esperen los gobiernos al despertar del “México bronco” para buscar resarcir la justicia y la democracia que no tiene en el 2010. Más nos vale.


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(*) Sociólogo, exdirector del periódico El Día.

Carstens vs. los Nobel

INSEGURIDAD
22/noviembre/2009

*La fuerte recesión de México
*Política económica de improviso

Como dice el refrán: la verdad no peca pero incomoda. Y el titular de Hacienda de México, Agustín Carstens Carstens, está en su papel como defensor de la política económica del gobierno de Felipe Calderón, pero en el caso del desmentido al economista Joseph Stiglitz no le asiste la razón. Y no la tiene, porque los efectos de la crisis en México son simplemente desastrosos. Por dónde le busque, por la caída del PIB o por el aumento de la pobreza, por la falta de un proyecto de nación y de una política eficaz para el crecimiento del país.
El cuento es que pegaron, y fuerte, las declaraciones del Nobel de Economía 2001, de que México ha tenido uno de los peores desempeños en el mundo para abatir la crisis. Y ni modo que el economista no sepa lo que dice, y tenga que “leer un poquito más”. O desconozca argumentos como los que esgrimió Carstens, de que al país le pegó la caída del mercado petrolero y que por ello sufrió un “golpe estructural”. Ocurre que esa ineficiencia en el manejo de la crisis refleja también la ineptitud del propio titular de Hacienda. Y del mismo presidente Calderón. Por eso Carstens se defiende como gato bocarriba.
En vía de mientras, y por si fuera poco, ahí están también los datos que proporciona la CEPAL en su informe Panorama Social de América Latina 2009, que confirman el desastre. Pero igualmente, la opinión reciente de otros economistas sobre la situación del país.
El pasado 20 de octubre, por ejemplo, el Nobel 2000, James J. Herckman, expresó que la economía mexicana está sobrerregulada, es lenta y con alta dependencia del petróleo. También dijo que la “política del amiguismo” permitió la proliferación de muchos monopolios que han elevado los costos y el retraso en el crecimiento del país; se trata del período privatizador que inició a mediados de los años 80, con De la Madrid —el expresidente que ahora se desmiente solo por presión del sucesor.
Otro economista, el Nobel 2003, Robert Engle, el 23 de septiembre pasado se pronunció en contra del alza impositiva, porque “no es la solución para impulsar el crecimiento”. Menos en un entorno de crisis económica. Y, sobre el mismo tema, aseguró: “Es una solución equivocada, no es el momento indicado para aumentar los impuestos en México, ya que hay muchas cosas que se pueden hacer para impulsar la economía”. Mientras México incrementa la carga tributaria, otros países la reducen para reactivar la economía, remató. Y a eso contribuyen también los legisladores, con todo y que ellos no reduzcan sus ingresos —porque la austeridad es para la casa del compadre— ni las percepciones de los partidos. Que para eso es la partidocracia.
Como lo refirió recientemente también The Economist, para quien México será una de las economías que “más sufra por los efectos de la crisis internacional. México está en el fondo de los 50 países que mide la revista, y para los analistas “el PIB de México caerá 7.1 por ciento en 2009”. Así que ni es de ahora, ni es una declaración desinformada la de Stiglitz, según lo cataloga el titular de Hacienda, Agustín Carstens.
Contrario a lo que recién declaró el flamante secretario, cuando con motivo de la discusión presupuestal se hizo el occiso sobre la presunta quiebra de los municipios. El sábado 15 de agosto pasado, en Cuernavaca, Morelos, anticipando “bursatilizar” el fondo correspondiente a los estados del país del Fondo de Estabilización, para “multiplicar sus recursos para finales de este año” y allegarles mayores dineros (¡sic! y re contra ¡sic!), a la pregunta del posible colapso de los ayuntamientos respondió Agustín: “…Yo espero que no, aunque no tengo plena información de la situación de cada uno de los ayuntamientos”. La prensa recogió el dato como desinformación del titular de Hacienda y no salió a desmentir sus palabras. Por lo mismo, es más probable que Carstens esté desinformado sobre lo que le ocurre a la economía mexicana, o que no tenga un balance de los alcances de la ausencia de una política anticrisis para el país, a que Stiglitz no sepa lo que dice.
Especialista en temas internacionales, y no sólo de EU o de la economía mexicana, ya el 9 de junio de 2008 anticipaba que la economía de EU estaba pasando por una ralentización, “muy probablemente una recesión”. Y agregó: “Es factible que se trate del peor bajón del último cuarto de siglo, mucho más serio que unas simples medidas correctivas. La crisis afecta al sistema financiero, que es el corazón de la economía”. Y agregó: “EU es todavía la economía más grande del mundo. Una caída de EU afectará a todos los países y, por supuesto, a algunos más que a otros. Los países que, como México, son muy dependientes de EU para sus exportaciones serán los más afectados”.
Así, con todo y las advertencias sobre los posibles efectos de la recesión de EU, los economistas del gobierno, como los miembros del gabinete ligados al tema que incluyen al propio Carstens y a Guillermo Ortiz del Banxico, no se hizo nada. Al contrario, el “catarrito” le derivó en fuerte recesión a México, sobre todo porque no hubo una política económica contra la crisis. También porque “no se invirtió lo suficiente en educación e infraestructura” (JS, 25-agosto-2009, en El Comercio, entrevista con Oppenheimer).
Por eso la verdad incomoda, por las fallas propias de operadores que de manera irresponsable no hicieron a tiempo su trabajo; como tampoco se podría esperar del mismo Felipe Calderón, que no sabe ni para qué es la silla ni cómo se gobierna un país tan importante como el nuestro, menos como se hace una estrategia para contener la debacle que “vino de afuera” y a todos agarró en la luna. Y eso que el propio presidente se ha dicho seguidor de Stiglitz. Qué tal si no lo fuera. Ni se diga de las consecuencias que midió recientemente la CEPAL, un tema para otra reflexión.


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(*) Sociólogo, exdirector del periódico El Día.

jueves, 19 de noviembre de 2009

El peor manejo de la crisis

INSEGURIDAD
20/noviembre/2009

*Economía, entre balance y recomendación
*Calderón-Congreso, lejos de la recuperación

