martes, 10 de noviembre de 2009

El PRI se coludió con el PAN

In-Seguridad
4/noviembre/2009

*Un presupuesto para profundizar la crisis
*Los ricos que no pagan quedaron intocables

Al final de cuentas, en todo este galimatías en que quedó la discusión y aprobación legislativa de la Ley de Ingresos 2010 de los últimos días, el PRI no sólo votó a favor, se inclinó por la propuesta del PAN y del gobierno de Felipe Calderón. Servicial al PAN, el PRI dejó de lado el interés general.
La gente esperaba otra cosa de los priistas. Pero el PRI no supo aprovechar los asientos de mayoría en el Congreso —especialmente de la Cámara de Diputados— para presionar, negociar bien y obligar al gobierno a replantear el rumbo del proyecto de gasto federal para el año 2010.
Sobre todo, cuando el Partido Revolucionario Institucional (dicho sea, así con todas sus letras) tiene la mira puesta en recuperar el poder en el 2012. Y ciertamente, todo apunta para allá. El PRI le va arrebatar la silla presidencial, y relevar (“alternar”) a un Acción Nacional que no ha sabido, no ha querido, o no le ha interesado gobernar bien.
No sólo en defensa de sus propios intereses, sino para que el país avance. Por lo menos, digamos: para que la economía salga del bache en que se encuentra, y la política sirva a la estabilidad y la seguridad. En otras palabras, para lograr el crecimiento y el desarrollo, y para buscar un equilibrio entre los poderes, o ejercer el poder con fines públicos y no meramente privados. No únicamente para conservar o reproducir el privilegio de unos cuantos. De los hombres más ricos de México.
Bueno, siquiera para que los hombres que no pagan impuestos, aunque dicen que sí lo hacen, paguen. Y no únicamente por la tímida mención que hizo Felipe Calderón hace unos días. “Si pagar impuestos es obligado para cualquier ciudadano, en términos de la justicia lo es más, más obligado para quien más tiene y más ha recibido, para las empresas que más ganan. Y si esto es obligado para las empresas que más ganan, es más obligado todavía para las empresas que más ganan y que rara, rara vez pagan impuestos en el país”.
O por las denuncias públicas de Andrés Manuel López Obrador, quien asegura hubo un pacto secreto para que los potentados de esta país no paguen. Y por eso, asegura que corporativos como Telmex de Carlos Slim, Cemex de Lorenzo Zambrano, Bimbo que impulsó Lorenzo Servitje, la trasnacional Coca-Cola, o Maseca de Roberto González, pagan únicamente entre el 1 y el 4 por ciento de impuestos. En tanto que el ciudadano común paga el 30 porcentual.
Bueno, ni siquiera a este tema le entró el PRI. Con todo y que los mismos priistas han sido los que han contribuido a que en México la disparidad de los ingresos, y la sucesiva concentración de la riqueza en pocas manos se profundice. Tarea de los gobiernos priistas del pasado. Más desde los tiempos de Miguel Alemán para acá. Bueno, siquiera porque el mismo Felipe Calderón le puso el tema al PRI sobre la mesa.
En otras palabras, los priistas no supieron presionar al gobierno para lograr un presupuesto de mayores alcances. Se quedó en clavarle el diente a la población. En que los cautivos paguen más, se acentúe la desigualdad, y aumenten la pobreza y la pobreza extrema. En eso se atoró el PRI, a quien le tocaba el papel de ser propositivo y modificar el paquete.
Porque al decir del coordinador del equipo económico del tricolor en el Senado, Francisco Labastida, los priistas votaron (senadores de su partido abandonaron el salón en lugar de sufragar) por el mal menor. “Estamos, justificó, mal ganando una batalla con el propósito de ganar una guerra”. Bajo la promesa de que ese partido impulsará una reforma a fondo de los instrumentos fiscales para arreglar el “mazacote” porque lo que hay ahora no sirve.
Pero con todo y eso de que el esquema impositivo no funciona, no hicieron nada. No son los únicos responsables, pero están cargando con la mayor factura, como el resto de los partidos políticos que resultaron incapaces de presentar una propuesta alterna.
Como refirió el mismo Labastida justificando. Es que el secretario de Hacienda, dijo que “hay una emergencia económica y el gobierno necesita recursos con carácter de urgente”. Y agregó: “No nos gusta el paquete porque no impulsa el empleo, es recesivo, porque impulsa la inflación, o sea no nos gusta. Yo diría que es un Frankestein que llegó, que le hicimos algunos cambios para quitarle lo más nocivo”. Nocivo pero lo apoyaron.
Mala descripción de la posición del PRI. Excelente muestra de ineficiencia partidista por parte de los priistas. Si eso dice Labastida que es economista con muchos años de experiencia en estos temas, además porque él fue operador y funcionario de la hacienda pública. ¿En qué quedan las palabras del contador público, Francisco Rojas, el coordinador de los diputados del PRI en la Cámara? Él asegura que su fracción actuó en defensa de los intereses de la sociedad al corregir (sic) el paquete fiscal “recaudatorio, cortoplacista y recesivo” del Ejecutivo.
Por mentira, entonces, que el PRI privilegiara los intereses de México por encima de los costos políticos. Los carga desde el momento en que no fue capaz de presentar alternativas al proyecto de Calderón. Desde que tomaron la senda más corta y complaciente. Ya no interesan las justificaciones. Hoy se dice que el 16 por ciento de IVA tiene la transitoriedad de un año. O que de 107 millones de mexicanos sólo 9 paguen impuestos; y que entre ellos estén los ricos. El PRI se olvidó de su compromiso con la gente. Le echó tierra a su posibilidad rumbo al 2012. Lo peor: se coludió con los panistas al servicio del poder.


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(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

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