martes, 16 de febrero de 2010

Revocación de mandato

INSEGURIDAD
17/febrero/2010

*Descomposición del escenario nacional
*Y convocatoria de la sociedad civil

Muy tarde para él, pero apenas a estas alturas el presidente Felipe Calderón se está dando cuenta que un país no se puede gobernar solo; es decir, sin los apoyos indispensables, sin los amarres, sin los acuerdos políticos, sin el consenso. Pero incluso más que los partidos, más que su propio PAN; más que su gabinete o la Iglesia católica; más allá de los poderes fácticos, hasta del respaldo incondicional de las Fuerzas Armadas. Más allá del estilo que pretenda imponer como Presidente, su “marca sexenal”, se requiere del respaldo de la ciudadanía, de los mexicanos en general. Ese es el principal apoyo para gobernar un país como México, y como cualquier otro.
Y ese espaldarazo no lo tiene porque no hay consenso a su favor, porque sencillamente no se lo ha ganado. Con tres años y 77 días —luego de una toma de protesta muy atropellada en la sede del Congreso, por la ilegitimidad con la que llegó al poder, y la promesa de “cumplir y hacer cumplir la Constitución”—, el presidente Calderón no ha hecho nada a favor de los mexicanos. Porque tampoco ha tomado las medias necesarios —de política económica y de política política—, para resolver los problemas de México.
Todo lo contrario, los venidos a menos se han magnificado; y los peores se están agravando al colmo de la intolerancia. Al grado de orillar al país hacia la ingobernabilidad. Por eso la incertidumbre que padecen las personas en sus vidas cotidianas, y por eso mismo la inestabilidad social. Porque en los hechos se retrocede rumbo a un Estado “sectario” (que en muchos casos es “fallido”), y para beneficio de unos cuantos.
Porque se avanza menos hacia la consolidación de un Estado nación. Porque brilla por su ausencia el interés general y el bienestar de la población. Porque no hay proyecto de nación, hay políticas de relumbrón. Hay la aplicación de medidas de reacción más que prevención. Es la política de tapar un hoyo destapando otro, o de simple allanamiento haciendo a un lado la planeación. En eso han transcurrido los tres años de gobierno, y las demandas no satisfarán en menos de lo que resta del sexenio.
Por lo mismo, el de Calderón sí que es un gobierno fallido. Porque no hay rumbo, ni timón. Porque el barco anda a la deriva tanto por la agitación de las aguas como, y sobre todo, porque el capitán no sabe conducir. Por eso naufraga México. Por eso la defenestración del presidente Calderón. Por eso el rechazo. Por lo mismo, ayer se anunció el movimiento ciudadano en pro de la revocación de su mandato.
Cuando también ayer, el presidente Calderón dijo en San Andrés Cholula, que “La patria es primero”, parafraseando a Vicente Guerrero. Y, agregó, “por eso debemos defenderla de la amenaza de la inseguridad y la delincuencia; la patria es primero y por eso debemos trabajar por brindarle bienestar a todos los mexicanos, especialmente a los adultos mayores; la patria es primero y por eso debemos forjar un futuro distinto a las generaciones de hoy y mañana; la patria es primero y por eso todos los actores políticos y sociales estamos llamados a anteponer el interés superior de la nación por encima del interés particular, por legítimo que sea”.
Pero precisamente, porque “la patria es primero”, Calderón no ha “trabajado para brindar bienestar a los mexicanos”, como dice, y en ningún sentido. Porque “la patria es primero”, él mismo debió consultar qué hacer antes de “defenderla de la amenaza de la inseguridad y la delincuencia”, sacando al Ejército a las calles para ensangrentar al país. Porque en el reconocimiento implícito de “estar poniendo un freno con toda la fuerza del Estado a la delincuencia”, sabe que está fallando. Por eso es que, hizo el llamado, “la necesaria participación ciudadana para tener éxito en esta tarea” (discurso de ayer en Puebla).
Pero es un poco tarde, por no decir demasiado. A estas alturas los agravios son muchos, y los agraviados más. Porque el propio Presidente se ha manchado las manos de tanta gente inocente que ha muerto en su fallida guerra antinarco y contra la delincuencia organizada. Por eso mismo, ayer el “Comité Civil Nacional para la Revocación del Mandato de Felipe Calderón” anunció la “consulta nacional ciudadana”, que realizará los días 22 al 24 de mayo en todo el país, para consultar a los mexicanos “si quieren que Felipe Calderón deje ya de ser el Presidente…, un cargo que ha venido usurpando”, desde su cuestionable arribo.
Por eso el repudio es generalizado. Porque los llamados de Calderón para el apoyo ciudadano son tardíos. L a soberbia le ganó y creyó que con las armas del Ejército, y sin consulta popular podría lograrlo. Pero la guerra le es ahora contraproducente. Sin resultados a estas alturas ya nadie le cree. Por eso reconoce que, “donde no hay participación ciudadana no hay solución de fondo a los problemas”. Pero eso mismo debió preguntar antes, si es que no lo sabía. Porque a estas alturas del partido la consulta se le revertirá.
Ahora, el citado Comité realizará la consulta ciudadana, con votación y todo, para saber si los mexicanos quieren que Calderón se queda o se vaya. Es previsible el resultado, sea o no copiosa la participación. A la pregunta de si Calderón se queda o se va, la respuesta será obvia. No hay mexicano que quiera en la Presidencia alguien que no resuelve. Todo lo contrario.
Como dicta el comunicado que anuncia la consulta: “Se realizará en un contexto de extrema agudización de las políticas antipopulares de Calderón, y en un ambiente de creciente irritación social…”. “Ha llegado la hora de implementar esta determinación ciudadana con la que el pueblo, con plena dignidad, se dispone a conmemorar los centenarios”. Porque Calderón se ha “consagrado a hipotecar el patrimonio histórico de nuestra sociedad, llevando al país a una verdadera ruina económica, ética, política, científica, cultural”.
“Si Porfirio Díaz fue depuesto por violentar los principios constitucionales, si Victoriano Huerta lo fue porque instituyó gobierno aplastando esos principios, Felipe Calderón será depuesto porque llegó al gobierno de manera fraudulenta y porque, instalado en el gobierno de manera espuria, se ha dedicado a ejercer políticas públicas que constituyen un trastorno que atenta contra los principios de la Carta Magna”. Cierto que “cada quién es responsable de su tarea”, dijo el mismo Calderón en Aguascalientes, pero él no está haciendo la propia.

Contacto: sgb33@hotmail.com

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