Pues claro. Para el gobierno de Felipe Calderón no hay instrumentos de política económica propios. Elaborados con el fin de destrabar al país de la profunda crisis que padece. Por eso, como dice el premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, el manejo es “pésimo”. Pero cómo no. En cambio Brasil, nuestro hermano Latinoamericano, con Luis Inacio Lula da Silva al frente, es un país diferente desde que renegoció la deuda externa con la banca internacional y optó por adoptar políticas de crecimiento. Por eso la crisis le pega distinto.
Dos problemas señaló Stiglitz en conferencia de prensa, invitado a la Expomanagment 2009 por el Grupo México y Grupo Posadas, como los más preocupantes para el país: la falsa esperanza de esperar que se recuperen los Estados Unidos para que ocurra el fenómeno del “arrastre”, y la mala política fiscal que no estimula la economía mexicana. Esta última, que va de la mano del recién aprobado paquete fiscal —Ley de Ingresos 2010 y Presupuesto de Egresos 2010— por el Congreso de la Unión, porque “los aumentos a los impuestos al valor agregado (IVA) y sobre la renta (ISR), que entrarán en vigor en 2010 en México, tendrán un efecto muy negativo en la economía”, agregó. Y no se diga si se aplica impuesto a los alimentos. Por eso mismo, hizo un llamado al gobierno para que “apoye la reactivación” económica.
Y nada bien debieron caerle al gobierno de Felipe Calderón y a su partido, el de “(re)Acción Nacional”, los señalamientos del economista norteamericano, toda vez que están complacidos con el paquete “sin estímulos” recién avalado por el legislador, gracias al “mayoriteo” de la partidocracia, para el año entrante que —se presume—, será el mismo del despegue de la postrada economía nacional.
No sólo eso, pues el también profesor de la Universidad de Columbia, Joseph Stiglitz, advirtió que la diferencia de aquellos países que mejor enfrentaron la situación —Australia, Canadá, India y China, además de Brasil—, fue porque “ellos tuvieron una reacción gubernamental muy fuerte y habían puesto en marcha regulaciones de sus sistemas bancarios que les permitieron soportar los problemas recesivos”.
Lo que no se dio en México. Al contrario, “las estadísticas de crecimiento han sido muy débiles y pesimistas para este país”. Y no se diga el riesgo de manejar sin “cuidado los aspectos fiscales”, porque eso “puede traducirse en un mayor retraso de la recuperación económica”.
Por eso para Latinoamérica Stiglitz recomienda, abrirse más al comercio con Asia, que está en franco desarrollo. Lo que para México sería diversificar más un comercio que está atado a las compras de EU. Latinoamérica, ha “diversificado más su base de exportaciones y muchos países fortalecieron sus relaciones comerciales con Asia. La recuperación de Asia ayuda a la de América Latina”.
Mantener la esperanza en la economía de EU —tradición de México— es de lamentar. Porque “el mayor riesgo no se encuentra en 2009 o 2010, sino en 2011, cuando en Estados Unidos los estímulos económicos del gobierno para el sector privado lleguen a su fin, sobre todo porque no hemos arreglado el sistema (y no sólo el financiero), no hemos hecho casi nada, no hemos atendido el problema…la verdadera preocupación es que se ha vuelto peor, con grandes fallas y grandes malos resultados”.
Es decir, que el problema en EU es todavía mayor. Y México no puede estar esperando a que se levante primero, para salir ganando después. Situación de fondo. “Existe una perspectiva general —agregó el economista— sobre que el sector financiero tiene muchos problemas todavía. Hay millones de hipotecas en proceso de ejecución, existen millones de hogares que están por debajo del valor de su hipoteca y los precios, al estabilizarse, no se van a incrementar ni se va a eliminar el problema de las hipotecas que superan los valores reales. Hemos tenido problemas importantes en los bienes raíces comerciales. Si continúa el desempleo, tendremos problema en otras partes de los mercados financieros… Los ahorros han bajado a cero y es muy poco probable que aumenten en forma importante. Por ende, el consumo seguirá siendo bajo y así será difícil ver una economía robusta.” Con problemas estructurales como estos que todavía presenta la economía de EU, México no puede estar en espera de una recuperación sin sostén.
Por eso, México necesita “una alternativa”, remató Stiglitz. De la cual carece el gobierno calderonista. Porque el paquetazo fiscal quedó en miscelánea que impactará al ingreso y gasto de las familias. Eso sí. Para beneficio de unos pocos y perjuicio de las mayorías. No sólo para tapar los hoyos de las finanzas públicas.
Brasil, en cambio, está en el primer sitio de América Latina, porque desde 1998, en los tiempos de Fernando Henrique Cardoso, modificó profundamente sus políticas públicas: renegoció la deuda externa y sentó las bases para el ahorro interno y depurar el sistema financiero. Mantener una política de estabilidad económica para favorecer el desarrollo interno. Aprovechar Petrobras en coinversiones. Bajas tasas de interés. Por lo mismo (Lula asumió el poder en 2003 con elevada inflación y altas tasas de interés), ya en 2006 creció un 4 por ciento, en 2007, 5.7, en 2008, un 5.1 porcentual, y se proyecta en 4.83 para 2009. Ahora, Brasil combate la pobreza y reduce las tasas impositivas en beneficio de la población.
Nada de esto importa en México. Además, asesoría no le puede pedir el gobierno a Brasil, porque a petición de Carlos Salinas —por aquello de la negociación “panacéica” del TLCAN—, una de la condiciones fue que Brasil no entrara. Y los cariocas están molestos por eso. Pero el de la responsabilidad de buscar alternativas es, ahora, es de Felipe Calderón. Un 20 de noviembre, buen día para anunciar una revolución económica. Enhorabuena.
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(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Corrupción estructural

INSEGURIDAD
19/noviembre/2009

*Del malinchismo a la descomposición social
*Elevados, los índices; datos de Transparencia

Sucede con frecuencia. Es casi como regla. Le hacemos más caso a los señalamientos que vienen del exterior, que a los que se generan dentro. Será porque se tiene más admiración a lo que hacen otros que a lo que se desarrolla aquí mismo. O será el reflejo todavía, del añejo malinchismo, tan arraigado en la cultura de los mexicanos. Porque hay preferencias por lo procedente de otros países que lo propio. Ahora no tanto de España —cual se dio durante siglos—, como de Estados Unidos —en primer orden—, y el mundo después.
Como desdeñar lo nacional, por correr abrazar lo internacional. Sin importar los posibles daños. Sin medir las consecuencias. Como que otros decidan sobre mi vida sin mi consulta, o en contra de mi voluntad. Pero no son palabras. Así ocurre desde los más elevados rangos de la estructura del poder, hasta el interior de la sociedad. Se convierte en una repetición de conductas y de actitudes, con resonancia de arriba-abajo, de abajo-arriba, retroalimentándose luego.
No se diga cuando, por tratarse de una idea o un cuerpo completo (teórico, político, filosófico, y hasta religioso), se adopta con carácter impositivo, y no sugerido. Como una actitud que se convierte en ley. Recuérdese aquél viejo precepto del derecho que dicta: la costumbre es el origen de las leyes. Y de ahí deriva su fuerza, porque antes fue un hábito en la gente. Sólo después se plasmó en un cuerpo legal.
Sucede, no obstante ser externo, como decimos, frecuentemente. Sin considerar las secuelas internas de una determinación así. Sin importar las consecuencias. Pero con base en ello se toman decisiones. Muchas de las cuales se hacen desde las estructuras del gobierno, pero impactan fuertemente a la sociedad. Inciden en la vida de muchos. Porque desde la política se influye en todos los ámbitos, afectando a la población. Los ejemplos sobran. Como las políticas económicas aplicadas acá, de procedencia externa. Recetas que se ejecutan como tales, sin importar la particularidad del enfermo. Por eso los tratamientos, como en el caso de México, han derivado en largas agonías. Es el rotundo fracaso del diagnóstico médico.
Pero, por lo mismo, hay oídos sordos a gran cantidad de buenas propuestas que se hacen adentro —verbigracia, la UNAM—. Todo lo que tiene que ver, por ejemplo, con lo que se debe hacer para cambiar el sistema político, lo corregible del modelo económico, el qué hacer para cambiar la política social, para mejorar la seguridad, la educación, etcétera. Son solo ejemplos. Pero que no cuajan hasta la estructura gubernamental o del Estado, y como tal no fructifican, así sean de probada calidad y con muy buena hechura. Sobre todo considerando las particularidades del paciente. Pero también hay que decirlo, siempre se cobijan intereses, propios o externos. Que casi siempre deciden. Aprietan un poco, y no hay valor para decir “no”.
Ahora le tocó el turno a las cifras de Transparencia Internacional (TI), que mide los niveles de corrupción en 180 países del mundo. Y a México no le vanada bien con la última medición de 2009. Desde luego que se trata de la percepción de las personas. Pero esas son las que valen. Y valen porque reflejan el sentir del ciudadano. Más tratándose de un tema tan enraizado en la sociedad. Y se tasa igual: desde el presidente hasta el policía de la esquina. O el funcionario de barandilla.
Se trata de un esquema de descomposición desde las estructuras del poder, porque desde allá arranca, luego se trasmina. Y de todas las maneras imaginables. Tan sólo con las malas políticas aplicadas. La toma de decisiones parciales e interesadas, que desoye el interés general y en cambio beneficia a la élite económica. Las personas dicen lo que perciben. Y perciben una enorme desconfianza en sus autoridades. En el gobierno. En la política misma. En los políticos. En los partidos. En los dirigentes. En los representantes.
Comenzando porque hay una mala conducción de la economía. No hay generación de empleos. Mala educación. Pésima televisión. La política social es electorera (Oportunidades es el mismo esquema de Solidaridad y no resuelve el problema de la pobreza). Hay un clima adverso para la seguridad. Hay violencia en las calles, por el combate al narcotráfico con el Ejército en el país. Abunda la droga que acosa a los jóvenes. No hay oportunidades para la juventud; ni educativa ni laboral. El descontento es generalizado.
Para Transparencia, México cayó 17 lugares en un año. Del lugar 72 en 2008, cae al 89 en el 2009. Hoy la calificación es de 3.3, contra el 3.6 de hace un año. Apenas por debajo de países como Guatemala (3.4), Perú (3.7), Colombia (3.7); mucho peor que Chile (6.7), Uruguay (6.7), e incluso Costa Rica (5.3). Luego entonces, o los panistas son más corruptos, o ejercen de peor manera el poder, porque están dañando la institucionalidad del país. No combaten la corrupción, debilitan las instituciones.
O, como recomienda TI, para contener el crecimiento de la corrupción, es necesario “un activo control por parte del poder legislativo, un poder judicial eficiente, organismos de auditoría y lucha contra la corrupción independientes y con recursos adecuados”, al menos. Además de una aplicación enérgica de la ley. Pero de la ley, sin impunidad.
Hacer algo es lo que queda. Hacerlo todo. Desde la denuncia, aunque no basta. Falta adoptar las recomendaciones que vienen de afuera (¿o malinchismo a contentillo?). De lo contrario seguirá en enojo, la apatía, la desconfianza y la desesperanza de los mexicanos. El gobierno se lo está ganando.
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(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

