miércoles, 2 de diciembre de 2009

A tres años de gobierno

INSEGURIDAD
30/noviembre/2009

*Calderón, ya tu tiempo que se acabó
*Compromiso, pese a la adversidad

Tiempo de balances. A tres años del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, cumplidos mañana, los festejos no podían faltar. Lo celebra el presidente con el gabinete legal y ampliado (y todos los amigos invitados del Estado), no con resultados —porque no los tiene— sino con un video como otra expresión más de las tantas a las que tiene acostumbrados a los mexicanos, porque cree que las cosas se resuelven con discursos desde la televisión.
Dijo Calderón ayer por la mañana en Palacio Nacional: “Estoy cumpliendo apenas tres años, y tengo toda la voluntad y el empeño y no pienso pasar, así como un Presidente más”. Antes de eso refirió los logros en materia de inseguridad. Los planteó como una acción que fortalece al Estado y debilita a los enemigos. “Libera a la sociedad”. Acota al crimen organizado y a los narcotraficantes. Porque la lucha contra la delincuencia seguirá los mismos pasos de ahora; con el Ejército en la calles.
No pregunta por los resultados del flagelo, los cuestiona. Como hicieron los gobernadores, todos, durante la pasada reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, con los datos del reporte delictivo que presentó el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, AC. Así, sólo el mismo gobierno se la cree, que la estrategia es la adecuada, para darle la seguridad que la sociedad demanda. Pero que el gobierno no atina corregir y los hombres padecen en las calles.
Calderón olvida que los problemas de un país no se resuelven con buenas intenciones: “con toda la voluntad y el empeño”. Que no bastan las declaraciones más que las acciones adecuadas, consensuadas dentro de un proyecto de nación. Un rumbo de país que ni el PAN, ni Vicente Fox ni el propio Calderón han sabido construir. Y en tres años no lo harán, porque su tiempo ya pasó. A la vuelta de dos sexenios de conservar el poder, no han mostrado resultados. Ni lo mínimo esperado por la sociedad. Porque promesas van y vienen, pero avances no los hay.
La propuesta es endeble porque, con todo y que el anuncio presidencial vaya en el sentido de “una reforma a la estructura política del país que vaya más allá de la fiscal”, para resolver las cosas de lo que se trata no es de pequeñas reformas sino de grandes cambios en el sentido de una auténtica Refundación Republicana. Pero eso no se logra sin el consenso nacional. Incluyente y necesario; donde todos los sectores de la sociedad sean escuchados. Se cuente con el apoyo de toda organización política, y no sólo partidista.
Un proyecto de nación, con todas las voces y propuestas. Una suerte de Pacto Nacional para redefinir todo lo caduco y disfuncional. Aún a costa del trastrocamiento de intereses de aquellos sectores que se sienten intocables. Con todo y que a los hombres poderosos de este país no les convenga lo que se deba hacer. Pero se tenga que emprender incluso por su bien. Tan sólo véase los ejemplos de Brasil y Chile, para no ir muy lejos. Para no ser tan radicales como Hugo Chávez, en Venezuela. Un gobierno que por algo tiene sus ventajas. Chávez muestra logros para beneficio de la gente; no de gratis mantiene el apoyo popular. No en vano está alentando propuestas, junto a otros gobiernos, para coadyuvar a resolver el atraso milenario de muchos pueblos de la América Latina. Para eso cuenta con el petróleo que la da la proyección de tipo internacional requerida. No todo anda tan mal en Venezuela, aunque la reacción local y la derecha estadounidense pronuncien lo contrario.
Pero tampoco se trata de copiar modelos, sino de crearse el propio. Con fines y medios propios. Lograr consensos al estilo español. Un modelo que no únicamente restauró la democracia después de las largas horas de la noche del franquismo, sino que rescató a la economía del ostracismo, de las bajas tasas al crecimiento. Un consenso que proyectó hacia el futuro a España, de modo que replanteó al país en el escenario europeo, como también (para mal, por cierto; una especie de reconquista, pero ahora de los mercados) latinoamericano. Pero también salió con un proyecto propio. Y ejemplos otros hay, como los países asiáticos, China e India.
Con todo y se trastoquen los intereses de todos quienes tienen las manos metidas vía los poderes fácticos. Pero para cambiar de fondo se debe modificar lo necesario para el avance democrático; incluso a los mismos partidos, porque los esquemas de representatividad ya no funcionan. Los ciudadanos han perdido el encanto. Hoy rechazan la partidocracia.
Replantear, desde luego, los lineamientos del modelo de desarrollo: la política económica y las estructuras mismas del gobierno, como el funcionamiento de todas las dependencias. Redefinir el papel del Banxico para que se convierta en promotor del desarrollo y no sólo en guardián de la inflación. Reglas para el sistema financiero. Replantearse las políticas al campo y la política social. Lejos de eso que Felipe Calderón llama su decálogo que presentó el pasado 2 de septiembre y ayer propuso retomar.
En fin. El país demanda una redefinición que ni el presidente ni el PAN saben cómo elaborar. Aparte, que no tienen otra visión que conservar el poder dentro de tres años. Olvidan que el 2012 es una elección perdida para el PAN, desde la intermedia el 6 de julio 2009, cuando el PRI le arrebató las mayorías en el Congreso. Pero si Calderón no quiere pasar “como un Presidente más”, bien puede intentar sentar las bases del cambio para la refundación de la nación. Para eso sí le quedaría tiempo. Los mexicanos se lo agradecerán. A ver si lo aprovecha, con las ventajas que da el control presidencial. Que sirvan de algo los balances.


Correo: sgb33@hotmail.com, blog: http://lavidaespoesa.blogspot.com.
(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

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