miércoles, 27 de enero de 2010

El Foro Económico Mundial

INSEGURIDAD
28/enero/2010

*Davos, los ricos tras la recuperación
*Está dividido el Foro Social Mundial

Llegó el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) que se realiza cada año en la ciudad alpina de Davos, en Suiza. El escenario de La montaña mágica, monumental obra de Thomas Mann, donde ahora se esperan hasta 16 grados bajo cero. Comenzó ayer y cerrará el domingo. Durante cinco días se hablará de economía y finanzas, en medio de fuertes dispositivos de seguridad (al menos cinco mil policías) para evitar a los globalifóbicos.
Un espacio similar, pero tampoco tan falso, como las reuniones sobre el Cambio Climático que se desarrollan en diferentes países. Por la sencilla razón de que, en este caso, están de por medio los negocios, las tendencias mundiales de las economías, los flujos de inversión. En fin, la todavía crisis económica global que encabezan los Estados Unidos, y arrastra a muchos otros países como México.
Acuden dos mil 500 invitados de todo el mundo, entre unos 40 jefes de Estado, 20 ministros de finanzas, gobernadores de bancos centrales, dirigentes empresariales, analistas financieros, periodistas e integrantes de algunas ONG. La mayoría proceden de los países industrializados, pero también acuden algunos de los países en desarrollo (rimbombante concepto para nombrar a los países explotados por los países imperialistas).
Una reunión muy concurrida, después de las cumbres del G-8 y las del G-20 (la misma pero ampliada), porque llegan principalmente los hombres ricos, y los no tan ricos, para analizar las tendencias mundiales y las oportunidades de inversión y de negocios. George Soros, el multimillonario y especulador estadounidense de origen húngaro, define a la WEF como: el cónclave de la élite económica y política mundial para el debate de los problemas contemporáneos.
Esta vez, el evento coincide con los 40 años de realización del Foro. Doble optimismo. Porque la reunión de 2008 se efectuó entre la penumbra por la inminencia (último trimestre de 2008 y primeros meses de 2009) de la crisis económica (y financiera) global. En 2009, de plano no se habló de otra cosa que la profundidad de la crisis, la peor de los últimos 30 años (Soros) y hasta equiparable a la de 1929, según el consenso global. Pero en 2010, el evento transcurrirá sobre la perspectiva de la recuperación, porque los organismos de las finanzas internacionales, como el FMI y el BM, pronostican que lo peor de la debacle ya pasó y la recuperación está tocando a las puertas del mundo.
Por eso el lema de la cumbre ahora es: “Mejorar el estado del mundo: repensar, rediseñar, reconstruir”. Un eslogan que recuerda más el análisis de los años 80 (la edición es de 1983) de Fidel Castro, bajo el título: La crisis económica y social del mundo, que desnudó las contradicciones del capitalismo en esta etapa, más que creer en tan desbordado optimismo cuando los ricos no hacen otra cosa que velar por sus intereses, por el “estado del mundo” como lo conciben ellos. Pero en fin.
Se presume que el optimismo es por los acuerdos últimos alcanzados por el G-20 (los ricos, más los en desarrollo), e incluso avanzar más como lo han propuesto Alemania, Reino Unido, Francia y Estados Unidos, sobre el tema de la regulación de los sistemas financieros, principalmente los bancos. Como lo dijo recién Barack Obama: tratar de impedir que los bancos arriesguen demasiado. Buena medida, a criterio del turco-estadounidense Nouriel Roubini. “Lo que propone Obama va en buen sentido, pero no va suficientemente lejos. Debemos separar los bancos comerciales de los bancos de inversión”. Por los elevados riesgos que corren los inversionistas.
Contra esa postura van también los banqueros, desde luego. A mostrar oposición a la política de los gobiernos que los quieren atar de manos como EU. Aunque es necesarísimo, lo quieran o no. Que se logre es un supuesto, porque finalmente quienes manejan los recursos son las instituciones financieras, más allá de los monopolios y oligopolios que controlan los flujos internacionales de muchas marcas de mercancías y modelan el mercado a su manera.
Porque, entre las multinacionales de la industria y los magnates del sistema financiero se decide, quiérase que no, finalmente el destino de los sistemas económicos del mundo. Las políticas de los gobiernos solo les ayudan o les pone piedras en el camino, pero nada más. Porque siempre se salen con la suya, puesto que son los amos del dinero. A ver hasta dónde llega el Foro, o si se queda con el eslogan y las manos vacías frente a quienes manejan el sistema financiero. En estos eventos resulta trascendental el papel que juegan países como Rusia, China y la India. A ver qué pasa.
En tanto, Luis Inacio Lula da Silva, el presidente de Brasil, el viernes recibirá el merecido reconocimiento al “estadista global”, porque “ha demostrado compromiso social y la capacidad de privilegiar un crecimiento económico integrador y con justicia social”, de acuerdo con el fundador y presidente del WEF, Klaus Schwab. Asistirán también tres presidentes más ortodoxos: Felipe Calderón de México, Álvaro Uribe de Colombia y Ricardo Martinelli de Panamá. Estarán en representación (¡sic!) de Latinoamérica.
Los opositores al WEF, entre los que antes se contaba con el propio Lula y también el PT de su país, estarán en Brasil el venezolano Hugo Chávez y el Boliviano Evo Morales. Los movimientos de izquierda en contra del neoliberalismo capitalista, reunidos en el Foro Social Mundial (FSM) que surgió hace 10 años, ahora padece una crisis de identidad. Sí, los globalifóbicos (como los calificó en su momento Ernesto Zedillo), están divididos. Por primera vez habrá dos reuniones: una la tradicional en Porto Alegre que es antipartidos; y la otra en Salvador de Bahía, donde estarán los partidos como el de Lula. Por eso se augura una década difícil para las fuerzas progresistas, como lo expresó uno de los fundadores del FSM, Boaventura de Sousa Santos. La falta de proyecto y definición los alcanzó.

Contacto: sgb33@hotmail.com

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