martes, 17 de noviembre de 2009

Partidocracia presupuestal

INSEGURIDAD
18/noviembre/2009

*El gasto del 2010 es electorero
*Consolidación fiscal, en el limbo

Reyerta para el agandalle. Eso fue lo que escenificaron los diputados federales con el presupuesto. Resultado de las sesiones que terminaron la madrugada de ayer en San Lázaro, con la aprobación del gasto del gobierno para el año que viene, por 3 billones 176 mil 332 millones de pesos.
Aunque los partidos avalaron a conveniencia. Nada más aprovechando el mayoriteo de algunos, como el PRI y el PAN (las migajas al resto) y, que el año presupuestado es tan electoral como el 2011 y el 12. Y del país, nada. En otras palabras, los legisladores atendieron más a exigencias partidistas y de aquellos gobernadores que tienen un mayor peso político, que a un proyecto de largo plazo. Es decir, ni propuesta del gobierno ni del propio legislador.
Lo que le arrebate Hacienda al causante menor —porque los mayores no pagan, o pagan miserias en impuestos— durante 2010 con los aumentos decretados en la Ley de Ingresos en IVA, ISR, y otros gravámenes que elevarán el costo de la vida, sin algo en cambio; eso es lo que se disputaron los legisladores y avalaron como Presupuesto de Egresos 2010, por 437 votos a favor, 25 en contra y 4 abstenciones.
Los grandes temas quedaron colgados de la brocha. Intocables, mejor dicho. Porque no hay reforma fiscal de fondo para el 2010. Como no hay propuestas importantes para recuperar la economía. Ni el empleo. No hay alternativa presupuestaria, como tampoco existe un proyecto de país. Y atrás de eso viene todo lo demás. Como la inseguridad, la pobreza, la deseducación, la enfermedad, y el deterioro en las condiciones de la vida de los mexicanos.
Tanto la Ley de Ingresos 2010 como el Presupuesto, de Felipe Calderón y Agustín Carstens, que avalaron los congresistas, son instrumentos económicos para seguir igual como país. No para salir adelante. Al gobierno el plan de austeridad no le afecta; como tampoco que el legislador haya dejado subsistir aquellas secretarías que Calderón intentó desaparecer. Quedan la Reforma Agraria con 5 mil 195.1 millones de pesos; Turismo con 3 mil 935.7 millones, mil 248.7 para la Función Pública. Pero para la mayoría de los mexicanos es como el sobre-morir en la crisis.
En otras palabras. Los instrumentos económicos del gobierno federal no sirven para salir del bache generado por la crisis en que derivó el “catarrito” de Carstens. Más cuando quedaron algunos temas como inabordables. Es el caso de los desfalcos a la nación realizados por otros gobiernos, como el de Salinas-Zedillo, la crisis de 1995 del rescate bancario que derivó en el Fobaproa-IPAB, cuyo monto en su momento representó el 20 por ciento del PIB, sin olvidar el rescate carretero. Deudas que se pagaron a cuenta de los contribuyentes. Por eso la disputa es tan sólo por un poco más de la décima parte de los egresos del gobierno federal, porque la mayoría está comprometido.
En el camino quedó, también, aquella timorata propuesta del gobierno federal de modificar el régimen de consolidación fiscal. Mecanismo que permite a las grandes empresas exentar del pago de impuestos. Porque las quejas no se hicieron esperar por parte de los empresarios.
Pero el legislador no le entró al tema. Tan sólo recuérdese que allá por mediados de octubre, los días en que se discutía esto de la consolidación fiscal, el SAT desnudó algunos corporativos empresariales, al enviar a la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados un reporte donde se señala tan sólo en 2008, los 400 grupos empresariales que operan en el país pagaron en promedio el 1.7 por ciento por concepto de ISR, por acogerse a dicho régimen.
Es decir, que este grupo de empresas, “que representan el 3.3 por ciento de los grandes contribuyentes activos del país, pagaron sólo 85 mil millones de pesos”, no obstante acumular ingresos por 4 billones 960 mil millones de pesos; o una “cantidad equivalente al 41 por ciento del PIB de ese año”. Y en 2009 será similar, porque la ley no cambia.
¿De qué se trata? Ah, pues la respuesta la tenemos en el vocero del CCE, Armando Paredes Arroyo. Para quien “la figura no debe desaparecer”. Claro, porque el sistema de consolidación fiscal, que “compensa pérdidas con utilidades”, no obstante hacerse concebido —cuando se creó en 1973— como incentivo a la capacidad operativa y financiera de las empresas, derivó en una herramienta para no pagar al fisco.
Pero no sólo lo risible que pagan. También están los que no pagan, que en muchos casos son los mismos. Nada más, los que cotizan en la BMV, el escaparate de la especulación, adeudan 232 mil millones. O sea. Que por un lado están los grandes empresarios que no pagan. Y por el otro los que cotizan que tampoco pagan. Pero esta es la clase de país que todos descomponen a su antojo, pero que nadie asume el costo de recomponer. Cuando puede hacerse tan sólo con la ley en la mano, y mucha voluntad política.
Como dice el mismo Paredes: “Si ha habido abusos en este tema, pues para eso es la autoridad debe fiscalizar, y si en algún momento el esquema actual tiene alguna falla, pues que se corrija…”. Pero ni gobierno, ni legislador le atoran. Qué importa que no paguen los ricos, si para eso está la sociedad.
Bueno. Ni siquiera los partidos adoptaron austeridad presupuestal para sus bolsillos. ¡Pero cómo, alegaron, si eso se presta a que el dinero de procedencia ilícita coopte a los candidatos a puestos de elección popular, o lleguen como representantes sólo los que tienen dinero! Pero cuál representatividad. La partidocracia, en alianza con el gobierno, finalmente, haciendo de las suyas y en contra de recuperar este país.
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(*) Sociólogo. Exdirector de El Día.

