martes, 10 de noviembre de 2009

¿"Cuál proyecto"?

In-Seguridad
20/octubre/2009

*El país carece de rumbo, ¿y el presidente?
*Ni propuesta económica, política o social

El último día que ejercí la dirección del periódico El Día, el 25 de septiembre, publiqué la siguiente reflexión a modo de editorial. La traigo a colación porque mañana quiero escribir del por qué le he llamado a esta espacio “In-seguridad”, y no de otra manera, como su antítesis, por ejemplo. Aparte que me sirve para ajustar cuentas con mi pasado en un diario que hoy zozobra como barco en la tormenta: entre el hundimiento y la muerte, por el desinterés de los nuevos dueños.
“No hay proyecto de país en Méxi¬co. El actual Presidente de la República, Felipe Calderón Hi¬nojosa, no lo tiene. Y por lo tan¬to, no está claro el rumbo. Hacia dónde se conduce al país, no se sabe. O más bien sí, pero no hacia la recuperación o el crecimiento, la estabilidad o la democracia plena. Porque el presidencialismo trasnocha¬do sigue en pie. No hay propuesta para resol¬ver los problemas más ingentes, como el de la inseguridad, el empleo y tantos más. La estabilidad social está amenazada, hay crisis de descomposición en este terreno.
“La propuesta económica no está clara. Y por lo tanto, la direccionalidad en el terreno de la política tampoco. Bueno, por ejemplo, el tema de la Reforma del Estado quedó en el papel. Ya ni se menciona. Tanto se discute desde el sexenio de Carlos Salinas para acá, que está más que claro el diagnóstico de los problemas y las posibles soluciones también. Pero ni el propio Salinas, Ernesto Zedillo y mucho menos Vicente Fox. El actual Calde¬rón no sabe qué, ni por dónde. No tiene com¬promiso, o no le interesa.
“En la base está el posible acuerdo que sos¬tendría todo el entramado, pero que no se busca por ningún lado. No se propone como se debe: desde alguno de los poderes. Esa suerte de concilio de los políticos. Especie de Pacto de la Moncloa, como el que sacó a Es¬paña del atolladero y el atraso al que lo llevó la dictadura de Francisco Franco. Pero con el consenso de todos los actores políticos, de los líderes de todos los sectores; de los pode¬res desde el titular del Ejecutivo para abajo.
“A lo más, se arguye, a México le hacen fal¬ta las reformas estructurales pendientes. Pero por reformas estructurales se entienden las reformas neoliberales; las de la privatización de empresas. Del achicamiento del Estado.
Y entre los pendientes están la llamada re¬forma laboral, la reforma política de fondo y la reforma energética (porque no es única¬mente la que se presentó recién para Pemex).
“Pero ni se mencionan otras como la refor¬ma al sistema de seguridad social, o al sis¬tema de procuración de la justicia. Si con el PRI no se logró un avance durante los últi¬mos dos sexenios —de Salinas y Zedillo—, mucho menos cuando llegó el Partido Acción Nacional. Pareciera que el PAN llegó a apropiarse de todo lo que no pudo antes, en tanto fungió como oposición. El caso de Vicente Fox y Marta Sahagún que se llevaron todo lo que pudieron. Al menos no se aclara to¬davía a dónde fue a parar el fondo petrolero, porque lo hubo durante la Jauja de precios elevados en el mercado energético.
“A Felipe Calderón no le hace ni cosquillas todo el desastre que está causando en el país con su guerra contra el crimen. El ambiente de desgobierno pulula en el país desde que asumió el poder. Para comenzar ejerce un presidencia¬lismo en desarticulación. Ni es el presidente de hace poco más de una década, pero ni es el presidencialismo con nueva cara. Más que re¬acomodarse o redefinirse, lo ha desvirtuado. El poder se ha desgranado de algún modo.
“Y en eso de la política no existen los hue¬cos porque tan pronto aparecen son cubiertos por otros actores. Y lo que el presidencia¬lismo desde Fox a Calderón ha perdido, lo han ganado otros actores, como sucede con el Poder Legislativo, los gobernadores y los poderes fácticos (piénsese en algunos sindi¬catos, etc.)
“Lo más grave sería que una parte del poder se haya filtrado hacia afuera. Que una fran¬ja de la toma de decisiones se haya vuelto hacia los poderes del crimen organizado o del narcotráfico. Porque hay lugares, como la narcolista que se dio a conocer ayer en Nuevo León, donde funcionarios de muchos “vuelos” han estado en las nóminas de los narcotraficantes.
“En fin, que el reto de todos los actores políticos no es menor. Para salir de la cri¬sis sistémica, es urgente replantearse, pues, el modelo de país. En todos los terrenos: en económico, el político, el de justicia, el de salud, el de seguridad social, el de cultura, el educativo, etcétera.
“Le corresponde tomar la decisión al presi¬dente en turno. Pero no lo asume. Al menos en tanto se vive un presidencialismo trasno¬chado. O al poder legislativo, pero con los consensos máximos. Si no, no se avanza. Mu¬cho menos si se excluyen actores importan¬tes como a la propia sociedad organizada. El cambio de rumbo no vendrá de afuera. No hay dialéctica que se desarrolla con factores exter¬nos. Ni en un organismo cualquiera, como lo definió Hegel, ni en una sociedad cualquiera.
“Es tarea de los actores. Hasta de los me¬dios, el rescatar al país de la descomposición. De lo contrario se nos saldrá de las manos, y entonces sí habrá argumentos para hablar de un Estado fallido en todo el sentido de la palabra. De todos depende que eso no suce¬da. Incluso a pesar del Presidente en turno. Construir a México es tarea de todos. Un llamado para el Congreso de la Unión a no perderse en minucias o en intereses de parti¬do. Esa división ha contribuido al desorden. Divide y vencerás es un eslogan útil al poder que quiere cambiar para que todo siga igual. El caso es que Calderón no da color y el país va de mal en peor.” Hasta aquí la reflexión.
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(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

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