martes, 10 de noviembre de 2009

La complicidad del PRI

IN-SEGURIDAD
16 de octubre de 2009

*Un partido sin rumbo ni liderazgos claros
*Coludido con el gobierno de Calderón y con el PAN

Al parecer no hay proyecto partidista, propuesta de país, ni estrategas en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), para sacarlo adelante en el mediano, en el largo plazo y rumbo a la elección presidencial del 2010. Es decir, no se ven ni un proyecto claro ni un liderazgo definido. Como un barco sin rumbo ni brújula. Así aparece el PRI en estos días.
En otras palabras, está fallando la línea ideológico-política tanto en la dirigencia partidista como en la coordinación desde el poder legislativo, especialmente en la Cámara de Diputados, donde el PRI tiene una bancada de mayoría. Y no porque hagan falta luminarias. Sólo verdaderos líderes y operadores políticos que orienten acerca de las líneas generales de acción a seguir; esto es, definir el posicionamiento que debe tomar el partido en cada problema de la actual coyuntura, para no perderse en conseguir las metas. Esto, si quiere llegar bien posicionado, y sin llevar a cuestas la corresponsabilidad de los desatinos del partido en el poder —el PAN— y del (des)gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Hay cabezas de grupo, eso sí. Pero no están definiendo el rumbo, están desorienta las acciones porque cuando cual jala para sus intereses. Digamos que están los líderes más visibles, como la propia Beatriz Paredes Rangel, desde el partido; Manlio Fabio Beltrones, en la Cámara de Senadores y Emilio Chuayfett Chemor, como coordinador de los diputados priistas del Estado de México. Ni se diga Francisco Rojas Gutiérrez que no está dando el ancho, y no porque se esté moviendo en un bajo perfil.
Pero cada uno trabaja sin coordinación con los demás. Aunque parezca lo contrario. A Paredes le corresponde delinear la postura en lo general, pero no lo hace. Se estancó desde el triunfo de la pasada elección. Siguiendo la máxima aquella que si le va bien al Presidente le va bien a México, Paredes le está haciendo el juego al PAN y a Calderón. Olvida que al presidente no le está yendo nada bien, por tantos desatinos cometidos durante su gestión. Y sumarse a las fallas es, lo menos, convertirse en cómplice por omisión o por comisión.
Los demás, tanto Beltrones como Chuayfett están haciendo trabajo, pero el propio. El primero para erigirse como candidato priista alterno, porque quiere ser el próximo Presidente de la República. El segundo porque le trabaja al mejor posicionado, mediáticamente hablando, para obtener la candidatura de su partido: el gobernador del Edomex, Enrique Peña Nieto.
Y por eso mismo, porque Beatriz Paredes no está haciendo su trabajo de orientar al partido —y de ahí al resto del PRI para operar al unísono—, resulta que cuando aparece Carlos Salinas de Gortari en eventos sociales y reuniones “informales”, hace de las suyas. Porque lo dejan y porque conserva gran parte de sus influencias y el poder que entretejió cuando era presidente. A sabiendas, Salinas hace política a sus anchas, apoya a sus “presidenciables”, como el actual gobernador del Edomex, y otros como Ulises Ruiz, gobernador de Oaxaca y Fidel Herrera, gobernador Veracruz. El activismo del expresidente Salinas, más que ayudar al PRI y a sus “gallos”, los perjudica. Pero él incide porque hay huecos en la política partidista.
No obstante, el PRI se está comportando a la vieja usanza, cuando lo que la gente quiere es un partido distinto, un PRI renovado. Al interior sigue revestido con piel de dinosaurio; hacia afuera es pan con lo mismo. Ni se redefine con proyecto propio, ni propone otro más importante: uno a favor de México. Un proyecto que no tiene el gobierno de Felipe Calderón. Todo lo contrario, el PRI se está comportando como cómplice del PAN, y de Felipe Calderón.
Y está claro porque para la gente el PRI muestra muy poco o nada. Hasta ahora, a lo más negocia posiciones. Avala los proyectos de Felipe Calderón y aparece como subordinando a los proyectos antipopulares del presidente. Ahí está el tema del IVA en alimentos y medicinas, y el tan delicado sabadazo en contra de Luz y Fuerza del Centro y del SME del último fin de semana.
En ambos asuntos el PRI aparece más como coludido que como oposición. En el IVA, ha dicho Francisco Rojas, hay “posturas diferenciadas” porque hay muchas expresiones al interior de la bancada. En el golpe de timón a LyFC, el PRI se negó a apoyar la controversia constitucional, en contra del decreto presidencial de Calderón que desaparece a la compañía y amaga directamente al SME.
Así como el presidente Calderón y su gabinete no le midieron al tamaño del problema derivando de la desaparición de LyFC —las inconformidades por el desabasto en grandes zonas del centro del país apenas comienzan—, tampoco el PRI le está calculando al coletazo que le significará apoyar la medida presidencial. La falta de visión que se deriva de la carencia del proyecto y de su papel en esta coyuntura.
En tanto el PRI no se redefina y actúe como partido opositor, cargará con el estigma Calderón: cómplice de sus errores, que no son pocos. Y para el ciudadano quedará como el otro partido a quien le interesa sólo el poder, al igual que al PAN. No el ciudadano ni el país.
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(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

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