APEC, sin cambio climático

INSEGURIDAD
17/noviembre/2009

*Tema de la agenda, acuerdo pospuesto
*Economía mundial: cada quien lo suyo

La reunión de la APEC que apenas concluyó en Singapur, no dio los resultados esperados por el mundo. Al menos en el tema ecológico por el deterioro en el cambio climático, que es cada vez mayor. Con todo y que se reunieron por un periodo de 5 días (del 10 al 15), los países del Foro Económico Asia-Pacífico, dejaron colgados a todos los que se preocupan por el medio ambiente, entre ellos a los ecologistas.
Así, pese a que el cambio climático era un tema de la agenda, se habían colocado más expectativas de las probables para esta reunión. En parte porque es un foro regional. Pese a que se creó en 1989 como “foro multilateral”, tiene por finalidad la de consolidar el crecimiento de los países del Pacífico, en temas relacionados con el intercambio comercial a partir de la cooperación económica y los flujos de inversión. No obstante tratarse de un foro importante, porque entre los 21 países integrantes de APEC (Australia, Brunei, Canadá, Chile, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Filipinas, Hong Kong, Indonesia, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Rusia, Singapur, Tailandia, Taiwán y Vietnam), conforman el 56 por ciento de la producción mundial y el 46 porcentual del comercio global. Nada despreciable.
En gran medida, también, porque el proceso de negociación debe ser tan incluyente que comprenda a todos los países industrializados del mundo, ausentes de esta reunión de APEC. En parte porque, con todo y que coincidan en otro tipo de reuniones periódicas, los líderes del G-8 (más Rusia), por ejemplo, o el Grupo de los 20 —ni se diga reuniones de las Naciones Unidas—, la oposición de aquellos países que más contaminan el medio ambiente, como los propios Estados Unidos que tiene los indicadores más elevados, impiden avanzar en las negociaciones y la posible firma de acuerdos.
A todos, principalmente al mundo occidental, les interesa más, por ahora, la economía. Salir de la gran crisis que arrastra a casi todo el mundo, excepto a una de las principales economías de Asia, como sucede con China. También la India ha escapado del arrastre de la crisis del mundo occidental que está hundido a las economías en sus propias contradicciones, tan grave como la del 29 del siglo XX.
La esperanza quedó pospuesta para la reunión ex profeso, la “Cumbre sobre el Cambio Climático” que ocurrirá en unas tres semanas en Copenhague y reunirá a 192 países, según revelaciones del ministro danés Lars Lokke Rasmussen. Con todo y que el propio presidente de los EU, Barack Obama refirió que Dinamarca será tan solo “una parada en el camino”; es decir, porque tampoco habrá las condiciones para llegar a la suscripción de un acuerdo global sobre el clima.
Así abordaron el tema los EU: “Hubo una evaluación de los líderes de que no es realista esperar que un tratado completo, que sea legalmente vinculante en el ámbito internacional, pudiera ser negociado entre ahora y Copenhague, que comienza en 22 días”, dijo Michael Froman, asesor de seguridad nacional de Obama.
La cumbre de la APEC terminó y emitió un comunicado donde se asume que “el desarrollo económico deberás ser compatible con los esfuerzos mundiales por proteger el medio ambiente y luchar por el cambio climático”. Pero nada más que eso: declaraciones.
La verdad es que la adopción de políticas que se ocupen por el deterioro del medio ambiente, que deriva en el cambio climático del planeta, no le preocupará a los políticos —pero más que nada y principalmente a los inversionistas, a los hombres poseedores de las grandes fortunas; los que mueven los grandes negocios en la industria, los propietarios de las empresas que más contaminan— de los países capitalistas desarrollados hasta en tanto que las energías renovables no sean una exigencia y un negocio.
Y eso ocurrirá sólo por dos circunstancias: 1) cuando los daños a la tierra, en muchos sentidos contaminada, sean irreversibles, o casi, y 2) en la medida que la energía derivada de los hidrocarburos esté por acabarse. Antes de eso no habrá interés económico alguno, porque adoptar energías renovables hasta la fecha resulta costoso en términos de ganancia.
Es decir, primero la rentabilidad, el negocio y la tasa de ganancia, antes que las condiciones naturales. Sin importar el deterioro porque el capital es rapaz por naturaleza. Coloca en primer término el beneficio, después lo que no interesa. Pero el enfoque cambiará cuando la ciencia misma avance al grado tal que la aplicación de tecnologías que utilicen la energía renovable sea también un negocio importante. Y sea un negocio de los “grandes”.
Porque, la parte estructural del problema de la industria, hasta ahora, es que la principal fuente de energía que la mueve deriva del petróleo. Y la energía renovable tendrá utilidad en tanto no sacrifique parte alguna de la ganancia de los inversionistas, o que sea un potencial negocio.
Por eso es que los acuerdos globales por cuidar en medio ambiente no caminan. Mucho menos ahora que todos gobiernos de los países están ocupados en encontrar medidas —poco costosas, claro— para salir de la crisis económica actual. Y protegidos entre ellos con barredas de todo tipo. Palabras al aire, como las que lanzó el presidente Felipe Calderón en la APEC, de revertir el proteccionismo de los países desarrollados. Cuando eso a nadie le interesa ahora, porque todos los gobiernos protegen a sus propias economías de la “libre competencia” y el “libre mercado”.
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(*) Sociólogo. Exdirector de El Día.

Internet vs. privatización

INSEGURIDAD
16/noviembre/2009

*Disputa del sector telecomunicaciones
*MVS, LyFC, CFE, Telmex, mismo pastel

Hace unos días, Tim Berners-Lee, el creador de los estándares web conformados por el lenguaje HTTML, el HTTP y el sistema de localización de objetos URL, dijo en México que el futuro del internet está en los móviles. Y el potencial que encierra es muy grande, por la variedad de los servicios que podrán prestarse y utilizarse desde los propios celulares. Ese es un campo abierto no sólo en México, desde luego, sino en el mundo por que la web ha roto muchas barreras tanto al interior como entre los países en esta era de la globalización. De hecho el internet es un instrumento punta de esta nueva era globalizada en la que se mueve el mundo desde mediados de los años 90 del siglo XX.
La circulación de mercancías, la movilidad de grandes fondos e inversiones en las mismas bolsas de valores, de todos los tamaños e importancia, y entre países —como es el caso de los capitales golondrinos—, no se explica en estos últimos años sin la aplicación de la web. El internet ha roto barreras en servicios que antes estaban dispersos en el sector de las comunicaciones. Por ejemplo, y para no ir tan lejos: antes uno era el servicio del correo; otro la señal de imagen por televisión; un servicio más era el de la banda del radio, y otro más el de los enlaces telefónicos. Ni se diga que el uso de la computadora comenzó como un instrumento que sólo desplazaba a la máquina de escribir, en las oficinas primero, en los hogares después. Pero ahora la portátil más avanzada dura tan poco, en cuanto llega la más reciente que aparece como superior en capacidad de memoria (gigabytes) y en velocidad (RAM) —para no entrar en más detalles técnicos— que la supera en unas semanas.
Y en lo que se perfila como lo que sea una nueva fase de crecimiento y desarrollo post crisis (en lo que para Marx sería una nueva fase del desarrollo de las fuerzas productivas) en el mundo, luego que Estados Unidos y el resto del mundo se recuperen de la crisis actual, por muy tarde que temprano que esto suceda, el sector de los servicios seguirá —indudablemente— en auge y como parte de ellos la amplia gama derivada del desarrollo de la web. Y el sector de telecomunicaciones, que comprende la telefonía móvil, será tecnología de punta.
Por el hecho de que en los últimos años el internet ha concentrado una gran variedad de servicios otrora dispersos (como los indicados arriba), es que en países como el nuestro el sector de telecomunicaciones que administran y/o reglamentan la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), está en franca disputa.
Y para el gobierno, una aparte del problema es la excesiva concentración del servicio telefónico y, la otra —que no ve el gobierno como tal favoritismo, pero es igualmente un monopolio—, el servicio de difusión de imagen que concentran dos televisoras que tienen cobertura nacional: Televisa y Tv-Azteca.
¿Por qué problema? Porque Telmex concentra la red de cableado y por lo mismo de cobertura más amplia del país. Se trata del monopolio que maneja el mercado de telecomunicaciones más grande de México. Y así como en estos momentos la Cofetel analiza el mecanismo jurídico para retirar la concesión de la banda 2.5 a MVS, porque se trata de una franja de señal con potencial de desarrollo amplísimo tal y como ha demostrado ya en el mercado francés, se convierte en una concesión en disputa donde otros quieren participar a como dé lugar. Mediante esa banda que ahora tiene concesionada MVS se podrán transmitir todos (o casi) los servicios concentrados de imagen, voz y datos, mejor conocidos como el triple play.
Adivinó usted. Estamos hablando del mismo terreno en disputa en el que el gobierno de Felipe Calderón metió a la empresa de LyFC recientemente, por el cableado que seguramente licitará próximamente, tal y como lo inició ya con la fibra óptica de la CFE. Ni más ni menos.
Pues resulta, entonces, que los arrebatos por el mercado de las telecomunicaciones abarca, así entendido, no sólo el caso LyFC, MVS, también la intentona del gobierno de desarticular el monopolio de Telmex. Por la simple y sencilla razón de que el tamaño del negocio millonarísimo, en un futuro que está aquí. Y son muchos los empresarios panistas, allegados al gobierno y de origen español, que están ávidos. Por eso las disputas en el sector.
Pero con Telmex —la joya de la corona de Carlos Slim, empresa que por lo demás representa lo que en el lenguaje del gobierno es la “columna vertebral” de las telecomunicaciones, la súper carretera de la información, o el “backroll”, que mide más de 80 mil kilómetros con amplia cobertura—, el gobierno tiene un problema que no sabe cómo destrabar.
El primer inconveniente que tiene el gobierno de Calderón con Slim sobre Telmex, es: se trata de una empresa que el propio gobierno vendió (privatizó en 1993, y el encargado del proceso fue Carlos Salinas). Y, o bien Slim tuvo la visión de adquirir la empresa, o mal resulta que Salinas no tuvo la mira de fraccionarla para no entregar todo el pastel de un solo tajo.
Cierto que Telmex es un monopolio, y que fija las tarifas telefónicas sin competencia alguna. Pero, así como en los últimos años otras compañías han intentado prestar el servicio telefónico, y no han logrado arrancar un céntimo del control a Slim, tampoco saben cómo, utilizando el cableado de Telmex, ganar sin invertir.
Pero, de entrada, el gobierno de Calderón no le ha otorgado el permiso para el triple play, lo que se entiende como un favoritismo a las televisoras. Destrabar a Telmex no será fácil. Pero el problema es de los que vendieron y no de quien compró. A ver cómo el gobierno —para destrabar el asunto— logra resarcir errores antiguos. No para obtener parte del pastel a la mala, sino a beneficio del usuario que tiene con el internet una herramienta del presente que ya llegó.
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(*) Sociólogo. Exdirector de El Día.

