martes, 17 de noviembre de 2009

Internet vs. privatización

INSEGURIDAD
16/noviembre/2009

*Disputa del sector telecomunicaciones
*MVS, LyFC, CFE, Telmex, mismo pastel

Hace unos días, Tim Berners-Lee, el creador de los estándares web conformados por el lenguaje HTTML, el HTTP y el sistema de localización de objetos URL, dijo en México que el futuro del internet está en los móviles. Y el potencial que encierra es muy grande, por la variedad de los servicios que podrán prestarse y utilizarse desde los propios celulares. Ese es un campo abierto no sólo en México, desde luego, sino en el mundo por que la web ha roto muchas barreras tanto al interior como entre los países en esta era de la globalización. De hecho el internet es un instrumento punta de esta nueva era globalizada en la que se mueve el mundo desde mediados de los años 90 del siglo XX.
La circulación de mercancías, la movilidad de grandes fondos e inversiones en las mismas bolsas de valores, de todos los tamaños e importancia, y entre países —como es el caso de los capitales golondrinos—, no se explica en estos últimos años sin la aplicación de la web. El internet ha roto barreras en servicios que antes estaban dispersos en el sector de las comunicaciones. Por ejemplo, y para no ir tan lejos: antes uno era el servicio del correo; otro la señal de imagen por televisión; un servicio más era el de la banda del radio, y otro más el de los enlaces telefónicos. Ni se diga que el uso de la computadora comenzó como un instrumento que sólo desplazaba a la máquina de escribir, en las oficinas primero, en los hogares después. Pero ahora la portátil más avanzada dura tan poco, en cuanto llega la más reciente que aparece como superior en capacidad de memoria (gigabytes) y en velocidad (RAM) —para no entrar en más detalles técnicos— que la supera en unas semanas.
Y en lo que se perfila como lo que sea una nueva fase de crecimiento y desarrollo post crisis (en lo que para Marx sería una nueva fase del desarrollo de las fuerzas productivas) en el mundo, luego que Estados Unidos y el resto del mundo se recuperen de la crisis actual, por muy tarde que temprano que esto suceda, el sector de los servicios seguirá —indudablemente— en auge y como parte de ellos la amplia gama derivada del desarrollo de la web. Y el sector de telecomunicaciones, que comprende la telefonía móvil, será tecnología de punta.
Por el hecho de que en los últimos años el internet ha concentrado una gran variedad de servicios otrora dispersos (como los indicados arriba), es que en países como el nuestro el sector de telecomunicaciones que administran y/o reglamentan la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), está en franca disputa.
Y para el gobierno, una aparte del problema es la excesiva concentración del servicio telefónico y, la otra —que no ve el gobierno como tal favoritismo, pero es igualmente un monopolio—, el servicio de difusión de imagen que concentran dos televisoras que tienen cobertura nacional: Televisa y Tv-Azteca.
¿Por qué problema? Porque Telmex concentra la red de cableado y por lo mismo de cobertura más amplia del país. Se trata del monopolio que maneja el mercado de telecomunicaciones más grande de México. Y así como en estos momentos la Cofetel analiza el mecanismo jurídico para retirar la concesión de la banda 2.5 a MVS, porque se trata de una franja de señal con potencial de desarrollo amplísimo tal y como ha demostrado ya en el mercado francés, se convierte en una concesión en disputa donde otros quieren participar a como dé lugar. Mediante esa banda que ahora tiene concesionada MVS se podrán transmitir todos (o casi) los servicios concentrados de imagen, voz y datos, mejor conocidos como el triple play.
Adivinó usted. Estamos hablando del mismo terreno en disputa en el que el gobierno de Felipe Calderón metió a la empresa de LyFC recientemente, por el cableado que seguramente licitará próximamente, tal y como lo inició ya con la fibra óptica de la CFE. Ni más ni menos.
Pues resulta, entonces, que los arrebatos por el mercado de las telecomunicaciones abarca, así entendido, no sólo el caso LyFC, MVS, también la intentona del gobierno de desarticular el monopolio de Telmex. Por la simple y sencilla razón de que el tamaño del negocio millonarísimo, en un futuro que está aquí. Y son muchos los empresarios panistas, allegados al gobierno y de origen español, que están ávidos. Por eso las disputas en el sector.
Pero con Telmex —la joya de la corona de Carlos Slim, empresa que por lo demás representa lo que en el lenguaje del gobierno es la “columna vertebral” de las telecomunicaciones, la súper carretera de la información, o el “backroll”, que mide más de 80 mil kilómetros con amplia cobertura—, el gobierno tiene un problema que no sabe cómo destrabar.
El primer inconveniente que tiene el gobierno de Calderón con Slim sobre Telmex, es: se trata de una empresa que el propio gobierno vendió (privatizó en 1993, y el encargado del proceso fue Carlos Salinas). Y, o bien Slim tuvo la visión de adquirir la empresa, o mal resulta que Salinas no tuvo la mira de fraccionarla para no entregar todo el pastel de un solo tajo.
Cierto que Telmex es un monopolio, y que fija las tarifas telefónicas sin competencia alguna. Pero, así como en los últimos años otras compañías han intentado prestar el servicio telefónico, y no han logrado arrancar un céntimo del control a Slim, tampoco saben cómo, utilizando el cableado de Telmex, ganar sin invertir.
Pero, de entrada, el gobierno de Calderón no le ha otorgado el permiso para el triple play, lo que se entiende como un favoritismo a las televisoras. Destrabar a Telmex no será fácil. Pero el problema es de los que vendieron y no de quien compró. A ver cómo el gobierno —para destrabar el asunto— logra resarcir errores antiguos. No para obtener parte del pastel a la mala, sino a beneficio del usuario que tiene con el internet una herramienta del presente que ya llegó.
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(*) Sociólogo. Exdirector de El Día.

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