domingo, 6 de diciembre de 2009

Tropas en Afganistán

INSEGURIDAD
07/diciembre/2009

*Apoyo de muerte al Pentágono
*La guerra perdida de Obama

Estados Unidos sigue en pie de guerra. El nuevo y flamante presidente de los EU, Barack Hussein Obama, ha retomado la batuta del desastre siguiendo los pasos de su antecesor, George W. Bush, porque ha reculado a su promesa de campaña de que retiraría a su país de la guerra en Asia, cediendo al envío de 30 mil soldados más para reforzar la plaza en Afganistán y a la presión de la derecha de su país.
Eso sí, nadie en EU —ni siquiera los generales del frente de guerra—, supone siquiera en dónde se encuentra Osama Bin Laden, el terrorista y enemigo público (el exsocio de los Bush en varios negocios) número uno acusado de la catastrófica destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, y el oscuro pretexto para movilizar al ejército más poderoso del mundo por aquellas tierras persiguiendo células talibanes.
Así lo ha reconocido el titular de Defensa, Robert Gates, que no disponen desde hace años de información fidedigna de los servicios de inteligencia sobre el paradero del líder de Al Qaeda. “No sabemos dónde está Osama Bin Laden. Si lo supiéramos, lo habríamos capturado”. “Han pasado años”, de eso. Se dice, incluso, que tal vez el número de talibanes no pasa de entre 200 y 500 hombres escondidos en Paquistán (¿pretexto?), y otros cuantos dispersos en el planeta, de Yemen a Argelia pasando por Somalia.
Claro. Nadie sabe en dónde anda Bin Laden, pero sí saben en dónde —países y yacimientos— se encuentra el petróleo y el negocio de la droga en Afganistán (habría que preguntarle al hermano del títere y presidente afgano Hamid Karzai, Ahmed Wali, sospechoso de estar en el negocio ilegal del tráfico del opio y que recibe apoyo y dinero de la CIA, según revelaciones de The New York Times).
Es el interés de fondo, porque los propios estadounidenses saben que la dichosa guerra en ese país es un asunto perdido. Pese, eso sí, al elevado costo en vidas para los soldados y las familias de quienes están en el frente de batalla. Una guerra, desde luego, sin otro sentido que las reservas energéticas estratégicas, pero que no comprenden las familias de los más de 800 muertos, caídos desde hace ocho años. Pero justifica, eso sí, el aval de la mayoría de los países “amigos” de los EU que, vía la OTAN, han respondido también al llamado de Obama de solidarizarse aportando más elementos para la desdichada guerra.
Bastó el llamado del general Stanley McChrystal, comandante en Afganistán y del secretario de defensa, Robert Gates, para que los republicanos conservadores y algunos demócratas, se movilizaran y presionaran a Obama para encontrar una respuesta inmediata a la petición de enviar no 30 sino 40 mil soldados a Afganistán. Ante esto, en su discurso del martes pasado en la academia de West Point, el presidente Obama argumentó a favor para defender “el interés nacional” y “la seguridad”, pero bajo dos variables —y presuntas— condicionantes: 1) La relación con Pakistán, y 2) el retiro de las tropas del Pentágono en el verano del 2011.
Ambas promesas resultan falaces. Bueno, la segunda falsa y la primera peligrosa. Por un lado, nadie cree que en el 2011 haya condiciones para retirar al Ejército de Afganistán. Porque de acuerdo con su estrategia se tiene que ceder paulatinamente el poder al gobierno local, y para eso es muy poco tiempo el año y medio restante. “Todo el mundo entiende que la escalada militar contra los talibanes y demás insurgentes en Afganistán no tendrá éxito al menos que vaya acompañada de una eficaz estrategia destinada a lograr el apoyo de la sociedad. Esto requiere, entre otras cosas, proteger mejor a la población civil, aumentar el empleo y disminuir la corrupción. Nada de esto es fácil”, como ha escrito en Los Ángeles Times, el articulista Moisés Naím.
Como también la inconveniencia de abrir el frente de Paquistán, porque este país sí cuenta con la bomba atómica. Lo que resultó una burla al mundo al hacer creer que se justificaba la invasión de Irak porque había arsenales de “armas de destrucción masiva” en manos de Saddam Husein. Cuando Obama citó a Paquistán en su discurso de West Point, en el sentido de que Al Qaeda se apodere del arma nuclear paquistaní, el anglófono The News protestó en su editorial: “Es como echar sal en las heridas. Porque la referencia al poder nuclear de Pakistán no era en absoluto necesario”.
Obama se entrampó solito. De por sí el conflicto está más que complicado. En vidas y en pérdidas para su país, pues se trata de una guerra que ha costado al menos 227,000 millones de dólares “tratando de estabilizar a ese país”. Incluso ya se habla de la similitudes entre la guerra de Afganistán y la de Vietnam. Aunque les duele reconocer. Es decir, que EU perderá la guerra en Afganistán, pese a todo el arsenal con que cuenta el ejército más poderoso de mundo. Como perdió igual la del Golfo Pérsico y la segunda invasión de Irak. La de Corea y la primera del Golfo fueron empates políticos. Es decir, hoy por hoy está más claro que nunca que no hay imperios por muy grandes que sean que resulten invencibles.
Y EU, y el Pentágono, y los estrategas del Pentágono, y los soldados del frente, y los aliados de la OTAN van al desfiladero, encaminados por el propio presidente Barak Obama que ha cedido a las presiones de los halcones de Washington para enviar más soldados a Afganistán, y para encender la peligrosa llama en contra de Paquistán. Por eso Obama está en pie de guerra, pero entrampado. En una guerra que se encamina a la derrota, con todo y el apoyo de los aliados de la OTAN que han garantizado el apoyo de unos 5 mil soldados. Salvo algunas excepciones, porque países como Francia se han negado al apoyo.
Si Obama ha medio ganado la lucha a favor de la asistencia social en el Congreso, no ocurrirá lo mismo con una guerra que, aparte, le resta cuantiosos recursos para sacar a la economía de EU de la debacle. Menos cuando, según encuesta reciente, hasta un 40 por ciento de estadounidenses opina que debe reducir tropas en Afganistán y solo 32 apoya el envío. Avanza mal el premio Nobel de la Paz, 2009.


Correo: sgb33@hotmail.com, blog: http://lavidaespoesa.blogspot.com.
(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

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