La queja de Calderón

INSEGURIDAD
15/noviembre/2009

*La debilidad de FCH es de origen
*¿Sabe hacia dónde va, o no?

Lo dicho. A Felipe Calderón Hinojosa le ha quedado grande la investidura presidencial. Y, claro está, Calderón ejerce un gobierno para el servicio y el interés de unos cuantos; es decir, de los hombres poseedores de las más grandes fortunas de México —que son unos cuantos, pero muy poderosos—, y toma decisiones o acciones de gobierno que en general derivan en problemas porque están muy por arriba de las necesidades y del bienestar de la sociedad.
Se olvida del precepto constitucional, referente a “la forma de gobierno”, que en el Artículo 39 dicta: “Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.
No obstante, ese es uno de los principales problemas de Felipe Calderón: lleva en la frente el sello del fraude electoral con el que, sin embargo, se sentó en la silla presidencial. Y lo persigue la denuncia de su principal opositor: Andrés Manuel López Obrador. Por eso, Felipe carece de la legitimidad, de la autoridad y de la fuerza, que son necesarias para tomar las decisiones —como la persona en quien recae la titularidad del poder Ejecutivo— que exige la resolución de los muchos y muy graves problemas de este país.
Y es, desde luego, la legitimidad lo que le da a un gobierno la credibilidad y la autoridad también para tomar decisiones. Y con la credibilidad se gana la confianza y el liderazgo propios para gobernar bien; y gobernar bien es hacerlo para todos. Incluso en perjuicio de algunos para satisfacción de todos. Porque las decisiones de un buen gobierno son para el bienestar general. Decisiones que se toman, también, bajo el consenso y la participación de todos. Porque eso es lo que da el sustento a la gobernabilidad y a la democracia.
Pero, justamente, Calderón no resuelve lo que debe sino lo que le imponen: por su debilidad, su fragilidad como presidente y la vulnerabilidad que carga. O, lo que sería más grave, por falta de voluntad política o ignorancia por el ¿qué hacer? Pero les circunstancias actuales, el caso es que responde más a las presiones de aquellos hombres o sectores de poder con quienes tiene más trato y cuyo apoyo supone indispensable para gobernar. Es orillado o presionado a ello, más que a decidir libre y democráticamente; a tomar decisiones indispensables para resolver los problemas del país.
Cierto que también para gobernar se requiere de alianzas. El poder no se ejerce sin aliados. Pero, además de aliados, también debe ejercerse en el equilibrio de todas las fuerzas políticas y sociales. Bajo la participación de todos. De lo contrario se ejerce un gobierno sectario, para unos pocos y, con tintes autoritarios.
Es el caso de Felipe Calderón, pues aunque lo negara, está cediendo más a las presiones de los hombres del dinero. El problema es que, lo sabemos todos, los empresarios pugnan sólo por sus intereses. No sucedería igual si Calderón pisara en el terreno firme de la legitimidad y la confianza. Si supiera hacia dónde ir. O si ejerciera como un líder con los apoyos todos requeridos para gobernar sin arriesgar la estabilidad y la gobernabilidad; sin poner en peligro el equilibrio social, que es hacia donde se conduce el gobierno de Calderón y de los panistas, porque ellos son corresponsables de las decisiones presidenciales —ya como partido en el poder, ya por su militancia de orígenes empresariales.
Sobre todo por su inclinación a favor de la iniciativa privada, como lo ha revelado en estos días y con motivo del paquete fiscal 2010, y el reclamo previo de que los empresarios no pagan impuestos. Fue durante la batalla por el paquete fiscal que los empresarios arremetieron en contra de su propuesta, y por ello no avanzó, se queja Calderón.
Los empresarios son los responsables, dijo Calderón, de no haber logrado un mejor paquete fiscal en el Congreso de la Unión. ¿Por qué? Porque “se opusieron a que se suprimiera la figura de la `consolidación fiscal´, la cual les permite pagar mucho menos impuestos de los que pudieran pagar”. Pero no sólo eso. También resulta que “la liquidación de Luz y Fuerza del Centro —expresó el mismo Felipe— fue una decisión a la cual el gobierno fue llevado y presionado… y llegó el momento en que no había otra alternativa”. Revelaciones del jueves en el avión que lo llevó a Singapur, a la cumbre del Foro Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC).
En este último punto no dejó en claro si se refería a las presiones derivadas de las fallas del mismo sindicato, el SME, o a presiones de los interesados en privatizar el servicio eléctrico. En el primer punto, Calderón refirió que “en su iniciativa de Ley de Ingresos para 2010 se incluía una propuesta para limitar el régimen de consolidación fiscal, en la cual durante muchos años las empresas en México han realizado ingenierías fiscales que les permiten pagar mucho menos impuestos de los que pudieran pagar, si no existiera esa figura”.
En el segundo aspecto, el SME no sería quien hiciera presiones, sino que las mismas derivaran de los interesados en el negocio de las telecomunicaciones apropiándose de la infraestructura de la empresa LyFC, por el tendido eléctrico alcanzado. Luego entonces, el presidente Calderón estaría siendo orillado a tomar decisiones en interés de otros que, en este caso, irían en contra del SME y de la sociedad misma que recibe el servicio de abasto de luz.
Es decir, Felipe Calderón estaría pagando el costo de la ilegitimidad originaria, tras la elección que lo colocó en la silla presidencial. O, lo que es igual de perjudicial, no sabe conducir al país porque el paquete lo rebasó.
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(*) Sociólogo. Exdirector de El Día.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Apostarle al desgaste del SME

