jueves, 10 de diciembre de 2009

Ciudad Juárez, la inseguridad

INSEGURIDAD
10/diciembre/2009

*La ciudad más violenta del mundo
*Calderón debe revisar la estrategia

La violencia generalizada que hace acto de presencia de manera cotidiana, la impunidad en la que incurren las autoridades al no dar puntual seguimiento e investigar las demandas por los asesinatos cometidos y —corolario de obligar a las Fuerzas Armadas a emprender acciones policiacas—, las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Ejército y las policías federales y locales, instancias encargadas todas de combatir al narcotráfico y al crimen organizado en esa región fronteriza, conforman un coctel tan altamente explosivo que hace de Ciudad Juárez la ciudad más violenta no sólo del país sino del mundo, después de Caracas y Nueva Orleans.
Desde los crímenes cometidos en contra de las mujeres en esa ciudad, un problema que ha dado la vuelta al mundo, conocido como “las muertas de Juárez”, quedó en claro que o bien las autoridades no supieron enfrentar el problema para encontrarle una solución pronta e impedir que se generalizara y extendiera en el tiempo, o bien había involucramiento de algunos mandos regionales o locales en el problema que no acaba de esclarecerse a fondo. Ni se han encarcelado a todos los culpables —porque seguramente hay chivos expiatorios en el caso—, ni se han seguido todas las líneas de investigación posibles hasta sus últimas consecuencias (el actual procurador general de la República, Arturo Chávez Chávez, tiene parte de esa responsabilidad como exprocurador General de Justicia del Estado de Chihuahua). Entre ellas, la del tráfico de órganos, que va de la mano de la trata de blancas y/o la comercialización de pornografía por parte del crimen organizado. Entre otras posibles causas, incluso aquellas ligadas a la propia operación de las bandas de narcotraficantes. Violencia, corrupción e impunidad que se juntan en los feminicidios de Juárez.
Y a juzgar porque la ola de violencia va en aumento en la entidad, por el muy lamentable número de muertes, y ahora por las acusaciones que le echa en cara al propio Ejército organismos como Amnistía Internacional (AI) —que por lo demás presenta un informe con datos reales—, por las violaciones a los derechos humanos, no sobra decir que el único balance posible a la fecha, de la Operación Conjunta Chihuahua que entró en vigor en marzo de 2008, es no haber rendido los frutos esperados. Al contrario, ha ganado un mayor desprestigio la llamada guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado (de la cual forma parte aquel operativo) que apresuró el presidente Felipe Calderón por todo el país, apoyado y utilizando a las Fuerzas Armadas para dicho fin.
El 26 de agosto de 2009, la organización civil mexicana, Consejo Ciudadano para la Seguridad pública y la Justicia Penal, AC, presentó un informe donde señalaba que Ciudad Juárez aparece como la más violenta del mundo con 130 por cada 100 mil habitantes, seguida de Caracas con 96 y Nueva Orleans en tercer lugar con 95 crímenes. Es decir, que tan sólo entre el 1 de enero y el 21 de agosto del presente año, “se habían cometido en la localidad 2,293 homicidios”, sobre una base de 1.4 millones de habitantes. De ellos, 1,362 habían sido homicidios dolosos, cometidos en esta ciudad, escenario de la pugna entre los cárteles de Sinaloa y Juárez por el control de la ruta del flujo de droga hacia los Estados Unidos, más la disputa por la venta al menudeo en dicho mercado.
Ya para 2008, el diario El Mundo de España (febrero de 2009), señalaba también las siguientes cifras: 1,600 personas asesinadas en Ciudad Juárez, lo que la convierte en la localidad fronteriza con EU más violenta de todo el país. Pero si el rating es nuevo, la violencia no. Porque a los largo de los últimos 15 años, son cientos las mujeres y niñas las que han padecido el secuestro; además, han sido violadas, torturadas, mutiladas y asesinadas en esa ciudad, muchas de ellas arrojadas en lugares desérticos o en terrenos baldíos de la misma ciudad.
Los habitantes de Ciudad Juárez viven en el terror. Porque a la violencia contra las mujeres se suman los secuestros, las amenazas cumplidas contra empresarios que se niegan a “comprar la protección” de las mismas bandas. Aparte la falta de resultados, la impunidad que hace acto de presencia porque no se persiguen los delitos y las violaciones cometidas por las propias policías encargadas de brindar seguridad. O, bajo el pretexto mismo del combate a los criminales, como se da en el caso del Ejército, se cometen todo tipo de violaciones a los derechos humanos.
Así lo ha dado a conocer AI. Pero no solamente dicho organismo internacional. También la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en voz del visitador Gustavo de la Rosa Hickerson, participante de la marcha Solución para Juárez de hace dos días. Con datos que molestan al gobierno de Calderón y al propio titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont, porque inciden en la corresponsabilidad del gobierno. Sobre todo los señalamientos de AI, que hace hincapié en la desaparición forzada, la tortura y el asesinato que involucra tanto a policías federales como a miembros del Ejército. Situación que reconoce el nuevo titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Raúl Plasencia.
“La situación sigue siendo extremadamente grave, y para ser realistas no veo signos de buena voluntad por parte de las autoridades militares ni de los gobiernos federal y del estado”, apuntó Hickerson. A este y otros señalamientos responde Calderón con un arrebato: “Desoír aquellas voces que ingenuamente pretenden que el Estado se retire de la lucha contra el crimen, como si esos problemas se solucionaran por arte de magia”. Solo que nadie ha dicho que tal cosa ocurra. Menos el Estado porque, el Estado somos todos. Tal vez Calderón se refiera al gobierno. Eso sí. Pero ante su fallida estrategia contra el crimen organizado, no atina siquiera a revisarla, como tampoco asumir la corresponsabilidad por el uso del Ejército.


Correo: sgb33@hotmail.com, blog: http://lavidaespoesa.blogspot.com.
(*) Sociólogo. Exdirector del periódico El Día.

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