lunes, 11 de enero de 2010

Fiscalizar gastos del gobierno

INSEGURIDAD
10/enero/2010

*Calderón no respetó el acuerdo: Beltrones
*El alza generalizada es empobrecedora

Hay que tomarle la palabra al Presidente Felipe Calderón, cuando plantea que “basta de opacidad y derroche de recursos”, porque dijo que la ciudadanía no merece simulaciones o regateos, sino que demanda transparencia en el manejo y destino del gasto. Y efectivamente así es. Porque, como el señalamiento que se escucha recién: “No se vale gobierno rico con pueblo pobre”. Sobre todo por las protestas generalizadas luego de la serie de alzas de impuestos avaladas desde el Congreso (por la Ley de Ingresos 2010), y el abuso en el aumento a bienes y servicios, como energía y combustibles, determinado unilateralmente por el gobierno.
Ese es el origen, no con todo aire de razón, del pleito mediático reciente escenificado por el senador priista Manlio Fabio Beltrones, en contra del gobierno de Calderón y del gabinete económico, porque no se respetó el acuerdo firmado con las fuerzas políticas, “porque las alzas a gasolinas no tenían que entrar en vigor en enero sino hasta por mayo o junio”. No sin antes la sociedad asimilara el golpe de la cuesta de enero.
Pero con todo y que el señalamiento del Ejecutivo tenía destinatarios; para “los gobiernos municipales, estatales y federales” en general. Está claro que se lanzó en contra de aquellas autoridades surgidas desde otros partidos, especialmente del PRI. No lo dijo con todas sus letras. Pero a los panistas les costó cara la mala negociación desde el Congreso, porque los priistas impusieron mayoría cuando se discutió el tema del Presupuesto 2010. Recuérdese el desfile de gobernadores —sobre todo aunque también hubo funcionarios de otras dependencias— peleando cada quién por los recursos de sus entidades respectivas.
Y la mayoría de ellos, priistas como el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, fue quien más llevó fondos a su causa, pero todos ganaron su rebanada del pastel. Pero si bien puede aludirse que el reparto no sería equitativo, conforme con las necesidades de las entidades, ese fue un problema que los panistas no supieron —o no pudieron— negociar, o presionar lo suficiente frente a los priistas que resultaron ganadores.
Solo que ahora no se trata de comentar o discutir, a toro pasado, este asunto de los fondos federales. El tema es en qué se gasta, dónde y cómo se invierten los recursos, con el escrutinio respectivo. Por eso la demanda ciudadana del rendimiento de cuentas, aún contra la dichosa “opacidad” que refiere Calderón. Pero en realidad es como arremeter contra el otro aún en defensa propia, tratando de ocultar el tamaño del problema de su gobierno.
Así, el propio Calderón reconoce que una buena parte de la insatisfacción ciudadana con la democracia se origina en que no hay una forma efectiva de manifestar su aprobación hacia los gobiernos ineficaces u opacos. Es verdad. Y agregó, como escupiendo al cielo: “Cada peso que recibe el gobierno debe ser monitoreado hasta su gasto de manera plena, puntual y escrupulosa”. Pero como dice el dicho, “el juez por su casa empieza”. Por eso propongo tomarle la palabra al presidente Calderón, por la sugerencia —importantísima— de que se tiene que auditar la cuenta pública de los gobiernos, incluyendo por supuesto, la del gobierno federal.
Es verdad, como lo denunció recientemente el diario El Universal, que los estados incumplen las disposiciones constitucionales en materia de transparencia y acceso a la información. Hay una nube de argucias para no clarificar los fondos federales, públicos, que se destinan cada año como presupuesto para resolver los problemas y necesidades de los gobernados en los niveles elementales del municipio y luego de los estados. Cierto.
Pero como también lo sugirió el titular de la OCDE en turno, el mexicano José Ángel Gurría, en Los Pinos hace poco, con motivo de la presentación del estudio “El proceso presupuestario en México” elaborado por el organismo. Para que estados y municipios homologuen con el gobierno federal “las medidas de rendición de cuentas, de responsabilidad y transparencia”. No hizo referencia al gobierno de Calderón, como tratando de desviar la atención sobre lo verdaderamente importante.
En síntesis, lo que debe hacerse en contra de la opacidad y el derroche de recursos, es revisar la cuenta pública del gobierno federal. Lo que no hacen los diputados desde los ejercicios presupuestales de los últimos años. Durante el gobierno de Vicente Fox. Una tarea que tiene pendiente, por cierto, el Congreso de la Unión. Indispensable porque en tanto no se revisa cómo se gastan los recursos públicos, no se tiene el diagnóstico de los huecos presupuestales. Revisión de la cuenta pública. La otra parte, imprescindible, de la mano de la aprobación de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos. Pero eso no sucede ahora. Ahí hay un hoyo en las finanzas.
Por otra parte, como lo argumentó el diputado del PRI, César Augusto Santiago, durante la comparecencia del secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, ante la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados, “¿en dónde están los recursos de las (llamadas) disponibilidades” que guarda la SHCP?”. A eso no contestó Cordero. Pero son fondos de lo que no se gasta, como los subejercicios de los gobiernos de los estados y otros “ahorros”. Simplemente se acumulan, pero nadie sabe en dónde están, ni lo que se hace con ellos. Esos recursos tienen que clarificarse.
Ciertamente el órgano fiscalizador de la cuenta pública hace su trabajo. La Auditoría Superior de la Federación, el brazo contable de la Cámara de Diputados. Pero es tiempo de ventilar el tema del gasto a la discusión del pleno, y sobre todo al interior de la sociedad. Es la hora de hacer las aclaraciones respectivas. Que el gobierno se gane la confianza de los contribuyentes, conociendo el destino final de los recursos federales. El fruto de los impuestos que la gente paga como lo que es: una tremenda carga.

Contacto: sgb33@hotmail.com

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