INSEGURIDAD
13/noviembre/2009

*Falsas justificaciones, en pie
*Avanzan las liquidaciones

Resulta que aún ahora el gobierno de Felipe Calderón, su titular de Gobernación Fernando Gómez Mont, de Hacienda Agustín Carstens, de Economía Gerardo Ruiz Mateos y el secretario del Trabajo, Javier Lozano —y todos los empresarios que rondan atrás del negocio de la fibra óptica, y esperan para ir tras el jugoso mercado que representa el centro del país—, le siguen apostando al uso permanente de la fuerza y a la arbitrariedad para imponer su ley, y seguir por la ruta de privatizar el sector eléctrico por la utilidad descubierta en materia de telecomunicaciones para el servicio del triple play.
El decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro, a todas luces anticonstitucional del 11 de octubre emitido por el presidente Calderón, dio por terminada a la empresa y lanzó a la calle a los más de 40 mil empleados de la hasta entonces prestadora del servicio de luz para la zona centro del país, que comprende el DF, municipios del Edomex, Hidalgo, Morelos y Puebla.
Los argumentos sobre la situación financiera, ofrecidos como justificación fueron manipulados. Que de no (ejercer el uso de la fuerza para) tomar las instalaciones de LyFC, se dijo, durante esta administración se habrían transferido recursos por más de 300 mil millones de pesos. O tan sólo durante 2009, por casi 42 mil millones, equiparable a los fondos del programa Oportunidades que se “utiliza” para el combate a la pobreza. Pero eran únicamente 41 mil 345 millones de pesos; en tanto para la Comisión Federal de Electricidad son 76 mil 785 millones.
Pero no sólo eso. El alto monto de los subsidios se debía a que en tanto LyFC cobraba en 1.42 pesos el kilowatt-hora, la CFE a 1.18 pesos. Es decir, que la Comisión vendía a LyFC un 15 por ciento más cara la luz del valor de mercado, lo que a su vez amarraba cualquier posible aumento de recuperación con la venta a precios controlados. De ahí los levados montos en subsidios.
Las pérdidas por robo de energía, otro de los argumentos del decretazo, no consideran que en CFE se pierden 26 mil 968 millones de pesos; sólo que en LyFC el robo era equivalente al 32.49 porcentual, con 16 mil 476 millones de pesos anuales. Y los derechos laborales en jubilación, que hacían insostenible que los retirados percibieran 3.3 veces el salario conforme al contrato colectivo de trabajo en LyFC, representaban casi 240 mil millones de pesos. Pero en CFE hay un mayor número de jubilaciones, con un monto también por 209 mil 989 millones de pesos. Sin mencionar las entidades y particulares que no pagan por el servicio. Eso es un asunto todavía irresuelto.
Y en materia de productividad, los trabajadores de LyFC cumplieron en un 93.8 porcentual, según datos corroborados por la Secretaría de la Función Pública, de los valores suscritos en el Convenio de Productividad 2008-2012. Pero nada vale. Incluso la Suprema Corte de Justicia de la Nación ayer resolvió improcedente la solicitud de Martín Esparza, sobre la creación de una comisión especial que investigue —como se hizo en los casos de Atenco, guardería ABC y conflicto en Oaxaca— las violaciones cometidas con el decreto de extinción de LyFC.
Y el mismo martes 10, en voz del ministro José Ramón Cossío, la SCJN descartó la solicitud de controversia promovida por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en contra del presidente Calderón. Con esto, ahora el único recurso que le queda al SME es que un juez decrete favorable el juicio de amparo que podría resolverse —su procedencia o no— en unos días (el 24 de noviembre), por parte de la juez Guillermina Coutiño Mata.
Por eso, el gobierno le sigue apostando al desgaste, en por lo menos dos sentidos: 1) que presionados por la necesidad de ingreso, la mayoría de trabajadores de LyFC acudan a cobrar la liquidación ofrecida; dice Lozano que ya es el 54.2 por ciento del total, o 24 mil 149 extrabajadores, y 2) a que la sola presencia en las calles con las marchas, mítines y manifestaciones, el movimiento sindical que encabeza Martín Esparza gane el repudio (¡con su venia, señora televisión!) y con ello pierda respaldo social. Pero juega con fuego, porque se olvida que la CFE no ha podido resolver los problemas del suministro en los terrenos del otrora SME.
Y no se hace eco en los medios para aparentar que todo anda bien con el suministro. Pero tan sólo los recortes de los últimos días, han afectado diversas colonias del Distrito Federal. Así en Coyoacán son11 las afectadas, y en Benito Juárez (4), Cuauhtémoc (3), Iztacalco (2), Migue Hidalgo (3), Milpa Alta (1), Xochimilco (1), Tlalpan (2), Magdalena Contreras (1), Iztapalapa (1), Álvaro Obregón (2), G. A. Madero (1). En varios municipios del Estado de México las fallas han sido frecuentes. En Atizapán (Las Arboledas, Mayorazgos, Benito Juárez, Pirules), el Tlalnepantla (Valle Dorado), Naucalpan, Cuautitlán, Cuautitlán Izcalli, Toluca (Juan H. Albarrán, San Buenaventura), Xonacatlán (Sta. María Zolotepec), Huehuetoca (San Antón, Lomas de San Antón), Tepotzotlán y Huixquilucan. Y tan sólo por las afectaciones en el suministro, los ciudadanos estarán prestos al apoyo.
Mientras tanto, la movilización del miércoles fue amplia. Pero ahora el gobierno denuncia violencia y arbitrariedades. Y algunos medios denuncian la conservación de los privilegios en el SME. Se olvida no sólo que la privatización del sector es un hecho; que irá a manos externas y esos son los verdaderos privilegios que se protegen. También que es urgente un pacto social para cambiar a este país, como lo adelantó el SME.
Porque es, precisamente, desde el poder que se hace todo lo posible para violentar el orden social. Con la represión, todo el peso de la ley (arbitraria) y la condena dirigida desde los medios masivos de comunicación para tratar de justificar lo injustificable. Y no al revés. Porque las personas tienen el derecho a defender su fuente de trabajo, más cuando se trata de apropiarse una riqueza que, si bien es manejada por el Estado, tiene un origen social y ese debe ser su fin. Más no para otorgarla a intereses privados.
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(*) Sociólogo. Exdirector de El Día.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Alianza ciudadana vs. la inseguridad

SEGURIDAD
12/noviembre/2009

*Las fallas del gobierno de Felipe Calderón
*La inclusión de las ONG contra el crimen

