lunes, 4 de enero de 2010

Un 2010 devastador

INSEGURIDAD
5/enero/2010

*En vigor, los incrementos de precios
*Castigo para la población, más pobreza

Más que recuperación, mayor deterioro social es lo que nos espera para este 2010. Con el aumento en los índices de pobreza entre la población. El alza de productos y servicios resulta muy costoso, comparado con la burla que representa el aumento pírrico a los salarios. Y de la mano, arreciarán la descomposición, la violencia y la inseguridad. Amén que continuará la estela de muerte que trae consigo la desatinada y errática lucha contra el crimen organizado del actual gobierno panista de Felipe Calderón por todo el país. La muerte de un capo, así sea la de “El jefe de jefes”, no basta porque la falsa esterategia antinarco deja intactas las estructuras financieras de los carteles. Porque las balas no bastan. Y porque las pugnas por el control de las plazas seguirán tiñendo de rojo, protagonizadas por los narcotraficantes en todo el país.
No hay políticas adecuadas para la reactivación de la economía. El gobierno de Calderón no las tiene. No las hará sobre las rodillas a estas alturas. Más allá de las promesas de los hombres del gabinete, de que 2010 será mejor porque ya es tiempo de la recuperación. Como los buenos deseos de un año mejor, que resultan pura guasa. A lo más, eso sí, la economía mexicana será enmarcada por los datos. Desde las bitácoras de los tecnócratas se hará hasta lo imposible para demostrar que el crecimiento económico llegó, porque la estabilidad macroeconómica está muy enraizada en el país gracias a las medidas previsoras de los gobiernos anteriores. Así, Salinas le agradeció a De la Madrid, Zedillo a Salinas, Fox a Zedillo y Calderón a Fox la presunta estabilidad. Pero no se olvida recalcar que han sido los tecnócratas del continuismo neoliberal, aquellos que se han enquistado en dependencias como la secretarías de Economía, de Hacienda o el Banco de México —entre otras— los que han operado el desastre cada vez.
Es la política de los Chicago boys, la que ha llevado al traste a la economía mexicana desde 1983 a la fecha. Con tasas de crecimiento del 0.1 por ciento en promedio (considerando a todos incluso los migrantes, porque siguen siendo mexicanos. La tasa media del crecimiento del PIB 1983-2009, es de 2.1 por ciento, pero el PIB per cápita ha sido del 0.4 porcentual anual sin considerar a los migrantes), muy por debajo del resto de las economías de Latinoamérica y con un impacto fuerte sobre los niveles de vida de la población por la elevada pobreza generada. Muy por debajo de otros países que poseen menores oportunidades por la carencia de recursos, como el petróleo en el caso de México. Por eso las críticas desde afuera al gobierno mexicano por las nulas medidas anticíclicas.
Así, con la entrada en vigor durante los primeros días del año, de los aumentos impositivos decretados por el Congreso de la Unión en la Ley de Ingresos 2010 vigentes a nivel nacional, de la mano de otros incrementos en el costo por la prestación de servicios que otorga el gobierno a la población y de los mayores cobros que hará el gobierno del Distrito Federal, el impacto en los bolsillos de todos será contundente. En 2010 habrá más de lo mismo. Exprimir el bolsillo de los mexicanos en aras del control de la inflación y de la estabildad de ensueño gubenamental.
Muy aparte del costo que represente para la población el alza derivada de los precios de aquellos bienes y servicios que resulten afectados, tan sólo —según cálculos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados— por la combinación de los nuevos impuestos avalados por el Congreso en IVA del 15 a 16 por ciento, ISR del 28 al 30 por ciento, IEPS en cerveza, bebidas alcohólicas, tabacos labrados, y 3 por ciento algunos servicios de telecomunicaciones, un hogar tendrá que pagar 72.5 pesos más al mes por dicho concepto. El cálculo para “esa cantidad es la que tendrá que destinar en promedio una familia con un ingreso per cápita al mes de 3,511 pesos, de los cuales 32.7 pesos irán al IVA, 9 pesos al IEPS y 30.9 para el ISR”.
Eso, sin considerar los demás ajustes en los precios de las gasolinas y el diesel, del gas LP, del incremento en las tarifas eléctricas del 3.5 porcentual anunciado por la CFE y diferido en un año. Aparte del aumento al precio de la tortilla a nivel nacional, del alza a las tarifas en las autopistas de cuota según Capufe, y del 50 por ciento del costo del viaje en Metro en el caso del DF, sin olvidar el costo mayor en la prestación de otros servicios como el abasto de agua en la ciudad de México. Más lo que falta todavía.
Eso sí, ni el gobierno federal ni el gobierno del DF tienen medidas adecuadas para contrarrestar la crisis ni los incrementos de precios. Lo que habla mal tanto de Felipe Calderón y el gabinete económico, tanto como del jefe de gobierno Marcelo Ebrard y sus asistentes en otros cargos. Ni se diga de elevar la inversión pública, de generar empleos, aumentar los salarios. Eso sí, el gasto corriente se mantiene intocable; es decir, el gasto en el pago de los altos funcionarios que gozan de elevados sueldos. El castigo, en cambio, para la gente común y corriente.
Según algunas expectativas, el crecimiento de la economía durante este 2010 podría alcanzar el 2.98 por ciento, para dejar atrás la etapa recesiva. Ello implicará la recuperación del empleo formal para unas 241 mil personas, no obstante el deterioro alcanzado a la fecha. Con todo y los tres millones de personas que demandaron ocupación durante 2009, y el empleo informal que creció en un millón de personas según los datos de INEGI.
El deterioro continuará vigente, en tanto sigan en pie los dogmas del Consenso de Washington que impiden el despegue de la economía, a cambio del elevado costo de mantener bajo control variables económicas como la inflación, a costa del bajísimo salario de la población. Un 2010 que será devastador.

Contacto: sgb33@hotmail.com

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