Está claro que no habrá superación del problema de la inseguridad que irrumpe la paz social en cada rincón del país, sin la autoinclusión y la presión ciudadana y una participación comprometida —crítica, objetiva y veraz— de los medios de comunicación. Será sólo bajo las propuestas de la sociedad organizada que la delincuencia, en las modalidades de crimen organizado y narcotráfico, pueda contenerse para luego eliminarse.
¿Por qué no será de otra manera? Porque si bien el Estado, en el marco del derecho, es el principal responsable de otorgar seguridad a la sociedad, la misma no se conseguirá por todas las ineficiencias que está mostrando el gobierno en el combate “desorganizado” a los actores que la generan.
Con todo y que el actual gobierno encabezado por Felipe Calderón, presume cotidianamente en espot de radio y Tv, ir ganando la batalla ofreciendo datos sobre los delincuentes detenidos, la cantidad de droga incautada y el número de bandas del secuestro desarticuladas, está claro que la guerra “declarada” la perderá de aquí a cuando intente ponerle fin o se vaya de la silla presidencial. Eso sí. Ni siquiera la cantidad de sangre derramada —ya sea por la pugna entre las bandas de criminales, los militares caídos o por los inocentes e incautos que han sido víctimas también— justifica los números que se exhiben, como tampoco es una muestra de triunfo al final del túnel.
Ocurre así, porque la estrategia es fallida. Y sin un plan de largo alcance, no habrá táctica que funcione. Ya lo reconoció ayer mismo el titular de la PGR, Arturo Chávez Chávez, al concluir el foro “Ciudadanía y medios: acción conjunta”, que se llevó a cabo en Veracruz, organizado por la Asociación Nacional de Consejeros de Participación Cívica, de Marcos Fastlich.
“Si las estrategias —dijo el procurador— contra la delincuencia fallan, es necesario pensar en alternativas orgánicas y funcionales que permitan alcanzar resultados, e incluso sería necesario promover cambios legislativos”. Y agregó: “Hoy se enfrenta (el gobierno, claro, porque es su responsabilidad) el reto de renovar el sistema de seguridad y justicia y generar condiciones de paz, certeza, seguridad jurídica, prosperidad y justicia para todos. La inseguridad afecta, indudablemente, la calidad de vida de los ciudadanos, limita el desarrollo, destruye el capital social y significa una carga especialmente onerosa para los que menos tienen”.
Una parte de los retos que tiene enfrente el aparato gubernamental, como la PGR, encargado de proporcionar la seguridad que la sociedad demanda. Así lo admite el procurador: “Es irrenunciable la tarea de las instancias del Estado en la lucha contra el delito”. Pero el gobierno no puede ni debe olvidar su compromiso, razón por la cual está en tiempo para rectificar una estrategia. Al menos por ahora, en voz de la misma PGR, el gobierno admite la posibilidad de la derrota, por “si las estrategias fallan…”.
En el mismo sentido lo señaló el organizador del Congreso, el señor Fastlich. “Encomiamos” las medidas del presidente Calderón, junto con su gabinete, “hemos observado importantes avances y resultados significativos, pero aún son insuficientes”. Porque “en materia de seguridad ningún avance ha sido suficiente, de hecho la seguridad pública es desde hace tiempo una preocupación”.
Fenómeno multifactorial, en su impotencia el gobierno reconoce ahora que es “necesaria e indispensable la participación ciudadana”. “Porque es una de las claves con las que se cuenta para mirar con esperanza el futuro, porque la fuerza de la sociedad organizada es capaz de derribar los obstáculos más difíciles”, admite Chávez Chávez. Pero también se debe reconocer que no necesariamente el gobierno debe esperar que la sociedad civil se someta a los designios del Estado, sino todo lo contrario. Porque eso impulsará una estrategia viable para que la sociedad coadyuve en las tareas.
En otras palabras. La sociedad civil no está sólo para “denunciar”. Con todo y el portal “Somos más, no te dejes”. No. A la sociedad le toca señalar los males que atañen a la inoperancia del Estado, y a sus operadores. Para comenzar, el gobierno debe admitir que con el Ejército no ganará la batalla. Las Fuerzas Armadas son una institución digna del rescate, pero no sirve para combatir el narcotráfico. Calderón no admite eso y se empecina en mantenerlo en las calles.
Es cierto también que, para armar la estrategia de largo plazo, sociedad civil organizada y los medios de comunicación deben convocar los especialistas del tema y a los investigadores de las universidades. Así como a todas aquellas organizaciones dispuestas, para presionar al gobierno y poder legislativo a tomar las medidas pertinentes. Comenzando por la corrupción y las impunidades, ampliamente enraizadas. Porque gran parte del éxito del crimen organizado radica en la infiltración de las estructuras de gobierno, cuando no son los ocupantes de los puestos públicos.
El gobierno tiene que comenzar por limpiar la propia casa. A los medios les corresponde informar con objetividad y claridad sobre los avances. Hay muchos diagnósticos. Muy poca voluntad política de muchos implicados por la red de negocios que implica el tema. Contra eso tienen que competir los aliados naturales: sociedad civil y medios de comunicación. Por eso resulta improbable la colaboración incondicional al Estado. Todo lo contrario.
Mientras tanto, vale el avance del Congreso Nacional que concluyó ayer en Veracruz, con la firma de los 20 puntos de la “Carta Boca del Río”, suscrita entre autoridades federales, estatales, ONG y algunos medios de comunicación.
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*) Sociólogo. Exdirector de El Día.

martes, 10 de noviembre de 2009

El modelo inútil

In-Seguridad
11/noviembre/2009

*Calderón va contra todo lo que estorba
*Engañosa, la propuesta antimonopólica

¿Por qué un gobierno en un país cualquiera sostiene un modelo económico? Porque funciona. Y no se diga de los órdenes político y social. De lo contrario, se abandona o se le hacen los ajustes pertinentes. Eso es entendible en algunos países como Chile, y otros. Por ejemplo: Venezuela, Brasil, España, Argentina, Perú. En los propios Estados Unidos y Europa. En muchos casos no hay cambios de fondo, pero sí ajustes al rumbo. En donde sea que el modelo no funciona, y los gobiernos detectan la inoperancia, los acuerdos son inevitables. Ya sean de rumbo o cambios de fondo.
Cualquier presidente o dirigente de un país se atreve, por el bien de todos—incluidos los empresarios que poseen los recursos para hacer las inversiones pertinentes y crear empleos—, hacer cambios. Menos en México. Es tal la miopía del gobierno en turno, que el poder presidencial sólo se usa para hacer negocios de familia. Es la postura de los gobiernos del Partido Acción Nacional. Así pasó con los herederos de la señora Sahagún, porque el presidente Vicente Fox portó la banda sólo con el traje, más no con la investidura.
Felipe Calderón está empecinado en las reformas que faltan: laboral, fiscal, educativa y ahora agrega, la de telecomunicaciones. Pero las neoliberales, estilo Salinas. Ayer arremetió en contra de los monopolios. Pero solo a conveniencia, y no como se lo plantearía un gobierno interesado en socializar la riqueza nacional acumulada en pocas manos (como por ejemplo, la estatización de las empresas energéticas en Venezuela o Perú, etc.) Porque, como si Calderón no supiera, los países comandados por las inversiones de los capitales se fortalecen al grado que monopolizan alguna rama o sector de la economía. Los monopolios crecen a oligopolios y luego se trasnacionalizan; más en este mundo globalizado.
Pero es claro que Felipe Calderón y sus colaboradores, van sobre los sectores que les interesan. Así ocurre con la energía eléctrica. Atrás de la desaparición de LyFC está la empresa española WL Comunicaciones, que se apropiará del negocio de la fibra óptica, con dos fuertes socios de activismo panista. Las licitaciones de CFE para este fin son un hecho. Con el golpe anticonstitucional orquestado al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el operador Javier Lozano va tras otros sindicatos, para “limpiar” el camino de estorbos. El educativo no les interesa, porque de entrada no tiene qué privatizar, y a la educación no le apuestan. Tampoco golpearán a la dirigente del CNTE, Elba Esther Gordillo. Menos el sindicato de petroleros, porque es igualmente fuerte, e intocable por ahora.
Pero el aviso de Calderón, ayer en el foro “México, Cumbre de Negocios”, que se realizó en San Pedro Garza García, Nuevo León, el municipio más rico de México, como que: “No habrá más competitividad si no hay más competencia en el país. Y en ese sentido, las reformas que debemos emprender son para eliminar barreras de entrada, que generen voluntaria o involuntariamente prácticas monopólicas en los mercados relevantes y que impidan verdaderamente la competitividad y la productividad en la economía”. Llevaba línea para pegarle a quien monopoliza, con el 90 por ciento, el sector “telecomunicaciones”, Carlos Slim.
El propio Slim no lo vio así. Aunque lo dijeron en sus barbas. Porque lo que quiere el gobierno es desbaratar el monopolio de Telmex, para volverlo un sector más “competitivo”. Para poderse meter en el negocio se requiere “eliminar la barreras que generan prácticas monopólicas en ese relevante mercado”. El argumento es que eso traerá la competitividad y elevará la productividad, pero lo cierto es que le quieren quitar a Slim el negocio de las telecomunicaciones. Y no estaría mal, si lo que esconde es todavía peor: acabar con los trabajadores del ramo por la mala, como lo están haciendo con los electricistas del SME.
Por eso el planteamiento de Calderón y su gobierno es tramposo. Van a tratar de hacer extensiva la estrategia aplicada contra el SME a otros sindicatos; el impedimento para golpear, negociar o privatizar las correspondientes empresas. Tan engañosa propuesta, como su pretendido crecimiento de la economía hacia el final del sexenio, como dijo Calderón, “a niveles del 5 por ciento del PIB”. ¿Con qué alcanzará ese crecimiento? Otra tomadura de pelo, como la otra que anunciaba “el fin de la recesión”. Que nadie tomó en serio.
Por eso, en dicho foro no sólo el empresario Slim insistió en que frente al colapso económico “el PIB se va a desplomar”. Agregó: viene el mayor desempleo de los últimos 30 años. La quiebra de muchas empresas de todos tamaños. Cierre de comercios. Y la caída del PIB “va a ser muy fuerte”. “Hay que prepararse para prever y después no estar llorando”. Sin pretender “catastrofismo”, es la verdad. Con todo y que sea un empresario que vea por sus intereses. Como lo criticaron Lozano y otros.
Pero, insistió el empresario: “Hay que fortalecer la economía interna, hacer valer la rectoría del Estado, y la mejor manera de reducir la pobreza no para por la caridad (de Solidaridad), sino por la creación de empleos. No se trata de sacrificar generaciones… No hay buena política económica sino hay desarrollo, distribución del ingreso y empleo”. Lo dijo Slim, y él ve por sus intereses. Cierto, pero es la verdad. Y el gobierno no la ve. O no quiere.
Todavía el empresario Roberto González Barrera, de Gruma y Banorte, fue más explícito: “El sistema mexicano está agotado, y ha producido pocos resultados en los últimos 25 años, con un crecimiento económico muy bajo y poca generación de empleos. El país necesita sostenerse por lo menos 20 años con tasas de crecimiento de entre 5 y 7 por ciento… y las recientes medidas fiscales aprobadas por el Legislativo son transitorias y deben estar sujetas a una revisión”. Porque no lograrán lo mínimo.
En pocas palabras, la exigencia es: un cambio de modelo económico, político y social que el gobierno de Felipe Calderón no hará. Se olvida que los riesgos generan incertidumbre y más in-seguridad. Por eso, desde aquí un llamado: los empresarios, como factor de poder, deberán convocar a un Foro Nacional Incluyente —y no sólo de “negocios”— para consensar propuestas y presionar al gobierno hacia los cambios. ¡Al fin que los políticos dependen de los empresarios para el financiamiento de las campañas!
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*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

Los muros de Berlín y México

In-Seguridad
10/noviembre/2009

*Los muros son realidades del imperio
*De la ignominia, el de México-EU

Siendo todavía candidato a la presidencia de Estados Unidos, Barack Hussein Obama, de visita por Alemania el 24 de julio de 2008, en Berlín lanzó un discurso con la siguiente idea: “Los nuevos peligros que afronta el mundo del siglo XXI son muy diferentes a los de la Guerra Fría, pero no menos exigentes y ante los cuales no cabe la división… Ninguna nación puede vencer esos retos por sí sola. El único camino es derribar muros y tender puentes”.
Estaba lanzándole un guiño a Alemania, el corazón de Europa, pero demostrando al mundo también —como sucede hace muchas décadas—, que el interés de EU sigue siendo conservar aliados para mantener su presencia como imperio avasallador, quien en todas partes se apropia por la fuerza de lo que necesita para reproducirse como tal. Pero como todos los poderosos, pide la solidaridad de los demás, sin comprometerse a repartir los beneficios.
Es el caso del invento llamado “guerra contra el terrorismo”, de George Bush, un títere de los “halcones” miembros de su gabinete, que para la apropiación de los pozos petroleros de Irak y los campos de amapola de Afganistán, movilizaron al ejército más grande del mundo e hicieron la guerra para explotar ambas fuentes en su beneficio. Lo contrario sería que Obama retrocediera en la política heredada para disminuir el número de soldados en Irak y pensar lo mismo en el caso de Afganistán. Pero ni lo uno ni lo otro.
Al contrario, todavía analiza ceder a las presiones internas de enviar los 40 mil soldados que hace todavía dos días le recordó su general George Casey —el jefe de personal del ejército— para reforzar a los 68 mil que ya están en Afganistán. A fin de “aminorar el éxito de los talibanes”; es decir, para no seguir como van: perdiendo esa guerra fratricida. Sólo que los jueces que otorgan los Nobel le dieron a Obama la cachetada con guante blanco al otorgaron el Premio Nobel de la Paz 2009, aún sin merecerlo pero obligándolo a no seguir alimentando la violencia en esos países invadidos por su antecesor republicano.
Es verdad que los retos que enfrenta el mundo en el siglo XXI son muy diferentes a los del siglo XX; sobre todo en la segunda mitad con la llamada Guerra Fría. La confrontación pasada entre los dos grandes bloques de países, cuando el mundo estaba dividido entre socialistas y capitalistas, condujo al peligro de una guerra de exterminio. Más, cuando Estados Unidos dio muestras en Japón de que la división del átomo era posible utilizarse para construir bombas altamente destructivas —Hiroshima y Nagasaki, de triste memoria—, cerrando así la II Guerra Mundial y erigiéndose como el imperio triunfante de esa conflagración.
Recuérdese que gran parte de la reconstrucción de Europa al final de la guerra, se hizo con el apoyo y las inversiones de los capitalistas de EU, ya prestando recursos para levantar de nuevo la infraestructura, ya vendiendo directamente los materiales de uso en las nuevas edificaciones. Adinerados y banqueros gringos amasaron fuertes cantidades por este concepto. Es decir, los EU no sólo ganaron la guerra sino que también se beneficiaron durante la posguerra con el proceso de la reconstrucción.
Con arranque del siglo XXI, EU ha sostenido su guerra contra el terrorismo. Y no obstante tratarse de un fenómeno asociado al proceso de reproducción del sistema de rapiña del capital, que arrebata los recursos naturales de otros países —pésele a quien le pese y muérase quien se muera—, y en este caso sólo para los capitales gringos; todavía se da el lujo de pedir solidaridad, porque “ninguna nación puede por sí sola”.
Como lo expresó Obama ayer en su mensaje a los alemanes con motivo de la celebración del 20 aniversario del derrumbe del Muro de Berlín… “Mantengamos encendida la luz de la libertad en las noches más oscuras de la tiranía”. Y agregó: “El destino del ser humano es lo que nosotros queramos”. O como dijo también la secretaria Hillary Clinton: “No hay muro que no podamos derribar”. Y aseguró: “Hay que trabajar para llevar adelante la democracia y los derechos humanos, y derribar los muros del siglo XXI”.
Discursos de coyuntura, desde luego, porque dicen afuera lo que no aplican en su propia casa. Porque en el interés muy particular del imperio de los EU, geopolítico y geoeconómico, está seguir adelante con la edificación del “muro de la ignominia” de la frontera con México. Fue la “operación guardián” de 1994, lo que dio inicio a la construcción del muro. Y se sigue haciendo pese a las protestas. No obstante que el gobierno mexicano de la última década no ha hecho lo suficiente para detener la ofensa.
Y todavía no hace tanto tiempo, el entonces embajador de EU en México, Tony Garza, dijo que no hay comparación del Muro de Berlín con el que se construye entre estos “vecinos”. Es más, expresó, la crítica del gobierno de México es “excesiva, irresponsable y casi siempre equivocada”. Y agregó: “No hay ningún derecho humano de ingresar a otro país en violación de sus leyes”. Negando la historia y olvidando que no sólo su país como imperio en ciernes se apoderó de amplias zonas territoriales de México, sino que los mexicanos que acuden allende las fronteras son mano de obra noble, trabajadora y eficiente, que por unos cuantos dólares se ponen al servicio de los capitales de su país, ya sea en el campo o en las ciudades. Garantizando con ello enormes ganancias, más que ingresar para “violar sus leyes”.
Pero son los imperios los que ponen las condiciones. Como si al resto de países no les quedara más que acatar sus designios. Por eso, más en el contexto de la celebración de la caída del Muro de Berlín, las palabras de Obama y Hillary, suenan más a farsa.
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*) Sociólogo. Exdirector de El Día.